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Inmersa en la cordillera
Se inauguró el eco resort de montaña Lahuen Co en el Parque Nacional Lanín

En el sur de Neuquén, sobre la cordillera, hablar de arquitectura y paisaje puede tornarse remanido. Es que casi todos los arquitectos, de una u otra manera, ante una presencia tan fuerte y clara de la naturaleza que se expresa despertando los sentidos en cada estación, no pueden hacer la vista gorda y mirar para otro lado.

La arquitectura y el paisaje aquí van siempre de la mano, desde los bocetos iniciales hasta los materiales que se usan para concretar el proyecto realizado.

Pero trasladar así nomás estos conceptos al recientemente inaugurado eco resort de montaña Lahuen Co, sería, al menos, liviano de nuestra parte. Todo el emprendimiento, que incluye también el spa termal y el restaurante, está ubicado en el corazón del Parque Nacional Lanín, en medio del bosque andino patagónico, uno de los lugares mejores cuidados como reserva natural, con una variedad de fenómenos volcánicos, grandes lagos y una cantindad de especies que conviven alejadas al menos sesenta kilómetros de los centros urbanos.

Por eso aquí no quiero proponer el concepto de arquitectura que tiene en cuenta a la naturaleza, que se ensambla a ella.

Aquí, para hablar con precisión, la arquitectura está inmersa en la naturaleza, y, en definitiva, termina siendo ésta la que tiene en cuenta a la arquitectura y permite la realización de este proyecto de alto nivel, que completa además la oferta turística de las vecinas ciudades de Junín de los Andes y de San Martín de los Andes.

LA OBRA

 

La obra del complejo Lahuen Co ("aguas milagrosas", en lengua mapuche) es antes que nada la puesta en valor de un viejo centro termal ubicado en plena cordillera de Los Andes.

Este reducto para la actividad en la naturaleza y el descanso con baños termales está ubicado en un paraje conocido como Termas de Epulafquen, sobre un terreno en pendiente a 900 metros de altura por sobre el nivel del mar, y a sólo 7 kilómetros de la frontera con Chile. Se encuentra a 82km de San Martín de los Andes y a 66km de Junín de Los Andes, aunque la ruta nacional N° 62, única carretera que lo conecta con la urbanización, es angosta y difícil de transitar en algunas épocas del año. Pero, eso sí, para llegar hay que atravesar hermosos lagos, bosques y un notable escorial de lava petrificada.

Aislado del mundo, este eco resort & spa termal se erige dentro de los límites del Parque Nacional Lanín, provincia de Neuquén, un lugar donde no hay construcciones en muchos kilómetros a la redonda, ni conexiones a redes de servicios. "Lo único que había era la casita de madera donde se hacían hace muchos años los baños termales, muy degradada, con cinco bañeras, en medio de un mallín, cuenta el arquitecto Gustavo Peruzzotti, uno de los proyectistas del nuevo centro termal. De paso, aclara que un mallín es algo parecido a un pantano en la montaña, es decir, un terreno sumamente húmedo e inestable. Allí existen en pocas hectáreas 22 fuentes hidrotermales de surgentes naturales, agrupadas a ambos lados del río Oconi, que impregnan el sitio de brumas calientes.

Cuando Parques Nacionales licitó su puesta en valor, se pedían edificios separados para el spa, un bar y un hotel. Sin embargo, la propuesta de Peruzzotti y José Ignacio Miguens optó por unificar el spa y el bar mientras que el hotel se ubicó a 150 metros de distancia.

También se pedían gabinetes individuales para el centro termal, pero el proyecto unificó cuatro piscinas termales dentro de un mismo edificio. "Así, el proyecto es menos agresivo para el terreno", explica el arquitecto. Por otra parte, ayuda a la utilización de las aguas termales, según las premisas atávicas de las prácticas grecorromanas. (Pasa a página 4)

Estas establecen circuitos por varias piletas con temperaturas crecientes de entre 38 y 41,5°C, empezando desde el tepidarium (a temperatura corporal) e ir progresando sucesivamente en la escala térmica según el requerimiento y la tolerancia de cada uno, a través de los restantes baños que componen el caldarium.

Los proyectistas pidieron trasladar el spa desde el mallín hacia la ladera, para facilitar las fundaciones. "Esto redundó en un impacto menor al suelo y en simplificar la logística que se requirió en la construcción", asegura Peruzzotti. De todas formas, se optó por utilizar maderas en la mayor parte de la obra, y hormigón sólo en las fundaciones y las vigas de encadenamiento; por encima de ese nivel, la estructura es íntegramente de madera y los ambientes son vidriados para permitir una relación más fluida con el entorno verde exterior, casi selvático.

La calefacción del edificio es por piso radiante y aprovecha la energía geotermal, se procuró especialmente retener el calor a través de la óptima aislación al suelo y en techos, al igual que por la instalación íntegra de doble vidrios. El tratamiento de aguas y residuos se realiza in situ, en modo racional, en modo de obtener una fabulosa experiencia en la naturaleza en modo sustentable.

 

Hostería semienterrada

 

La hostería que complementa las instalaciones del spa fue proyectada por Ángel Barceló, está apoyada sobre la ladera empinada de la cordillera y se accede a ella por un sendero que desciende desde la ruta internacional que une a Junín de Los Andes con la frontera chilena. Se trata de un establecimiento que, por su capacidad limitada (26 pasajeros), podría considerarse un hotel boutique, con espacios de estar sumamente agradables.

El edificio, de dos niveles, es el producto del ensamble de dos volúmenes en cruz. De éstos, el más largo contiene a las habitaciones en una crujía simple, con su vista al frente hacia la pendiente y las mejores visuales, mientras que sobre el contrafrente se ubicaron las circulaciones y las áreas de servicios.

Esta tira, a su vez, es atravesada transversalmente por otro volumen que se erige como el centro más público del hotel.

Allí alojan al estar principal, en planta alta, y un comedor en planta baja.

El volumen es asimétrico, ya que una de las tiras que se desarrollan a ambos lados de cuerpo central es más larga que la otra, aunque el edificio puede ser objeto de futuras ampliaciones a partir del ala más corta.

Pero lo curioso es que, debido a la inclinación del terreno, el acceso desde el exterior es por el nivel superior y desde el contrafrente. Para ingresar al hall principal hay que atravesar primero lo que los lugareños llaman el "hall frío", una suerte de antecámara habitual en zonas de temperaturas bajas, para que las mismas no pasen más allá de ese ambiente de transición.

Es además, el sitio para dejar prendas como sombreros, capas o botas. "El comedor, es fundamentalmente un desayunador y espacio de estar, ya que el restaurante está en el edificio del spa termal", explica el arquitecto Marcelo de Bonis, a cargo de la dirección de obra.

La planta baja está semienterrada en la montaña y apuntalada por dos muros de contención de hormigón armado, que generan espacios de usos múltiples en el interior.

En tanto, hacia la ladera baja, se desarrolla una expansión en forma de deck. Allí el contacto con la naturaleza alcanza su máxima expresión.

Las habitaciones están equipadas, todas ellas, con camas king size y confort interior que contrasta, en forma amigable, con la calidad ambiental y estado de preservación del entorno que le da marco. Las habitaciones superiores son más espaciosas y privadas y cuentan con las mejores vistas y aventamiento.

 

SUSTENTABLE

 

Un fortísimo esfuerzo por la sustentabilidad ambiental de este edificio llevó a reforzar la aislación térmica de muros, piso y techos y a la colocación de carpinterías tecnológicas de óptima estanqueidad, siempre con doble vidrio en los amplios ventanales.

Se trata además de un notable ejemplo de arquitectura eco-sustentable, ya que, inmerso dentro del Parque Nacional Lanín, cuenta además con: un altísimo estándar de aislación térmica en muros, termopaneles en todas las aberturas, iluminación natural en todos los ambientes y se ha instalado iluminación de bajo y ultra bajo consumo.

El recurso geotermal es la fuente primordial para la calefacción de los edificios, una microturbina contribuya a la generación de buena parte de las necesidades de electricidad, dando autonomía energética a los servicios por entre 12 y 14 horas al día.

El agua que se bebe en el complejo es libre de agregados químicos y las aguas grises son tratadas in situ, arribando a condiciones finales de aptitud para riego.



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