Jérôme Sassiat es un francés que desde años trabaja con productos primitivos de Malí, país africano donde él mismo desarrollo un trabajo cooperativo y sustentable con lugareños.

Radicado en el Alto Valle promociona las creaciones allí producidas, cuyas rentas vuelven a sus hacedores.

Jérôme recuerda que Malí limita al norte con Argelia, al este con Níger, al oeste con Mauritania y Senegal, y al sur con Costa de Marfil, Guinea y Burkina Faso.El tercio norte del país forma parte de la región del Sahara y el sur de la zona del Sahel.

Está entre los países más pobres del mundo, con un 65% de su territorio desértico o semidesértico y con una distribución de la renta altamente desigual. La actividad económica se confina, en gran parte, al área irrigada por el Níger. La población de Malí esta formada por diversos grupos étnicos sub-saharianos, compartiendo tradiciones históricas, culturales y religiosas similares. Las excepciones son los Tuaregs y los Maurs, nómadas del desierto, relacionados con los Bereberes africanos del norte.

Malí ha podido conservar algunos elementos importantes de su cultura tradicional. Su música es muy rica, destacan las melodías tocadas con la kora, una especie de arpa construida a partir de una calabaza. Ya se trate de arquitectura, tallas de madera, tallas de bronce o barro, diseños de tela, joyas de oro, la danza o la música, el pueblo de Malí es muy creativo. Malí es también famosa por el diseño de sus telas y el bazin (algodón) pintado a mano utilizando los métodos tradicionales que se han transmitido durante muchos siglos. En Cipolletti, donde vive Jérôme, compartió con eH! las telas que importa desde allí y que llegan a perder a quienes están en el mundo del diseño. Con lo recaudado, Jérôme colabora en los emprendimientos de una ong de mujeres malíes, con quienes está construyendo un ecohotel en ese país.

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