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Hacia una arquitectura de campo, en Junín
Esta tendencia se perfila con un estilo propio, en nuestra cordillera neuquina.

El arquitecto Martín Alfaro junto al ingeniero Roberto Buzzi desarrollaron el proyecto de un nuevo centro comercial en Junín de los Andes, que bucea en una identidad y que encontró en los propietarios del loteo residencial El Hípico los mismos criterios para destacar lo local, cuidar el medio ambiente, utilizar mano de obra regional y llevar por primera vez en esta localidad todos los servicios en forma subterránea.

"El objetivo era combinar elementos para dar una idea de lo que llamo Arquitectura de Campo, que tiene que ver con la identidad de Junín de los Andes", define Martín Alfaro.

Luego profundiza: "A mi criterio, Junín de los Andes tiene una muy fuerte influencia rural, por su entorno natural, el trabajo en las estancias, sus fiestas populares, el trato de la gente, el valor de la palabra, la confianza. Y esto también se tiene que reflejar en la arquitectura".

Lo que expresa el arquitecto se encuentra en este emprendimiento desde su nombre, El Hípico, hasta la denominación de las calles que recurre a los pelajes de caballos, como las avenidas de Los Alazanes o de Los Tordillos y las calles Los Bayos, Los Moros, Los Tobiano, Los Zainos, Los Lobunos, Los Ruanos, Los Gateados. Es que la cría de los caballos también es una tradición fuerte en este rincón de Neuquén.

El arquitecto continúa: "Lo que llamo Arquitectura de Campo se refleja en esta obra por ejemplo en su amplia galería, en los materiales utilizados, pero también se puede ver una volumetría de galpón que se encuentra en el mercado y la confitería, en la gran arcada que marca el ingreso al centro comercial, en las grandes columnas, en el juego de techos en la nave central con las lucarnas y con todo el movimiento que se vincula con el perfil del paisaje, las montañas y las arboledas".

El flamante centro comercial se encuentra emplazado en la margen derecha de la ruta nacional 234 y al ingreso del loteo Residencial El Hípico, sobre un terreno triangular de 11.993 metros cuadrados. El desarrollo del proyecto se inicia teniendo en cuenta dos situaciones. Por un lado, el entorno urbano, su relación con la ruta, con la ciclo vía que tiene la ciudad y con el loteo, de características residenciales turísticas y barrios linderos. Por otro, el entorno natural, el paisaje, con una vegetación arbustiva y arbórea (alamedas, pinares, sauzales) y una geografía que combina valles y montañas.

Roberto Buzzi aclara que "todos los elementos constructivos que componen el proyecto están en función de dar calidez a la actividad comercial y valor al entorno". Luego añade que "la función comercial del proyecto esta compuesta por cuatro rubros: mercado, locales, oficinas y confitería".

Cabe recordar que el centro comercial surge a pedido del municipio hacia los propietarios del loteo para que destinen un espacio para tal fin, a lo que surge una rápida decisión de la empresa propietaria del loteo de aceptar la propuesta y, reforzando la apuesta, decide emprender la construcción del centro comercial para así ofrecer un espacio para servicios manteniendo la calidad e identidad del loteo.

El proceso resolutivo dispuso un desarrollo en forma lineal: el mercado y la confitería en los extremos; los locales y las oficinas en el centro, dispuestos en dos niveles: en la planta baja los locales y en la planta alta, las oficinas. "De esta manera las actividades dan como resultado una mayor concentración de gente en los extremos, permitiendo una mejor disposición y uso de todo el terreno", explican los desarrolladores del proyecto.

Martín Alfaro reflexiona que en Junín de los Andes este tipo de arquitectura tiene un gran potencial. "Tenemos que aprender a darle valor a lo nuestro, a buscar nuestra propia identidad, Junín tiene una gran influencia desde siempre del hombre de campo, su geografía, sus materiales: piedra, madera, la textura rugosa de los materiales que colocamos en la terminación de las paredes exteriores, los colores como el terracota que se contrapone con el de las maderas, las cabreadas de hierro y las columnatas revestidas en piedras, que hacen un contraste con el fondo del edificio ocre y negro, la carpintería de aluminio negra".

Aquí se hace una referencia al estilo tradicional de campo pero utilizando la tecnología actual que permite dar mayor confort y respeto por nuestro medio ambiente como, por caso, la carpintería de aluminio en las aberturas, la calefacción por piso radiante, la alimentación eléctrica y de comunicación subterránea, dispositivos contra incendio con sistema de encendido automático, sistema de Internet y de seguridad inalámbrico, riego por aspersión y por goteo programado, artefactos de alumbrado todos dispuestos en bajo consumo con taimer y foto célula.

El centro comercial se diseñó entendido como un paseo y es por eso que tiene, como en el campo, grandes espacios de circulación, amplias galerías y mucha superficie destinadas a espacios parquizados, dándole importancia a la iluminación, la circulación y todo el exterior del proyecto.

"Se busca que la persona que trabaja en estas oficinas o en los locales comerciales tenga una excelente relación entre el adentro y el afuera, con importantes superficies vidriadas, logrando que el paisaje y la arquitectura, juntos, den como resultado un mejor ambiente, tanto en los espacios abiertos, semicubiertos y cerrados, generando otro tipo de clima de trabajo, en un ambiente más cálido y distendido".

"En la Arquitectura de Campo, aprovechando la invitación que nos hace la geografía tan abierta de Junín de los Andes, tenemos que trabajar sobre la proyección y las perspectivas de las vistas que nos ofrece, y poner especial atención en la integración de la arquitectura y nuestro paisaje", concluye el arquitecto en su recorrida por el lugar con eH!.



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