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El gran año de los electrodomésticos
La Asociación de Fabricantes Argentinos .de Terminales Electrónicas (Afarte) estimó que se harán 900.000 LCD. Para su venta en cuotas fijas y sin intereses los comercios acuerdan con los bancos emisores de las tarjetas.

Como sucede cada cuatro años al disputarse un campeonato mundial de fútbol, este 2010 no será una excepción en cuanto a ventas de televisores y se superarán los registros anteriores, como consecuencia de las financiaciones ofrecidas por cadenas de electrodomésticos y supermercados. Si bien parecían haberse frenado al llegar a las 50 cuotas fijas, sin intereses, algunas firmas se arriesgaron a alcanzar las 60, asociadas con bancos.

Cuando un cliente compra con una tarjeta de crédito, por ejemplo un LCD, la entidad emisora de la misma abona al minorista el total en 72 horas, con un descuento del 12 al 15%. El comercio sacrifica así parte de sus ganancias pero se beneficia con los mayores volúmenes de venta. A su vez, los bancos consiguen así que los compradores serán sus clientes durante el lapso fijado para la operación, percibirán el costo financiero total (CFT), que incluye gastos administrativos, y tal vez obtengan beneficios adicionales, como los provenientes de eventuales refinanciaciones.

Fabricantes y comercios calcularon que este año las ventas de LCD desplazarán las de los tradicionales aparatos de tubo. En el 2008 se fabricaron cerca de 180.000 LCD; en 2009, 406.800, y este año la Asociación de Fabricantes Argentinos de Terminales Electrónicas (Afarte) estimó más de 900.000. Por eso varias empresas incrementaron sus producciones, como BGH, Carrier, BrightStar (Samsung y LG) y Newsan (Sanyo, Noblex, IVC y Philco). Radio Victoria acordó con la china TCL hacer en Tierra del Fuego los que se adaptarán a la norma Isdbt, aprobada por el gobierno nacional para sustituir a la analógica tradicional.

Los descuentos y las ofertas del 2009, inicialmente con propuestas de 12 y 36 cuotas fijas, contrarrestaron las caídas del consumo causadas por la crisis financiera internacional y sirvieron para facturar unos 20.000 millones de pesos.

Las mayores demandas se vienen advirtiendo, además, en lavarropas, cocinas, heladeras, notebooks y celulares.

Semejante tendencia favorable se profundizaría en este 2010, cuando la inflación anual oscilaría entre el 20 y el 25%. Ya las ventas de enero a marzo subieron el 30% respecto de idéntico lapso del 2009, reactivación en la que seguramente influyó la financiación que trepó a 50 mensualidades, sin interés, y en ciertos casos a 60.

No obstante, una franja de compradores prefiere plazos menores a cambio de una rebaja adicional. Megatone anunció que sus clientes podrán cambiar viejos televisores por flamantes LCD, recibiendo 400 pesos si los pagan en efectivo o con un crédito de la cadena y obteniendo sin cargo un decodificador digital de Cablevisión y un año de abono bonificado.

La producción local de electrodomésticos crecería entre el 10 y el 20% este año, tras alcanzar una participación de mercado del 30% en el 2009, de acuerdo con pronósticos de directivos de las cámaras argentinas de Industrias de Refrigeración y Aire Acondicionado (Cairaa), de Fabricantes de Electrodomésticos (Cafed) y de Artefactos a Gas (Cafagas). Por las alzas que afrontan en sus costos, se supone que los precios al público en el segundo semestre del año aumentarán cerca del 10%.

La reactivación alcanzó a la mayor parte del sector, en su mayoría pequeñas y medianas empresas metalúrgicas, que en la década del 90 del siglo pasado afrontaron el impacto de la caída del mercado y la presión de la competencia extranjera.

En la Federación de Cámaras Industriales de Artefactos para el Hogar (Fedehogar) estimaron que hay más de 120 fábricas en todo el país que ocupan a unas 15.000 personas en forma directa. De cualquier manera, la mayor parte de la fabricación y la facturación está concentrada en una treintena de firmas con más de 500 trabajadores, como Orbis, BGH, Longvie y Radio Victoria.

La Cairaa señaló la existencia de diez terminales, con 1.900 trabajadores directos y 1.800 indirectos si se consideran las industrias subsidiarias y las actividades conexas.

Desde el punto de vista de su distribución geográfica, los principales centros productivos se ubican en Tierra del Fuego, San Luis, San Juan y zonas de promoción fabril.

"Las empresas nacionales del sector en su conjunto pueden satisfacer las demandas del mercado interno de electrodomésticos pequeños (procesadoras de mesa y manuales, batidoras, licuadoras, estufas, ventiladores, entre otras)", según la Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa.

Ante semejante panorama, varias industrias invertirán para aumentar sus producciones y otras comenzaron a estudiar cómo instalarse:

* La mexicana Mabe destinará 67,8 millones de pesos entre este año y el que viene para ampliar sus plantas de heladeras y de cocinas e instalar una nueva de lavarropas en las provincias de Buenos Aires y San Luis.

* La cordobesa Codini concretó una alianza estratégica con LG Electronics, de Corea del Sur, para fabricar dos modelos de lavarropas, con un aporte de 2,5 millones de dólares.

* Alladio (Drean, entre otras marcas), de Córdoba, tiene proyectos y acordó con el grupo italiano Candy realizar dos nuevas líneas de lavarropas.

* Longvie, en Catamarca, Buenos Aires y Entre Ríos.

* BGH anunció la reapertura de su planta en Tierra del Fuego.

* Philco comenzó nuevamente a hacer heladeras.

Mientras en los 90 el 70% del mercado estaba controlado por los productos extranjeros, últimamente los nacionales abastecen el 65%.

Las mayores importaciones proceden de Brasil, donde concentraron grandes compañías transnacionales. Asimismo, llegan heladeras de una temperatura desde China y de dos de Chile, México y Turquía.

Fedehogar destacó el crecimiento exportador de China y que desplazara sus inversiones a Tailandia y Vietnam a fin de sortear posibles medidas proteccionistas y, asimismo, a naciones africanas. Los arribos de productos de la India y Asia meridional comenzaron a notarse.

Strat Consulting consideró que:

* El desarrollo de la industria argentina de línea blanca se vio limitado por el tamaño mediano del mercado interno y la ausencia de alternativas consistentes de exportaciones.

* La oferta local de varias líneas resulta insuficiente para cubrir la demanda. El sistema de licencias no automáticas con Brasil sirvió de plataforma para la reactivación.

* La industria argentina mantiene diferencias de escalas de producción respecto de la brasileña y no cuenta con estímulos a las exportaciones similares a los de sus competidores. Para integrarse al mercado global la actividad necesitará invertir en tecnologías e incrementar la capacidad productiva, especializándose más y concentrándose en determinados modelos o gamas de productos.

El perfil competitivo ofrece variantes para los distintos segmentos:

* Los artefactos de gas poseen buena calidad por las tecnologías implementadas, aunque la cantidad de fabricantes y la diversidad de modelos impiden alcanzar escalas eficientes. Cafagas nuclea a una veintena de firmas que ocupan en forma directa a 6.000 personas y, pese a competir con importaciones beneficiadas con un tipo de cambio favorable, consiguió que sus asociados tuvieran una participación del 55% en el mercado interno.

* En lavarropas se observó una importante concentración porque la escala se acercó a las internacionales. Las licencias no automáticas permitieron que la cantidad de nacionales vendidos oscilara del 62% del total en el 2007 al 80% en el 2009. Aunque crecieron las de los automáticos (captaron el 56% del mercado) y los semiautomáticos, esa evolución no fue suficiente para abastecer el mercado interno. Las exportaciones no fueron significativas.

* Los refrigeradores, con escalas de producción insuficientes para abastecer al mercado interno y en ocasiones sin incorporar determinadas tecnologías de punta, dependen de componentes importados desde Brasil.

Los esfuerzos para mejorar la competitividad y alcanzar un mayor desarrollo deberían provenir de:

* Eficiencia operativa, escalas de producción, capacidad de gestión y calidad de productos.

* Políticas industriales que contemplen esquemas de especialización.

* Mejores relaciones comerciales con otras naciones.

Los negocios de electrodomésticos estuvieron entre las víctimas de la crisis financiera. Cerraron más locales que los que abrieron y firmas importantes se presentaron en concurso de acreedores. Los cambios permitirían que este año se inauguraran unas 50 sucursales, con inversiones por más de 150 millones de dólares. A raíz de esto surgieron más demandas de alquiler de locales, que escasean no sólo en la ciudad de Buenos Aires sino también en el interior.

No existen mayores diferencias entre los productos nacionales y los importados; unos y otros son fabricados muchas veces por compañías globales que alcanzan las mismas calidades y cumplen con los mismos estándares que en cualquier otra parte del mundo. Sin embargo, Strat Consulting subrayó las altas importaciones de insumos y productos terminados desde Brasil, incluyendo las de multinacionales que colocan aquí todas sus gamas de modelos, con participaciones limitadas por licencias no automáticas.

Se exportan lavarropas automáticos familiares, congeladores, diversos tipos de estufas y parrillas de gas y aparatos para el cuidado del cabello, los cuales concentraron alrededor del 75% de las operaciones en el 2009.

Hacia el Mercosur se dirigió casi la mitad de las operaciones de electrodomésticos y a Chile más del 15%. Fuera de la región se destacó que Italia adquirió los citados aparatos.

 

Balance y perspectivas de una empresa

La crisis mundial, las particularidades locales derivadas de la misma y otros problemas internos influyeron para que el año pasado el Producto Bruto Interno (PBI) disminuyera del 4 al 5%, con una baja similar del consumo, señalaron en Longvie.

El balance reflejó dos períodos:

• Durante los primeros nueve meses las ventas mantuvieron niveles razonables, aunque no óptimos teniendo en cuenta la situación macroeconómica.

• Desde octubre pasado "se notó una caída significativa en la demanda, parte por un cambio en las expectativas de los compradores finales y parte por las reacciones de nuestros clientes (comercios) de reducir stocks ante una baja de la demanda final". Esto, "si bien no provocó situaciones críticas, tuvo por resultado una pérdida moderada en el período octubre-diciembre del 2009". Hasta se reconoció que "nadie conoce a ciencia cierta las razones de ese cambio abrupto, que por otra parte se produjo simultáneamente en muchos mercados de consumo durable y no durable". De cualquier manera, se mencionó como posibilidad el efecto de los aumentos en los servicios y la incertidumbre sobre los mismos que prevaleció anteriormente. Otras alternativas podrían ser las dificultades políticas que surgieron por el resultado de las elecciones del 28 de junio y la puja de poder que generó. En Longvie observaron que "cualquier elemento que aporte incertidumbre a los consumidores retrae la demanda, ya que se prioriza una actitud conservadora ante variadas posibilidades negativas para el futuro".

La situación mejoró desde que comenzó el 2010, "fundamentalmente por la terminación del período de depuración de stocks excesivos respecto de la necesidad real relativa al nuevo nivel inferior de ventas". También pudieron incidir las expectativas de mayor inflación, la reducida tasa de interés que pagan los bancos por los plazos fijos y la estabilidad del dólar, que motivarían adelantos de compras para aprovechar precios más bajos ante la baja rentabilidad financiera de otras opciones. Influyeron, por otra parte, "las licencias automáticas que protegen en alguna medida la producción de la competencia desleal del exterior y la relativa debilidad del dólar frente a las monedas en que está nominada la importación de bienes competitivos con los nuestros, principalmente el euro y el real". Sin embargo, este último efecto "luego se revirtió parcialmente, con la revaluación relativa del dólar respecto de esas monedas". A ese deterioro reciente de la competitividad argentina se agregó "la relativa estabilidad del peso respecto del dólar en un contexto de costos internos crecientes, con lo cual se deterioraron las condiciones para la exportación de nuestros productos".

Y, si bien las perspectivas son "medianamente favorables", surgieron "algunos nubarrones que pueden opacar los resultados finales, como la aceleración inflacionaria que se agrega a los ya extremadamente altos índices actuales que generan importantes problemas, como la aceleración de la habitual escalada precios/salarios y las dificultades evidentes de poder ofrecer a la industria financiación para sus inversiones a tasas y plazos adecuados".



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