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Ya no tan "chicos" | ||
Vélez, Banfield y una lección de austeridad y coherencia para los cinco grandes. | ||
El 2009 terminó de reafirmar que con la historia y el rico linaje de los equipos 'grandes' no alcanza para ganar campeonatos. Primero Vélez, en un Clausura cargado de polémicas en la definición ante Huracán. Luego en el Apertura, Banfield, peleando mano a mano el título con Newell's. Y otra vez sin ninguno de los 5 grandes luchando por alcanzar la gloria en la fecha final. No es casualidad entonces que ninguno de ellos se haya clasificado a la Libertadores. Esta vez el protagonismo se lo llevaron los "chicos", ya no tan "chicos". Por capricho del fixture del Clausura, Huracán y Vélez, se tuvieron que enfrentar por la última fecha en el José Amalfitani. El Globo llegó a la "final" con un punto de luz sobre el Fortín. Pero la nebulosa que cubrió ese partido por el sospechado arbitraje de Gabriel Brazenas, empañó la definición de un torneo que será recordado por todos más como el del "tiki tiki" del conjunto de Ángel Cappa, que por la vuelta olímpica que terminaron dando los de Ricardo Gareca. La cuestión no pasa por quitarle méritos a Vélez, un equipo con todas las letras que incluso jugó mejor que Huracán en el partido decisivo, sino por resaltar las bondades de un equipo, que le advirtió a todos que el fútbol no es sólo despliegue físico y tacticismo, como siguen queriendo hacer creer algunos. Huracán jugó bien a partir de una premisa hoy bastardeada: que todos sus jugadores se comprometieran a jugar al pie y pensando en el arco rival, dejando en claro que siempre hay espacio para disfrutar viendo jugar a un equipo. Ajeno a las luces del juego atildado, Banfield disfrutó por primera vez en su historia del enorme placer de ser campeón. Lo hizo sin discusiones, gracias a una campaña que fue de mayor a menor. Cuando sus hinchas evoquen a esa formación histórica dirigida por JC Falcioni, seguramente tendrán entre sus preferidos a las atajadas de Cristian Lucchetti, la solvencia de Sebastián Méndez, la calidad de Walter Erviti y James Rodríguez y la dupla letal de los uruguayos Sebastián Fernández y Santiago Silva. La mentalidad ganadora y la actitud de ir a buscar los partidos fue una constante del Taladro ante todos los rivales. Y lo más importante es que lo hizo con inteligencia, sin desesperarse, apoyado en su solidez defensiva (11 goles en contra) y en el gran momento del Pelado Silva, goleador del certamen con 14 tantos. No se puede soslayar la sapiencia de Falcioni, a quien lo une una química especial con Banfield. Los jugadores entendieron con simpleza la idea de juego de Pelusa y la interpretaron con convencimiento y decisión. Así las cosas, el fútbol argentino agregó un nuevo nombre a la ilustre galería de los que hicieron historia. El sur también existe. |
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