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Exposición rural: las retenciones al campo sin acuerdo | ||
En palermo se volvió a discutir sobre las necesidades de cambio en este tributo | ||
Lenta y cauta bajó Amelie del cuidado remolque llegado desde el interior bonaerense al porteño Palermo. Ya en el piso acomodó sus cuartos traseros -no menos de 60 kilos cada uno- y con lentos movimientos de su cabezota pispeó el ambiente. Luego, distante, ajena a emociones, manejando la situación, vio avanzar a un barbudo. Sintió sus caricias y escuchó: -Bienvenida, señorita, usted llegó primero y con usted se larga la fiesta del campo argentino, ¡adelante! -le dijo el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, y Amelie, una vaca de la raza Simmental, con sus 959 kilos, preñada un mediodía de hace ocho meses por un toro atrevido y perteneciente a la Cabaña Los Negritos de Capitán Sarmiento, rumbeó hacia su brete en pleno corazón de Palermo. Eran las 8 de la mañana del martes 21. Y con dictado de mucha historia se ponía en marcha la 124ª Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria que organiza la Sociedad Rural Argentina (SRA). Diez días después, La Rural vuelve a ser el pesebre en el que se alimentan, una vez más, las idas y vueltas -diferencias- entre los distintos eslabones del poder agroganadero del país y el poder político de turno: hoy, de la mano del kirchnerismo. Retenciones. Ésa es la palabra que parte el curso de las aguas no tangencialmente sino en varios riachos. Hace dos años el campo se cohesionaba con la oposición política y parte de la sociedad en un único frente: el rechazo a la resolución 125. Y en lo que fue una expresión unívoca de poder, ese conjunto derrotó aquella imposición alentada por el kirchnerismo, un esquema de decisión que ingresó vía aquella batalla perdida en un proceso de debilitamiento. Pero no tanto como aspiraba en aquel entones el arco integrado por la variopinta gama de campo, política y clase media disgustada con formas y estilos de gobierno. Un poder que, por mil razones determinadas por la dialéctica que es propia de la historia, hoy recuperó iniciativa. No calidad de gestión, claro. Iniciativa. Contracara de lo que sucede en el espacio que ocupa aquella oposición. Otrora poderosa, como contrapoder ha devenido más en recuerdo de aquel tira y afloja de la resolución 215, que en manifestación concreta de poder pudo doblarle la mano al gobierno. ¿Retenciones sí o no? ¿Sólo para algunos productores? ¿Sólo para algunos productos? Ése es, en términos básicos -"los más apropiados para explicar lo complejo", escribió alguna vez Adenauer- el dilema que hoy jaquea a la oposición, que encuentra en su mayoría parlamentaria una posibilidad cierta de quitarle "caja" al kirchnerismo a través del recorte total o parcial de las retenciones. La Sociedad Rural Argentina parte la tabla: retención cero. Una línea coherente con su historia, que habla de su resistencia a todo impuesto que sea regresivo para la producción. Basta leer en su sede de Florida al 100 sus ricos anales para corroborarlo. La Federación Agraria Argentina va por el medio: que paguen los que "cortan el bacalao en el campo", diría uno de los dirigentes más expresivos que tuvo la entidad en su siglo de existencia: el ya desaparecido Humberto Volando. Ésa es la posta que recupera su máximo dirigente en este presente, Buzzi. Pero ni una ni otra inciden por sí solas en el poder político. La SRA ya no expresa el poder que comenzó a institucionalizar el 10 de julio de 1866, cuando nació liderada por una familia cuya proyección en la historia argentina permaneció inalterable hasta un tiempo que se puede tocar con la mano -Martínez de Hoz- y un grupo de ganaderos le dio vida a la entidad. Estaban cohesionados por intereses objetivos: eran los propietarios de las mejores tierras del país para desarrollar hacienda y agricultura: la Pampa Húmeda. Una geografía que definió por la fertilidad de sus tierras la instalación en la economía mundial de una Argentina que trabajosamente tomaba forma de Estado nacional tras la caída de Juan Manuel de Rosas. Nacida para "velar por los intereses generales de la campaña", la SRA surgió recuperando un eslabón perdido en la necesidad de corporación propia que requerían los propietarios de la tierra: la Sociedad de Labradores y Hacendados, surgida en 1819 y desaparecida en 1857. Su último presidente fue, precisamente, un Martínez de Hoz. Durante más de un siglo la SRA fue un poder dentro del poder. "Una historia cantada de vaca y bosta, bosta y vaca", diría Federico Pinedo, disgustado con la SRA por la oposición a sus planes industrialistas. Pero entre mutaciones en materia de tenencia de la tierra, transformaciones en el uso del suelo y la sistemática decadencia de las exportaciones de carne, la SRA tiene hoy limado su poder. Ya no define el contenido de un gobierno. Y toma distancia de los extremos políticos que supo respaldar. También mudó la Federación Agraria Argentina. El desvanecimiento del poder que fue erigiendo a partir de aquel romántico reclamo de justicia que fue el Grito de Alcorta es una realidad. Más de 60.000 pequeños y medianos productores agroganaderos han resignado sus tierras bajo la forma de arrendamientos o venta de sus explotaciones a titularidades -muchas veces- de rostro esfumado. Alcorta y toda su épica ya son historia que orilla lo bíblico para la FAA. Pero claro, en materia de definir el futuro de las retenciones está la política. Y está con la legitimidad que le es propia en tiempos de democracia. Deficitaria pero democracia. Ya el destino de los también legítimos intereses de la producción agroganadera no se define en un corto paseo en volanta por el predio de La Rural como el que hicieron un día de agosto del 66 un general de turno en la Rosada, Juan Carlos Onganía, y Rafael García Matta, secretario de Agricultura y Ganadería. Y la política emerge -al menos en su ala opositora al régimen K- sin atisbos de poder cohesionarse tras una oposición única en el tema retenciones. No piensa igual Federico Pinedo (PRO) que Lilita Carrió (CC), ambos sentados esta semana a una misma mesa en Palermo. Se juntan pero no convencen al campo como para dar una solución a la eliminación de un tributo que pasa a formar parte de la caja K y cuyos fondos son usados en forma totalmente discrecional. La oposición volvió a mostrar sus carencias esta semana. Carencias a las que es ajena la vaca Amelie, que llegó a esta última semana de julio pastando en un brete bajo la mirada golosa de un inmenso toro raza Angus llegado desde una cabaña de Laprida. Pero Amelie está embarazada.
ENTREVISTA | Tabaré Vázquez: "Uruguay no necesita retenciones, sí inversiones" El ex presidente uruguayo Tabaré Vázquez, en sus reflexiones, dejó la impresión de que el sistema de decisión político de Uruguay se asienta vía permanentes acuerdos.
Apostillas de la rural |
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