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El Mundial Žno es un campeonato justoŽ | ||
Enrique Macaya Márquez tiene asistencia perfecta a la máxima cita futbolística desde 1958. Dice que "en cierto modo es una mentira porque ganás siete partidos y sos el mejor" del planeta. | ||
Desde el Mundial de Suecia 1958, Enrique Macaya Márquez tiene asistencia perfecta a las Copas del Mundo. Se trata del periodista argentino con más coberturas y del segundo en todo el planeta, detrás del escocés Malcom Brodie, quien empezó en el 54. "Eso habla más que nada de mi vejez", dice. Tras varias semanas hablando por teléfono, el comentarista encuentra un hueco en su agenda para recibir a Río Negro. "Tengo que laburar todos los días. Encima me cambian los horarios de un momento al otro. Ahora las cosas son así", explica el hombre que desde 1966, cuenta, no pasó más de dos meses afuera de la televisión. Antes de empezar la charla, avisa "Afuera no se puede, hay mucha gente". Entonces, con el auto apagado y con el chofer como testigo, Macaya habla sentado en el asiento trasero de un remise. Detrás suyo, además del mediodía de una jornada laboral, se ve la entrada de Torneos y Competencias. Adentro, Macaya habla de fútbol, fútbol, fútbol... Las canas no borraron sus nítidos recuerdos sobre los mundiales. "Se viajaba con aviones que paraban en todos lados; no estamos hablando del modernismo ni de la velocidad que tienen ahora, así que tardamos bastante en llegar a Suecia", cuenta. En 1958, Macaya viajó en un DC7, un turbo hélice de Panair do Brasil, con un pasaje conseguido como canje publicitario. Llegó a Frankfurt y se subió a un tren para ir hasta Hamburgo. Luego, en una camioneta partió hacia el norte de Alemania junto con el relator Raúl Ortega Moreno. Pasó por Dinamarca y cruzó al sur de Suecia donde Argentina jugaba sus primeros partidos. "Fueron más de 32 horas, más del doble de lo que se tarda hoy", recuerda. - ¿Cuáles son las diferencias de esos comienzos y de ahora? - El periodismo no sabía bien cómo era el fútbol que se jugaba en Europa en ese momento. La prensa no estaba tan informada como ahora, que tiene grandes facilidades para obtener datos. No había referencias concretas salvo alguna revista y alguna traducción de France Football que se le quiso acercar a los jugadores para saber cómo jugaba Alemania, que era el primer adversario. - ¿Se informaron con esa revista? - No, fue desechada porque sobreestimaban su capacidad y subestimaban las del contrario. Decíamos que los europeos le pegaban con la canilla. Finalmente Argentina jugó con casaca amarilla y perdió 3-1. Los argentinos creíamos que éramos los mejores del mundo. Pensábamos que en nuestro país se comía lo mejor, que el resto eran tontos porque se acostaban a las diez de la noche y se levantaban temprano para ir a trabajar. Esa mentalidad provocó que los hinchas, defraudados, recibieran al equipo en Ezeiza con monedazos. - ¿Por qué Argentina recién gana su primer Mundial en 1978? - Ahí empezó a organizarse seriamente la selección argentina por las exigencias de César Menotti, la decisión de los dirigentes haciéndole caso sobre lo que necesitaba y del momento político que atravesaba el país, al que le interesaba ganar el campeonato del mundo. No sabíamos si iba a ser ratificada la organización de la Copa porque era un gobierno de facto. Se jugaban muchos intereses. Porque después uno se enteró que era una época de una represión brutal por lo que una Argentina ganadora para el mundo era un país festejando en el Obelisco. La gente vivía con felicidad los triunfos deportivos y no tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo en otros lugares, cosa que es absolutamente cierta y fue así. - Aún hoy sobrevuelan las sospechas del título que logró Argentina. - Se ganó bien más allá de las sospechas permanentes que han quedado flotando y seguirá quedando sobre la victoria que se consiguió ante Perú por 6-0, lo que posibilitó que Argentina clasificara por diferencia de gol. Recuerdo que Brasil se fue eliminado sin perder un partido. La superioridad argentina al fin y al cabo quedó evidenciada en la final. Luego los holandeses no fueron a retirar la medalla del segundo puesto, algo que me extrañó mucho. Después me enteré que no querían participar en absoluto con la tendencia que tenía en esos momentos el gobierno argentino. - ¿Salir campeón es lo único que se acepta para no hablar de fracaso? - Dicen que nadie se acuerda de los segundos, de todas maneras estamos hablando en el mundo, de un campeonato que por su generalización, no es justo. En última instancia, como no hay otra forma de organizarlo, es una mentira. No una mentira de ex profeso, hecha para engañar a la gente, pero como se clasifica por zonas y no se juega todos contra todos porque es imposible, podés ganar siete partidos y sos el mejor del mundo, a lo mejor cruzándote con selecciones que no son las mejores. Macaya no duda en señalar que el seleccionado argentino que conquistó la Copa del Mundo en México 1986 fue el mejor de todos. "Bilardo innovó. Encontró el equipo a último momento, casi antes de ser sacado de la conducción técnica. Lo querían sacar porque la gira previa venía muy mal", asegura. - Durante las eliminatorias Maradona y la selección fueron muy criticados. Algunos se apoyan en esa y otras coincidencias para fundamentar que a Argentina le irá bien en Sudáfrica. Incluso se dice que el tiempo de trabajo juntos es fundamental. - Sí, esa es la última esperanza que nos queda para el Mundial. Que los jugadores reunidos puedan conectarse, enchufarse y puedan entender, si es que hay que entender, algún mensaje, que no sea el que Diego le quiere dar habitualmente a los periodistas.
JUAN IGNACIO PEREYRA |
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