La dirigencia jugó todas sus cartas y en el afán de hacer hasta lo imposible por ascender, armó una fiesta donde ni siquiera faltaron los barras que durante tres años estuvieron afuera de La Visera por el derecho de admisión.

"Creemos que ya han aprendido la lección", dicen los dirigentes, aunque en realidad la certeza es que para el inconsciente colectivo las hinchadas, sobre todo ´La banda del Tigre´, meten presión y aportan aliento y color.

No faltó nada. Cañones con papel picado, bailarinas y una gigantezca bandera auspiciada por la empresa que aporta dinero y quiere pisar fuerte en el club.