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El Oscar serviría para impulsar más inversiones extranjeras en el cine nacional | ||
En el 2009 se estrenaron 85 filmes argentinos. Excepto las 20 realizaciones nacionales más vistas del año pasado, las otras 65 no consiguieron atraer, en cada caso, más de 10.000 espectadores. | ||
El secreto de sus ojos", con dirección de Juan José Campanella, ganó el Oscar a la mejor película extranjera el 7 del actual (fue el primer realizador argentino en tener dos películas nominadas, teniendo en cuenta "El hijo de la novia", del 2002). Fue el segundo filme nacional que lo obtuvo: en 1986 lo hizo "La historia oficial", realización de Luis Puenzo. "El secreto...", que en la Argentina se transformó en el mayor éxito de taquilla desde el retorno de la democracia en 1983, con 2,4 millones de espectadores en el 2009 -cantidad en ascenso-, semanas antes mereció dos Goya en España: a la mejor película hispanoamericana y a la mejor actriz revelación, otorgado a Soledad Villamil (dicho sea de paso, una muy sensible cantante). Cuenta la historia política del país, un asesinato, una venganza y un amor inconcluso durante tres décadas. Semejante combinación de géneros y de temas fue urdida a partir de la novela "La pregunta de sus ojos", del escritor y docente de historia Eduardo Sacheri, quien elaboró el guión con Campanella (éste compró el libro a la semana de ponerse a la venta y lo describió como "una novela negra con corazón"). Las buenas actuaciones, más los aportes similares de quienes estuvieron detrás de las cámaras, seguramente atraerán espectadores este año -¿rumbo a los 3 millones?-; superó a "Manuelita", la versión animada basada en la canción de María Elena Walsh que dirigió Manuel García Ferré y vendió 2,3 millones de entradas en 1999.
La palabra de los actores Para Ricardo Darín es "un ejercicio de la memoria" (...) que respira argentinidad profunda" y antes de que le concedieran el Oscar "hizo un buen camino y creo que se lo merece porque es una buena historia". "Esto es como un premio importante para la industria del cine nacional -advirtió Villamil-. La apuntala. Ojalá que esto sea un impulso para todos". Aunque está convencida de que desde hace algunos años "las propuestas cinematográficas nuestras llegan mucho mejor y más fluidamente al espectador argentino", cree que "la cantidad de películas no está todavía a la altura de lo que se podría pedir, fundamentalmente por cuestiones económicas antes que artísticas. El cine es una industria que, por una cuestión estadística, cuanto más se desarrolle, más posibilidades habrá de sacar buenas películas". Villamil y Darín habían sido elegidos por Campanella una década atrás para ser los principales intérpretes de "El mismo amor, la misma lluvia". "Este Oscar estuvo en las pantallas de todo el mundo, y que Campanella estuviera en ese escenario con el Oscar significa que cualquier otro argentino que vaya a cualquier lado con una película ya tiene un plafón muy importante -opinó Liliana Mazure, presidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa)-. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood es la que termina por decidir qué sirve o no para el mercado". Otro integrante del elenco, el esta vez sorprendente Guillermo Francella, tuvo "la impresión de que esto va a ir ´in crescendo´, sobre todo cuando tomemos conciencia de lo que significa este premio. Toda la vida nos hemos acordado de las películas ganadoras del Oscar. Le tocó en su momento a ´La historia oficial´ y ahora a nosotros. Llegará el momento en que todos dirán que ´El secreto...´, ganó el Oscar. Hicimos historia".
Felicitación oficial Apenas se conoció lo ocurrido, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner llamó por teléfono a Darín para felicitarlo y decirle que consideró "fantástica" la película. Como era bastante previsible, apeló a una costumbre argentina: compartir y hasta hacer propios los triunfos ajenos, sobre todo los de deportistas... por eso, no se privó de proclamar: "Estamos contentos porque ganamos con una película fantástica que vi dos veces y me impactó". Hace diez días recibió en la Casa Rosada a casi todo el elenco y no escatimó elogios: "La voy a ver seguramente una tercera vez porque debe haber cosas... hay películas que las vi cuatro, cinco veces. ´Esperando la carroza´, por ejemplo, es una de ellas". Y así como últimamente reflexionó sobre las bondades de la carne porcina, el pollo y la merluza, en esta ocasión aportó también una inusual definición pero acerca del cine: "Es una ciencia; requiere creatividad, requiere arte, requiere técnica, requiere investigación, requiere pasión... la ciencia también es pasión, que es lo que realmente insufla las vidas de las personas, de los artistas y de esta película, que también es pura pasión". Según el sitio otroscines.com, la película atrajo en el 2009 al 45% del público que concurrió a los estrenos argentinos, que convocaron a 5,3 millones de espectadores con una cuota de mercado del 16%, frente a 4 millones del 2008, que representaron un 11,9%. Entre el 2004 y el 2008 la totalidad del público que concurrió a las salas del país descendió el 24,3%, según el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA). Traducido: por cada cuatro espectadores que asistieron en el primer período citado, cuatro años más tarde disminuyeron a tres, lo que significó una pérdida absoluta de 10,8 millones. A su vez, desde el primero hasta el último de esos años los ingresos en las boleterías se incrementaron el 46,1% por los aumentos en los precios de las localidades, los cuales casi duplicaron el inicial. En el 2009 hubo 85 estrenos argentinos, que para algunos especialistas más que a una demanda real respondieron a la política oficial de impulsar la presentación de cualquier realización terminada. Más de la mitad de ellas se lanzaron en menos de diez salas, "techo" que hasta hacía un tiempo se consideraba un "piso". Excepto las 20 más vistas, las 65 restantes no consiguieron, en cada caso, más de 10.000 espectadores. Se supuso que sus directores sabían que no podrían darlas a conocer en más de diez salas ni interesar a más de esas personas. De cualquier manera, se interpretó que sin el fomento oficial a la producción de esta clase de películas tal vez concluiría el denominado "cine de calidad". De paso, cómo no señalar que entre 10 y 20 películas se estrenan anualmente en salas del Incaa sin anunciarse previamente de marginales que son... Cuando se estrenó el documental "Regreso a Fortín Olmos", de Jorge Goldenberg y Patricio Coll, a principios del 2009, interesó a 58 espectadores en total en las salas porteñas Malba y Tita Merello, no obstante que fue premiado en el festival Mar del Plata 2008. Ahora habrá que ver qué ocurre cuando se conozca aquí "Logorama", que termina de ganar el Oscar al mejor corto de animación y muestra a la ciudad norteamericana de Los Ángeles invadida por marcas publicitarias (cada uno de los personajes y edificios es representado por un logo). Su productor fue Nicolás Schmerkin, un argentino radicado en Francia. "Este premio le va a hacer muchísimo bien al cine argentino -dijo la archiconocedora Norma Aleandro (coprotagonista de "La historia oficial")-. Todos los premios hacen bien, pero éste es muy respetado en el mundo. Lo votan más de 4.000 personas de la industria y eso es importantísimo porque beneficiará a la Argentina. Muchos, más en el exterior, se van a animar a invertir en el cine nacional".
El camino para entrar en planes de promoción industrial
MIGUEL ANGEL FUKS |
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