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Ferrari-Monasterio SA, parte de la historia de la fruticultura regional
Ferrari, Monasterio y Salicioni crearon hace 60 años la más importante proveedora local de material de empaque.

Pedro Oscar Monasterio, Pico, pertenece a una generación que tomó la posta de los pioneros, la que cimentó varias de las grandes empresas de la región. En su caso, dando vida a una firma vinculada con la fruticultura regional. Hace 60 años, junto con su primo político, Carlos Alberto Ferrari, y su amigo Pedro Arturo Salicioni formaron una sociedad para comercializar cartón corrugado y materiales de empaque para fruta fresca y conservación de fruta en frío.

"Es una empresa familiar, como casi todas las empresas valletanas, somos la segunda generación al frente de la misma, los hijos de los fundadores, pero ellos son quienes tienen los méritos", comenta Pancho Monasterio.

La familia Monasterio estaba radicada en el Alto Valle cuando Pico nació en Patagones en 1921. Su padre era entonces juez de Paz en Huergo. Tuvo 5 hermanos, pero sin dudas fue él quien manifestó un claro espíritu emprendedor. Tenía el temperamento ideal para estar en un lugar donde casi todo estaba por hacerse. Muy joven comenzó a trabajar en tribunales, donde conoció a Arturo Salicioni. Ninguno tenía planes de jubilarse como empleado y comenzaron a vender seguros, mientras el destino tejía lo propio para ellos.

De paso por Roca y en un viaje a Bariloche, María de las Mercedes Cossini Ulrich conoció a Monasterio. Este viaje fue crucial, no sólo porque selló la sociedad familiar entre María (Mecha) y Pico, sino porque representó el inicio de una sociedad comercial. Después de ese encuentro, Mecha regresó un tiempo a Buenos Aires, donde se encontró con su primo hermano Carlos Alberto Ferrari Ulrich, quien le comentó que estaba buscando nuevos horizontes. Mecha le sugirió que hablara con Monasterio. Ferrari visitó el Valle y otro capítulo comenzó en su vida. "Le pregunta a papá qué podía hacer, mi padre le dijo que una empresa con futuro era la relacionada a materiales de empaque. Ferrari era amigo del hijo del gerente de Papelera Argentina, habló con él y consiguió la representación".

Carlos Ferrari llegó al Valle casado con Raquel Purificación De Toro (Queque), una mujer inquieta, concejal por la UCRI en 1965, amante de la música (era cuñada del prestigioso compositor Alberto Ginastera). Ambos tuvieron una activa participación en sociedades de bien público, como Adanil, la Asociación Protectora de Animales, al igual que Pedro Monasterio y su esposa, que colaboraron con la cooperadora del hospital, apoyaron la creación de Casa de la Cultura, entre otras instituciones. Monasterio presidió el Jockey Club a lo largo de 16 años, fue -además- accionista del diario "Río Negro" y presidente del bloque justicialista del municipio de Roca durante 1987-89. El matrimonio tuvo dos hijos: Claudia y Pancho.

Por su parte, Pedro Arturo Salicioni se sumó a la sociedad para convertirse en un hombre clave en la administración de la empresa. Por esos años se casó con Ángela Irene (Angelita) Ducás y tuvieron tres hijos: Néstor, Graciela y Adolfo.

Representación en mano, Ferrari habló con Monasterio y Salicioni para diagramar los primeros pasos de esta nueva empresa que bautizaron Ferrari-Monasterio SA. "No tenían capital. Se fueron armando de a poco". Contaban con la materia prima, la firma proveedora les compró un depósito y salieron a vender. Un año después de arrancar, sumaron otro negocio, la Agencia General de Aerolíneas Argentinas.

Papelera Argentina decidió comprar el depósito en Avenida Roca. Pidió a los socios que compraran un terrero para tal fin. Encontraron uno de 30x20 en una zona entonces alejada del núcleo urbano (la ruta pasaba por el hotel Austral). "Fue gracioso. Llamaron a Buenos Aires para contar que habían comprado el lotecito y desde allá les dijeron ´¡Pero muchachos, no tan chiquito, compren más grande, con eso no hacemos nada!´ y compraron la manzana", recuerda Pancho.

En el 2010, el primer depósito que tuvo la sociedad en Roca albergará también las oficinas comerciales.

"Nosotros administrábamos la papelera pero no la estructura comercial. Al comenzar, se trabajaba mucho porque se embalaba más, no existían los métodos de conservación actuales", recuerda Néstor Salicioni, hijo mayor de Arturo.

Con el correr de los años los socios le compraron a Celulosa Argentina el depósito y continuaron en franca expansión. "En 1966 Papelera decidió no seguir con la Distribuidora y compramos la infraestructura en Roca, Cipolletti y Regina. En la década del 70 nos metimos Néstor y yo (Pancho). Quisimos hacerlo y desde entonces crecimos junto a nuestros padres y a la par de la empresa. Estructuralmente estamos plantados en toda la región. Más fuertes en Roca, porque aquí concentramos la producción, pero nos movemos en esta ´ciudad lineal´ que es el Valle", cuenta.

Pero este trío no puso sus energías sólo en esta empresa, aun cuando ha sido el centro de sus desvelos. Paralelamente, Monasterio fundó Mapu Hue SA, relacionada con el sector productivo, con la que luego se integró como socio fundador de la Empresa Maquinchao SA, Proin, Fruempac y participaron de la primera fundación de PAI, firmas emblemáticas de la localidad, que contaron entre sus impulsores a Ferrari, Monasterio y Salicioni.

"En Roca teníamos la fábrica de cartón corrugado y traíamos papel fraccionado de Buenos Aires, en cajas. En un momento, uno de los colaboradores de mi viejo, Alberto Solís, me dijo: ´Pibe, vos tenés que traerte una máquina de Buenos Aires´. A mi papá no le interesaba la parte de gráfica, pero insistí hasta que lo convencí y fuimos a comprarla para imprimir cartón (1990) y del cartón pasamos a imprimir el papel, hasta tener siete máquinas. Tuvimos nuestro tiempo de aprendizaje, hubo transformaciones vinculadas con la trazabilidad. Cambiamos mucho los últimos 20 años. Pero por fortuna nuestros padres fueron los que decidieron, avalaron y vieron todos estos cambios en vida", afirma Pancho.

En la década del ´80 ocurrió la primera modificación societaria trascendente. Ferrari murió y al no dejar descendientes le compraron la parte de la sociedad a su viuda. Quedaron Salicioni, Monasterio y un hermano de éste, Julio César. Entonces comenzó otra etapa para esta firma".

(Continúa el sábado 30)



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