Sin la presencia de la selección de Togo, que ayer mismo regresó a su país, con un fuerte rechazo al atentado que le costó la vida a tres personas y un intenso debate sobre la inseguridad en el continente donde en unos meses se jugará el Mundial de fútbol, se puso en marcha oficialmente la 27ª edición La Copa de África de Naciones (CAN).

El colorido acto de inauguración se realizó en el estadio 11 de Noviembre de Luanda que estuvo colmado por unas 50.000 personas y fue encabezado por el presidente de Angola José Eduardo Dos Santos.

Tanto los organizadores angoleños como la Confederación Africana intentaron hasta la tarde de ayer la permanencia de Togo, reiterando su compromiso de garantizar la seguridad, tanto en Cabinda como en las otras tres ciudades-sedes: Luanda, Benguela y Lubango.

Durante la noche previa los jugadores habían decidido dar marcha atrás con la postura de retirarse del torneo y cuando estaban confirmando su participación a pesar del atentado, el gobierno de su país les dio la orden de no jugar y de que regresen inmediatamente a Togo.

Durante su discurso, Dos Santos condenó con firmeza el ataque en el que perdieron la vida el asistente del técnico, el portavoz de prensa y el conductor del vehículo que transportaba al plantel, y reiteró que Cabinda continuará siendo sede de la CAN, sin importar las amenazas.

"Condenamos este acto de terrorismo, pero la competición continuará en Cabinda", aseguró el presidente angoleño.

El ataque contra Togo fue reivindicado por las Fuerzas de Liberación del Estado de Cabinda-Posición Militar (FLEC-PM), grupo nacido en 2003 desde un sector disidente del principal movimiento separatista, el Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC).

En África continúa el temor porque ayer mismo el secretario general del FLEC-PM, Rodrigues Mingas, amenazó en una entrevista telefónica con la agencia de noticias AFP con continuar las acciones violentas durante la competición.

"Esto va a continuar, porque la nación está en guerra, porque (Issa) Hayatou (máximo dirigente de la CAF) persiste" en sus intenciones, dijo Mingas en una conversación telefónica desde su exilio en Francia.

"Las armas seguirán hablando", sentenció Rodriguez Mingas.