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Tierra de desilusiones
Los zonales no rinden a nivel nacional. En los últimos 24 años, sólo Cipolletti pudo ascender.

La desilusión de Cipolletti en otra final de Argentino A pegó con dureza en miles de almas albinegras, pero debe pensarse como un golpe que repercute en todos los niveles del fútbol regional. Porque hay un dato que habla por sí solo: en los últimos 24 años, sólo un equipo ascendió por la vía deportiva de un campeonato federal a otro superior.

Ese conjunto fue justamente el dirigido por Domingo Perilli, en 2007, cuando se produjo su regreso triunfal al Argentino A después de un destacable torneo que no sólo marcó la vuelta de Cipolletti a la categoría que hoy quiere y no puede abandonar, también provocó la vuelta a las cancha de miles de hinchas que ahora retornaron al ostracismo.

Las estadísticas son crudas. Salvo por la conquista antes citada de junio de 2007, ningún zonal consiguió en la cancha saltar de una categoría federal a otra superior desde la temporada 85-86, cuando Cipolletti ascendió al Nacional B. Desde ya, no se toman en cuenta las contemporáneas clasificaciones al actual Torneo del Interior porque justamente se logran a nivel doméstico. Los representantes neuquinos y rionegrinos siempre se frustran cuando salen a competir afuera. Y sólo llegaron a los Argentino A y B por invitación.

Acostumbrados a escuchar que en la región el fútbol se encuentran en una profunda crisis, esta certeza se impone por sobre las causas que la motivaron. Pero, ¿Por qué Cipolletti no puede ascender a la B Nacional, donde sus hinchas, sus dirigentes, sus jugadores, creen merecer estar? ¿Por qué Deportiva Roca padece una y cien veces en un Argentino B que no parece un torneo demasiado competitivo? ¿Qué le falta a Cruz del Sur para dejar de ser el equipo "chico" de la zona y pensar en pegar el salto?

Las posibilidades se acortaron con el correr de los años debido a las reestructuraciones de los torneos, sin pasar por alto que la mayoría de ellas perjudicó a los equipos del interior. Para el caso, en los viejos Regionales que se desarrollaron entre 1967 y 1985 clasificaban a lo largo y ancho del país entre 12 y 18 equipos, que iban a parar a los Nacionales de antaño. El primero en conseguir el pase fue Cipolletti en 1973, logro que después repitió en 75, 77, 79 y 85; Roca ascendió dos veces (78 y 82), Atlético Regina en el 74 y Alianza en el 85, el último de estos torneos.

A partir de ese año la AFA reformuló las competencias y surgió en escena el Torneo del Interior y la B Nacional. Desde ahí hasta la fecha, la competencia sufrió nada menos que doce reformulaciones, a un promedio de una cada 24 meses. Salvo por Cipolletti, no hubo equipos zonales que pegarán el salto de categoría sin ser invitados o por quedarse con torneos domésticos.

Alianza ganó la posibilidad de jugar el Argentino B que comenzó a finales del 99 porque fue campeón del Apertura de Lifune. Roca dio la vuelta olímpica en agosto de 2000 en el "Marcos Laffita" y también llegó hasta la cuarta división, igual que el Gallito y Petrolero, dueños de los domésticos en 2000. La participación de Centenario en la 00/01 tuvo el mismo resultado: eliminación en segunda ronda, en marzo de 2001.

En 2005 Cruz del Sur se sumó a los zonales en el B. Logró llegar hasta ahí al quedarse con la plaza que el Consejo Federal le había otorgado a la Liga de Bariloche ya que ningún otro equipo estaba en condiciones de jugar.

Las fórmulas para asegurar el éxito no existen, sí los planes. Porque tanto adentro como afuera de la cancha, los éxitos en el fútbol están atados a las ideas bien ejecutadas. Lo demás es subjetivo. Durante décadas se pensó que sólo los jugadores "foráneos" poseían la jerarquía suficiente para alegras los corazones futboleros. Desde los 70, pero especialmente en los 80 y 90, los dirigentes de la región adquirieron jugadores en masa, arriesgaron cuentas y patrimonios y taparon las canteras.

Las crisis económicas provocaron un forzoso cambio en las entidades. Llegaron tiempos de ahorro, ajuste, convocatoria de acreedores y hasta desapariciones. Salvo algunas excepciones, los refuerzos pasaron a vivir a la vuelta de la esquina y los pases a girar sólo entre ligas vecinas. Se terminaron los colectivos llenos de jugadores.

Las frustraciones se hicieron tan habituales que ni siquiera sorprenden. El año pasado Independiente de Neuquén estuvo a punto de bajarse del Argentino B, comenzó tarde con la pretemporada, consiguió jugadores a último momento, clasificó con apenas 14 puntos en 10 partidos y hasta ganó la ida para quedar entre los diez mejores, por 5-0. Claro, la vuelta la perdió increíblemente en Comodoro Rivadavia por 6-1 (fue eliminado en los penales) y en el Clausura apena sumó 6 puntos. A la inversa, Roca hizo una buena segunda parte del torneo (terminó primero) y llegó entonado al mano a mano con Madryn, pero cayó por 5-0 en la ciudad de las ballenas y la vuelta terminó en escándalo.

24 años antes, Cipolletti e Independiente disputaron mano a mano, en una final que tuvo aplazos, polémicas y hasta un tercer partido en el Maiolino, el pase al primer Nacional B que organizaba la AFA. El Albinegro venció con autoridad al Rojo neuquino y comenzó con su derrotero en la segunda categoría del fútbol nacional. Allí se (re)inauguró una política basada en incorporaciones masivas, sueldos elevados y escaso uso de la cantera. Con Néstor García como presidente, la primera temporada de Cipolletti fue para permanecer y lo consiguió. Para la segunda, la 87-88, la dirigencia tiró la casa por la ventana y el equipo hizo una campaña memorable, al sumar 52 puntos y quedar tercero, a 6 del ascendido Mandiyú. Mientras eso sucedía, a mediados del 87 Roca se quedaba afuera del octogonal final del Torneo del Interior, algo que un año después le sucedería a Sol de Mayo.

1989 fue una año crítico para el fútbol regional, como para el país. Los proyectos se caían a pedazos y los clubes sufrían el inicio de una crisis económica que llega hasta nuestros días. Cipolletti despedía jugadores, el DT Cacho Cadars daba un paso al costado y ligas como Lifune paraban la actividad porque había instituciones que no podían afrontar los gastos.

La cuarta temporada del Albinegro volvió a ser mala y aunque armó un buen equipo para salvarse, en la 90-91 quedó cuarto pero de todas formas descendió de la B Nacional. Se trata de una categoría a la que volvió por invitación en la 96-97, de la que cayó nuevamente en el 00-01y que hoy mira con añoranza.

El 14 de mayo de 2006 Alianza fue hasta Lincoln para alimentar el sueño del ascenso al Argentino A, pero en un partido sumamente polémico, donde pasó realmente de todo, Rivadavia venció por 3-0 y el "Gallito" no sólo se quedó con las ganas, sino que además inició un proceso de desmoronamiento que lo devolvió a Lifune.

Ejemplos de frustraciones son los que sobran en el fútbol regional. ¿Cómo hacer para frenar este tobogán de decadencia?

Los clubes de la región quieren progresar deportivamente pero las herramientas que se utilizan no son las correctas. La mirada interior debe ser profunda, el replanteo de los métodos también.

Quizás a algunos les falte menos que a otros para dar el salto, pero son los mismos clubes los que deben encontrar la solución, porque sino la poca gente que va a las canchas, desaparecerá. A ningún hincha le gusta ir a ver cómo su equipo queda constantemente a mitad de camino.



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