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Argentinos por su nombre
De la mano de Borghi, el Bicho recuperó su rico e histórico fútbol y es campeón luego de 25 años.

Veinticinco años después de haber alcanzado la gloria en el país y el mundo a la que un joven Claudio Borghi aportó con sus goles, rabonas y corridas, Argentinos volvió ayer a explotar en un festejo. Esta vez, guiado por el hombre que otrora hizo maravillas en una cancha y ahora, más pesado y más sereno, aportando sus conocimientos a una de las mejores estrategias puestas en cancha en el torneo Clausura.

Ayer tenía que ganarle a Huracán en Parque Patricios para derribar la intenciones de Estudiantes, que ante Colón en Santa Fe buscaba arrebatarle el título en la última fecha. (Ver pág. 6)

"La mejor virtud de Argentinos para obtener el campeonato fue el convencimiento", dijo Borghi al final del partido. Con esa convicción, el Bicho salió a buscar el partido y de entrada tuvo un comienzo ambicioso, en búsqueda de conseguir la ventaja tranquilizadora.

A los 30 segundos, José Luis Calderón se lo perdió en el área chica ante Gastón Monzón, dando cuenta de los problemas defensivos de Huracán con los pelotazos cruzados a las espaldas de los centrales.

Argentinos llegaba claro a posición de gol, con el protagonismo de un imparable Ismael Sosa, que se movió por todo el frente de ataque, haciéndose impredecible a sus marcadores. En el medio, el equipo de Borghi dominó al Globo, con el despliegue y recuperación de Juan Mercier, y fue también importante la tarea de Gustavo Oberman, quien anuló por izquierda al creativo Toranzo.

Luego de desperdiciar chances y convertir en figura a Monzón, Argentinos pudo abrir el marcador a los 23, con un cabezazo de Mercier, al palo derecho, tras un centro del Chuco Sosa.

Luego de la conquista, Argentinos estuvo más tranquilo, pero no cambió su rol protagónico en el juego, ya que siguió teniendo la pelota y continuó llegando claramente a posición de gol, frente a un tímido e impreciso Huracán.

Argentinos le cedió la pelota a Huracán en el ST, para tratar de liquidar el partido de contra, aprovechando la velocidad de Sosa.

El equipo local tuvo el dominio del esférico, pero se nubló cuando llegó a tres cuartos de cancha, frente a un conjunto visitante que estaba tranquilo por la falta de fuego de su adversario.

Finalmente a los 31, Argentinos consiguió el segundo gol, en una jugada en la que Facundo Coria, bien ubicado, tomó un rebote, luego de un disparo de Sosa que dio en un palo, y de cabeza aumentó la ventaja.

A partir de ahí Argentinos reguló y tuvo tiempo para ovacionar y despedir a José Luis Calderón en su retiro del fútbol, contra un Huracán muy nervioso que había perdido al Goltz y Jerez.

A tres minutos del final, una media vuelta de Alan Sánchez achicó la diferencia, pero no pudo cambiar el final en el que tuvo a Argentinos como el nuevo monarca del fútbol argentino.

Un cuarto de siglo tuvo que esperar la gente de La Paternal para estar otra vez frente a frente con la gloria. El valor agregado de esta alegría para los bichitos colorados es que lo hizo de la mano de un hijo pródigo que volvió al barrio para ser campeón.



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