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"La vida me dio más de lo que esperaba"

Por Susana Yappert (sy@fruticulturasur.com)

Nos vimos en invierno, en julio de 2007. Me esperó en su casa, toqué el timbre y salió sonriente a recibirme. Ese año cumplía 90 años.

Su esposa me saludó, nos invitó a pasar al escritorio de Don Felipe y nos llevó café. Me mostró el borrador de un libro que escribió su hijo sobre "Los Sapag", estaba conforme con el trabajo, pero hacía las últimas correcciones.

Hablamos mucho, un par de horas y la charla se interrumpió cuando recordó que esa tarde jugaba la Selección argentina. La cita tuvo el objetivo de conocer su participación en el Rocazo, pero hablamos de su vida.

-¿Quiere hablar de sus hijos?

-Estoy cada día más orgulloso de los hijos que tengo y de los que se fueron, ellos fueron valientes y decidieron pelear hasta las últimas consecuencias por algo que creían justo. Los respeto por eso. En casa hablábamos mucho con ellos, estábamos al tanto de su participación política. De hecho tuvimos muchas charlas en las que expusimos nuestras diferencias, yo no acordaba con la violencia, ellos la veían como un medio. Para mí fue difícil aceptarlo, porque entendía el riesgo que corrían? Ricardo y Enrique murieron a los 24 y a los 21 años. Primero murió uno y con Chela, mi mujer, nos desesperamos. Luego hicimos lo posible por salvar al otro. De hecho le pedí a mi hijo que saliera del país para salvarse. Mi hijo me respondió que sólo se iría si se lo pedía Firmenich, que ya estaba en España.

Decidimos con Chela impersonalmente a pedirle a Firmenich que lo salvara. Dimos con él gracias a Vaca Narvaja. Un hermano de Vaca Narvaja trabajaba en salud pública de Neuquén y él nos hizo el contacto y arregló una cita con Firmenich. Viajamos a España. Nos encontramos con Firmenich y le rogamos que hiciera salir del país a nuestro hijo. Aceptó. Salimos contentísimos de aquella entrevista y minutos más tarde, nos avisaron que nuestro hijo hacía dos días había muerto. Volvimos destrozados de España.

-¿Le quedaron cosas pendientes, proyectos que no pudo realizar?

-A mis 90 años estoy agradecido a la vida que me dio más de lo que esperaba. Yo soy un hijo de inmigrantes libaneses, que salimos de pobres trabajando. Me crié en Zapala, éramos 7 hermanos y yo salí a trabajar a los 16 años. Vivíamos en la pobreza y tuvimos que exiliarnos de la casa paterna para ayudar.

Me establecí en Cutral Co, en lo que llamaban el Barrio Peligroso, y a los 16 años empecé a trabajar en una carnicería. Salí adelante, empecé a conocer gente y a la gente y a Dios le debo todo lo que tuve. Siempre fui muy lector, eso me permitió darme una educación informal, superarme.

-¿Usted volvió en 1970 a la gobernación por pedido de Onganía?

-Yo llegué durante el Choconazo, era gobernador electo en 1962. El pueblo me había elegido en 1962, pero no pude asumir por el golpe? pero volví con Illia. Cuando asumí por primera vez, Neuquén no era nada, no tenía población, ni una economía pujante, había mucha pobreza? era un territorio nacional tristísimo. El primer gobierno constitucional, cuando ya nos convertimos en provincia, se dedicó a trabajar en el armazón institucional de la provincia. Me tocó en suerte organizar en dos años una serie de acciones que marcaron la creación de la Universidad, la construcción del aeropuerto, la terminación de escuelas ranchos, impulsar un sistema de salud que llegó a ser modelo, el más importante del interior del país.

-¿Y qué pasó en el Choconazo?

-En 1970, cuando se produce el Choconazo, Onganía me convoca a la Residencia El Messidor y me ofrece el cargo de gobernador. La provincia venía de una parálisis y de una gran crisis que había generado el gobernador de facto, Rosauer.

-¿Usted que le dijo cuándo se lo ofreció?

-Me sonreí y le dije que, en realidad, me devolvía mi cargo de gobernador (risas).

-¿Y qué le respondió él?

-También se sonrió, pero no dijo nada, me preguntó si aceptaba o no. Yo acepté, previo poner una condición, le pedí a Onganía que mandaran desde El Chocón una línea de alta tensión al sur, para desarrollar la Patagonia. Porque había en el proyecto sólo una línea que abastecía Buenos Aires y yo quería otra para la Patagonia. Me dijo que sí. Y así fue que me devolvieron el gobierno que me quitaron? Inmediatamente fui a El Chocón. Conjuntamente con Monseñor De Nevares tratamos de conciliar, llevamos una propuesta, nos acompañó el delegado de Trabajo de Neuquén. Pero rechazaron la propuesta y vino la Gendarmería y terminaron la huelga. Cuando me designan estaba Onganía que poco después cae.



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