Existe mucha incertidumbre entre los empresarios locales por la evolución que tendrá el comercio de peras del hemisferio sur en los mercados de ultramar.

La temporada no comenzó del todo bien para la región.

Todo indica que la entrada en rada al puerto rionegrino de San Antonio de los barcos que iban a llevar este noble producto hacia Europa y Rusia no estuvo bien coordinada por las frutícolas regionales. Las embarcaciones ingresaron en forma temprana al puerto, teniendo en cuenta el retraso que existió en la cosecha de peras, y las exportadoras tuvieron que llenar como fuera las bodegas para liberar los barcos hacia sus destinos. Hay que señalar que sostener en el puerto los navíos en forma ociosa genera un costo diario para la actividad muy importante.

En definitiva, el problema se solucionó cargando las bodegas con fruta más chica, algo que no estaba programado, en un principio, por las empresas regionales.

Bajaron órdenes a los productores para que cosecharan hasta un determinado tamaño de pera, pero luego, con la presión de los barcos en puerto y la falta de tamaño en la planta, decidieron disminuir hasta dos calibres la fruta para levantar en esta primera pasada y poder así llenar las bodegas de las embarcaciones.

Como tradicionalmente pasa en la región, la primera pera que parte del hemisferio sur hacia el norte es la que ingresa con buenos precios porque, por lo general, se encuentra con un mercado local parcialmente desabastecido.

Pero la realidad de esta temporada es algo distinta de las anteriores.

Como datos negativos a tener en cuenta para este año se pueden señalar:

* Los stocks de peras en el hemisferio norte tocaron -al 1 de febrero- los máximos de las últimas cinco temporadas. Es decir, todavía hay fruta local (en especial de la variedad Conference) que está para la venta en algunos puntos de Europa.

* A estos importantes niveles de almacenamiento hay que sumarle la lenta salida de fruta de las cámaras de frío, lo que mantuvo durante toda esta parte del año los precios de las peras bajo una fuerte presión.

* La demanda no muestra la firmeza de años anteriores, pese a que todos los operadores son conscientes de que está mucho más activa que la temporada pasada (plena crisis financiera internacional).

Como señales positivas a considerar para la presente temporada se podrían mencionar, ente otras:

* Las estadísticas privadas muestran que hay menos pera en el hemisferio sur, por lo tanto se proyecta una caída importante en los niveles de exportaciones para el año en curso.

* Este escenario proyectaría una suba de precios en destino, teniendo en cuenta una demanda con los actuales -o mayores- niveles de actividad.

* Chile y Sudáfrica -dos grandes competidores en peras- siguen con desventajas competitivas en su relación cambiaria respecto de la Argentina.

Computando los datos positivos y negativos del mercado, cabe preguntarse: ¿fue acertada la decisión de llegar en forma temprana a los mercados de ultramar con fruta chica?

Si uno analiza que existe presión en destino con la fruta local (altos stocks que deben ser liquidados cuando llega la fruta del hemisferio sur) y que los primeros envíos -por lo general- marcan el techo de precios que se consigue para la fruta argentina; tal vez la decisión estratégica más prudente hubiese sido esperar unos días más e ingresar al mercado europeo y ruso -mucho más limpio de fruta- con peras de mejor tamaño para elevar así el techo de precios de la temporada que recién se inicia.

El sentido común es lo que avala este argumento. Pero también hay que señalar que con el diario del lunes en la mano es fácil analizar el partido del domingo. "Nadie puede aventurar qué es lo que hubiese pasado si contratábamos los barcos unos días más tarde. La tendencia de la temporada la comenzaremos a tener hacia mediados de marzo, no antes. Todo lo que se diga a partir de ahora sobre precios son sólo especulaciones. Habrá que esperar los resultados para saber si lo actuado fue correcto", confió un exportador regional al ser consultado por el tema. (R. Central)