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Educación virtual: una formación bien real
El espacio cibernético brinda nuevas modalidades de transmisión del conocimiento. La formación profesional presencial o semipresencial en aulas virtuales gana cada vez más terreno. Hoy casi la mitad de las universidades brinda posibilidades de capacitación o especialización a distancia, favoreciendo a la población alejada de los centros educativos.

Uno de los fenómenos más emblemáticos de la globalización es la comunicación a distancia en tiempo real. Ante el surgimiento del espacio cibernético surgen nuevas modalidades de transmisión del conocimiento y como consecuencia de ello la educación transforma sus prácticas e incorpora nuevas tecnologías.

A la cultura escolar monopólica de las últimas décadas le ha surgido otro competidor: la formación a distancia no presencial o semipresencial. Se trata de una metodología específica de capacitación basada en nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) en la cual la transmisión de contenidos se realiza a través de internet. El aula virtual reemplaza el aula tradicional y el intercambio alumno-docente se realiza a través de aplicaciones específicas: la videoconferencia, los foros temáticos, las imágenes, el correo electrónico y el chat, entre otras modalidades que tienden a favorecer un intercambio y una participación muy activos.

 

En la actualidad la oferta educativa virtual es proporcionada aproximadamente por 48 de las 103 instituciones del sistema universitario nacional, frente a las 25 que ofertaban carreras a distancia en el 2000, es decir que prácticamente el número se ha duplicado.

Con respecto a las carreras ofrecidas, un estudio de los expertos José Francisco Martín y Maida Diyarian indica para el 2007 un total de 304, distribuidas en los siguientes niveles: un 36% correspondía a grado, un 34% a pregrado y un 30% a posgrado.

Otro dato representativo es la evolución de la matrícula, que pasó de 18.864 alumnos en el 2002 a 54.880 en el 2006. En cuanto a las disciplinas de mayor preferencia de los estudiantes, se observan tres áreas principales: administrativo-contable, con el 32,58%; jurídica, con el 28,78%, y educación, con el 16,66%, las cuales concentran casi el 80% de los alumnos a distancia.

En América Latina un informe publicado en el 2005 por el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc) revela que se ha identificado un total de 456 instituciones de educación superior en la región con algún tipo de programa de educación virtual.

Esta modalidad de aprendizaje permite, entre otras cosas, el acceso a la educación a una inmensa población distante geográficamente de los centros educativos urbanos. En este sentido, sería casi imposible imaginar a un habitante de Guaminí, Los Toldos o Mar de Ajó, en particular este último, viajando diariamente 200 kilómetros a Mar del Plata para comenzar sus estudios universitarios. Tal ha sido la experiencia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero que, con el objeto de acercar un aprendizaje de nivel profesional a una población importante de empleados bancarios, estableció un convenio de formación con el Banco Provincia de Buenos Aires que permitió desarrollar la capacitación de no menos de 1.000 empleados, logrando así trazar ese círculo virtuoso que consiste en armonizar formación y trabajo.

Otra característica de importancia es la flexibilidad en la administración del tiempo de estudio, lo que permite que la ecuación trabajo-formación profesional se realice en forma simultánea, sin colisiones.

El aprendizaje virtual también convoca a otros destinatarios: los graduados universitarios que en la búsqueda de la capacitación permanente deciden continuar sus estudios y especializarse en programas de posgrado o iniciar nuevas carreras.

Para aquellas mujeres que aspiran a compatibilizar el cuidado de sus hijos y las actividades del hogar con su vocación de estudio estas propuestas también brindan un sinnúmero de beneficios.

Ahora bien, ¿cuáles son los elementos distintivos de esta modalidad de aprendizaje?

Se denomina "campus virtual" al espacio cibernético en el cual docentes y alumnos realizan sus actividades. Cabe señalar que para acceder a la formación virtual no se requieren conocimientos especiales de informática; el requisito técnico es disponer de una computadora conectada a internet y la realización de una operatoria muy sencilla.

Al ingresar al campus se accede a los contenidos multimediales (didácticos), a los foros de discusión y al correo electrónico. Estas herramientas de comunicación facilitan el diálogo docente-alumno, aunque también existen unidades de asistencia al usuario ante problemas de conectividad, aspectos técnicos u otros servicios.

Es importante destacar que los estudios referidos a los resultados en el aprendizaje con estas tecnologías señalan que son muy similares a los obtenidos mediante los métodos convencionales. Al respecto Phipps & Merisottis (1999), del Instituto de Políticas de Educación Superior (Washington DC), observan que "muchos de los resultados parecen indicar que la tecnología no es tan importante como otros factores tales como la pedagogía y el arte de la enseñanza".

En la actualidad, los títulos otorgados por un variado número de organizaciones educativas tienen validez oficial. Este aspecto es de vital importancia a la hora de elegir las mejores ofertas institucionales. La resolución del Ministerio de Educación Nº 1717/04 (en el nivel de Educación Superior) requiere determinados estándares de cumplimiento a los efectos de aprobar los proyectos educativos de las instituciones en lo relativo al alcance de las carreras, el plan de estudios, la carga horaria, la evaluación del aprendizaje, el perfil académico del equipo docente, la infraestructura y el equipamiento tecnológico. Datos, información, conocimiento... se han convertido, como señala Alvin Toffler, en una de las reservas más valiosas del mundo contemporáneo.

Numerosos observadores sostienen la importancia del "conocimiento" en la generación de la riqueza de un país. El desafío estará dado, entonces, por lograr que el acceso al ciberespacio digital se torne más equitativo, permita generar una mayor movilidad social y contribuya a la transformación de la vida de las personas. En este sentido la educación virtual cobra un especial protagonismo, pero para ello las instituciones deberán procurarse un marco organizativo y técnico de modo de adecuarse a los nuevos paradigmas.

 

DEBORA SCHAPIRA

(*) Lic. en Administración de Empresas. Posgrado en Educación (Universidad Torcuato Di Tella). Profesora en la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Universidad Nacional de San Martín



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