>
"Rata Blanca es un símbolo de lo posible"
Antes de su show de hoy en Bariloche y el de mañana en Neuquén, Walter Giardino, el líder de la banda, habló con "Río Negro". "Rata Blanca no es una banda simplemente de magos, espadas y rosas. También da sus palos", dijo el cantante.

Rata Blanca viene de tocar en Trelew, en Comodoro Rivadavia y Esquel. Su traza por la región comienza hoy en Bariloche y sigue mañana en Complejo Bloke, Purmamarca y Olascoaga, de Neuquén.

Walter Giardino nació y se crió en Parque Patricios y Bajo Flores. Prodigioso guitarrista, integró además Ensamble, Punto Rojo, V8, Temple. Completan hoy el quinteto Adrián Barilari en voz, Guillermo Sánchez en bajo de cinco cuerdas, Fernando Scarcellaen batería y, a partir del corriente año, Danilo Moschen en teclados.

La cita era a las 3 de la tarde, pero no de un día más en Buenos Aires sino el de la partida hacia Trelew, punto inicial de la actual gira patagónica.

Así que la cosa era con bolsos, carga de instrumentos, celulares en acción a último momento. Prisa, saludos, bromas, tensión, distensión, despedidas sin promesas.

Walter ubicó sus bártulos en el ómnibus y se arrimó a la charla con "Río Negro", sonrisa franca.

"Si bien Rata es una especie de ente con vida propia que ya no nos pertenece, la enseñanza más grande que me dejó es luchar por lo que uno siente, cree y quiere. En su momento, parecía algo utópico. Pero utopía es una palabra muy derrotista, la usa gente que no tiene la valentía de asumir su sueño y llevarlo a cabo. Rata Blanca es un símbolo de lo posible", dice Giardino antes de viajar a estas tierras.

"Era una utopía para muchos que lo creían una locura, un imposible, un sueño inalcanzable. Bueno, lo peor es no intentarlo. Y después de tantos años y de tanto camino recorrido, hemos aprendido más música, hemos viajado por otros países, a otras culturas. Tenemos que agradecer muchísimo a Dios que nos haya permitido lucidez y dado el espíritu para llevar adelante esto", agrega.

-Han convivido tanto tiempo los mismos y distintos músicos, por momentos. Una experiencia que requiere mucha inteligencia.

-Sí. En la primera etapa, como estaba muy cargada de testosterona, éramos un poco menos inteligentes. En esta segunda parte ya lo somos un poco más, no todo lo que me gustaría. Aunque te puedo decir que maduramos? Algunos apreciamos más que otros lo que tenemos. Y vivimos una realidad, cosa muy importante. O sea: sabemos dónde estamos parados, lo que estamos haciendo y asumimos el papel a desarrollar dentro de un grupo, que es muy importante para que siga creciendo y desplazándose hacia su meta. Y en este sentido, Rata tiene un camino interesante por recorrer, contra lo que puede suponerse de una banda con más de veinte años de trayectoria. No estamos doblando el codo, seguimos buscando en los sueños. Ahora tienen otra forma, son más internacionales, lo que sea, pero sigue habiendo camino por delante.

-Comenzaste usando la tercera persona, pero Rata Blanca ha ido hasta donde ustedes la han llevado y seguirá si continúan estudiando, formándose como hasta hoy. Es una construcción.

-Claro. Sucede que ahora hay una energía que se maneja? Sí, la formamos nosotros, pero es como cuando tenés un hijo. Lo hiciste vos, pero después tiene vida propia. Una vida que ya pertenece a la gente, a los fans y a nosotros, por supuesto. Pero si nos insultan, quizás lo tomamos mejor que si insultan a Rata. ¿No? Es algo ambiguo.

-En tu guitarra no es raro escuchar pasajes parecidos a los que componía Juan Sebastián Bach hace trescientos años.

-No, yo de Bach soy el portero de la casa. Potencialmente todos tenemos una facilidad, un talento. Creo que podría haber sido un muy buen músico clásico si hubiese tenido la formación. Yo jamás estudié armonía y sin embargo trabajo la de la música barroca, que no es nada fácil?

-Así suena tu viola por

momentos.

-Por eso te digo? La habilidad la tengo, pero los grandes maestros de esa época llegaban a un nivel de desarrollo musical muy relacionado con aquel momento del mundo. No había PlayStation ni televisión ni aviones que pasaban por arriba. Se vivía un ambiente ideal para desplegar esa clase de música y había que estudiarla para poder escribirla. Ahora tenemos grabadores, lo que hacemos lo grabamos. Antes la grabación era la escritura. No había otra forma de guardar. O la memoria? Mi amor por la música clásica es algo de otra vida, lo traigo conmigo desde que nací. Pero vivimos en este siglo, aunque soy parte del veinte, y me encanta el rocanrol.

-Introducir esos toques bachianos es parte de la buena música que tiene Rata y del desarrollo que vos y tus compañeros han tenido. No se quedaron con lo que sabían al empezar y lo repiten como un sello.

-Hoy estamos en un momento en general, y sobre todo en Argentina, donde la cultura del rock está bastante deprimida en calidad. No es raro ver una banda que no está funcionando del todo bien llenar estadios. Porque hay una falsa filosofía y cuestiones extramusicales que convencen a la gente de que eso está bien. Rata es una banda de música. Tiene un punto de vista, una forma de pensar, pero lo nuestro es un poco más universal. Hablamos más de la religión, de política, del poder, del ser humano. Y a veces, el rocanrol se viste de reviente. Si bien esa puede ser su parte oscura, está también la musical. Existe una fantasía que destiñe todo lo que un músico es sobre un escenario.

-Que llega ahí después de mucho ensayar, de estudiar, de reuniones de producción, de trabajo más trabajo.

-Hay dos cosas. El músico de verdad y otro que está haciendo actuación, que es más actor que músico. Hay otros que son más poetas y es válido, pero a mí me gustan los cantantes que tienen buena voz y cantan melodías lindas. El rock, para ser lo que es, debe tener un lado oscuro, como la música clásica. Pero no me parece que se vivan mentiras. La vida está compuesta por luces y sombras, del yin y el yang, o como quieras llamarlo. Dos partes que se complementan. Yo no soporto la decadencia en pos de una pose. Rata Blanca no es una banda simplemente de magos, espadas y rosas. También da sus palos, tiene sus conceptos. Hablamos de droga, de políticos, de poder? No se trata de putear o no. Si cuadra decir mierda porque es lo que alguien se merece, no tenemos problema. Ahora, tampoco nos vamos a pasar la vida puteando. Somos humanos y queremos seguir siéndolo. Tipos de barrio que se criaron bastante sanamente a pesar de que fue dentro del rock (sonríe), con todo lo que eso implica, pero pasamos el tamiz y nos quedamos con lo mejor, con lo que más rescatamos: la música. A mí me gusta tocar la guitarra, al fin y al cabo.



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí