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Con la mirada puesta en la reelección. ¿Tierra nueva?
Otros dos años de viento de cola ayudarán a sostener los desvíos presupuestarios.

Los números del presupuesto para el próximo año muestran que existe un desborde del gasto sobre el cual Jorge Sapag poco quiere incidir.

Apuesta a que la inercia de los acontecimientos le permita llegar al 2011 con la menor cantidad de problemas posibles. Y es consciente de que el tema salarial y la reforma del Estado son puntos que, en los próximos dos años que le quedan de mandato, ya no tendrá margen para poder abordarlos. ¿Quién en la Argentina puede pensar que en un año electoral un gobernador pueda hacer un ajuste sobre sus cuentas fiscales, aunque esto signifique sólo ordenar los números para hacer más eficiente una gestión? Este razonamiento no está dentro de la lógica política.

Sapag empezó su mandato al revés. Durante sus dos primeros años de gestión permitió el desborde del gasto público sin hacer las correcciones necesarias dentro del sistema. ¿Qué resultados generó su gestión al frente del Ejecutivo?

* Los gastos presupuestarios crecieron alrededor de 2.200 millones de pesos y se proyecta una suba mayor a los 3.000 millones para el cierre del 2010 respecto de diciembre del 2007.

* El déficit fiscal se multiplicó por dos al pasar de 350 millones a los más de 700 millones proyectados para el próximo año.

* La deuda pública se incrementó en la medida en que el gasto así lo demandó.

* Las erogaciones corrientes -que son aquellas poco flexibles a la baja dentro de un presupuesto- subieron más del 100% en sólo dos años.

Y mientras todas estas variables económicas muestran sensibles incrementos, la provincia hoy se encuentra sumergida en una crisis Educativa, de Seguridad y Salud no muy distinta a la de años anteriores. En definitiva, para dónde van los miles de millones de pesos en que año tras año se ve aumentado el presupuesto, si los servicios del Estado no terminan de dar respuesta a una sociedad cada vez más demandante de ellos.

Dentro de la dialéctica que maneja el MPN, en los dos últimos años de gestión de un gobernador se potencia el gasto en política para poder sostener la continuidad de los candidatos oficialistas -independientemente del nombre o lista que represente- al frente de la provincia. De ahí que lo que no hizo un gobernador en sus dos primeros años de gestión difícilmente lo haga -o se lo dejen hacer- en los dos últimos.

Conclusión: parte de estos 7.000 millones presupuestados serán canalizados a la política. Mecanismos hay muchos dentro de un partido que tiene muy bien "aceitado" los resortes que permiten usar fondos públicos para hacer política. Lo hizo Jorge Sobisch, que despilfarró millonarias sumas de dinero para sostener su sueño presidenciable; ¿qué hace pensar que no lo haga Sapag, quien ya adelantó su aspiración para presentarse a un nuevo mandato?

Eso sí, el gobernador cuenta con algo a favor: la crisis financiera internacional pareciera que ya tocó su piso y para los próximos años se espera un crecimiento económico que afectará positivamente las cuentas fiscales de la provincia. Pero también serán años donde estos efectos de la "macro" estarán divorciados de las expectativas que muestre la gente. Habrá crecimiento económico pero también hay que esperar más inflación y tasas de desempleo sin reacción. La clave estará aquí, en cómo el gobierno terminará manejando "la calle" y cómo administrará la presión sindical por mayores demandas de salarios.

(Redacción Central)

 

 



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