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"Gabo", el cónsul japonés y un cocodrilo hambriento

-¡Mamá! ¿Por qué no va a ser cierto? -responde la hija y acota:

-Y si no fuera cierto... bueno, hay que darlo por cierto porque... porque a esta gente le suelen ocurrir cosas así...

La madre parece convencida.

Todo sucede en el impecable Malba, en Libertador. Carlos Fuentes repasa su vida de escritor, su paso por la historia. Se suceden anécdotas, recuerdos.

El autor de "La región más transparente" -más que literatura un formidable ensayo de sociología sobre México- acompaña su reflexiones con gestos suaves, sobrios. Tiene cautivada a la gente.

Habla de Gabriel García Márquez, a quien conoció en 1962 en México. Y con estilo seductoramente monótono, señala que la vida del colombiano es en sí misma una sucesión de anécdotas...

-Como aquella que le ocurrió a "Gabo" en Barranquilla, donde era secretario de redacción de un diario. Una noche, hizo la tapa de la edición del día siguiente y se fue a su casa. Poco después lo llamaron de la redacción: tenía que volver porque había que rehacer la tapa. García Márquez preguntó por qué: "Porque ha pasado algo extraordinario: murió el cónsul de Japón", le respondieron. García Márquez dijo que esa noticia "no merece que cambie la tapa que ya está hecha" y entonces le dijeron qué tenía de extraordinario la muerte del cónsul: "Es que se lo comió un cocodrilo, ´Gabo´".

-Esto revela -acota Fuentes- la relación entre ficción y la verdad o la verdad de la ficción o, en suma, la relación entre novela y el periodismo...

Acto seguido, el autor de "La muerte de Artemio Cruz" reflexionó sobre un tema que lo apasiona: la novela o el cuento que nace de una noticia que el escritor rescata de la página de un diario.

Un tema que un íntimo amigo de Fuentes -el argentino Tomás Eloy Martínez- ha desarrollado sólidamente en su libro "Ficciones verdaderas. Hechos reales que inspiraron grandes obras literarias".

-En 1827, Stendhal lee una noticia en la que se cuenta que un seminarista asesinó en la iglesia, mientras rezaba, a la señora a cuyos hijos él educaba... Y así, de la lectura de esa noticia, comenzó a nacer "Rojo y negro".

"Toda escritura -dice Tomás Eloy Martínez en el libro aludido- es un pacto con el lector. En la escritura periodística, el pacto está determinado por el lugar que ocupa esa escritura: ese lugar es el lugar de la verdad. Quien toma un diario o una revista se dispone a leer la verdad. Lo sorprendería que la información fuera otra cosa. En el caso del periodismo y de la historia, entonces, es el medio, el género, lo que decide que allí está la verdad. Para un escritor de ficciones, el lugar de la verdad está en el lugar de la imaginación. Desplaza la verdad hacia donde soplan los vientos de su inteligencia y de sus sentimientos. El Bolívar de Salvador de Madariaga o el de O´Leary son aproximaciones más o menos certeras del Bolívar histórico; pero el Bolívar de Gabriel García Márquez ya no es sólo Bolívar sino también García Márquez".

-En el escritor siempre... De frente al papel, siempre están sus obsesiones, vengan de dónde vengan -sentencia Carlos Fuentes mientras se retira del Malba cobijado por el admiración de la gente.



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