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"La Biblia", entre el cielo y el infierno
Veinticinco autores argentinos fueron convocados para escribir su propia visión del libro sagrado.

Veinticinco autores argentinos fueron convocados por la editorial Emecé para escribir "La Biblia", una especie de versión moderna del libro que -se dice- es el más vendido de la historia. "Cada uno hizo lo que se le vino en gana", comentó Juan Sasturain en la presentación que se realizó en una librería de Palermo y que terminó convirtiéndose en un debate sobre la existencia o no de Dios.

"El Antiguo Testamento, colmado de profecías, es también un presagio de todos los libros que le siguieron y le seguirán", escribieron en el prólogo las compiladoras Esther Cross y Ángela Pradelli, quienes además reescribieron el Génesis. Entre otros, participaron de la obra José Pablo Feinmann, Luisa Valenzuela, Juan Sasturain, Griselda Gambaro, Luis Chitarroni, Ana María Shua, Angélica Gorodischer, Héctor Tizón, Mempo Gardinelli, Aurora Venturini, Elvio Gandolfo, Vicente Battista, Antonio Dal Masetto y Guillermo Saccomanno.

"Nuestro Dios está en la literatura, que todo lo hace posible", dijo Luisa Valenzuela, quien escribió sobre Sodoma y Gomorra. "Cuando tomé el texto de la Biblia, me di cuenta de varias cosas. Entre otras, que no dice mucho de los varones de Sodoma, más allá de -como dijo Freud- que son sodomitas. De Gomorra no dice nada, se lo destruye nomás. Entonces decidí que eso era el reverso, el lugar donde las mujeres nos divertimos. Chicas: hay que ir a Gomorra. O encontrarse a mitad de camino. No quedarnos en Sodoma porque nos va pésimo", dijo la autora de "Hay que sonreír" y "El gato eficaz", entre otras novelas.

Sasturain contó que tuvo formación cristiana y, por eso, conoce más sobre el Nuevo Testamento que el Antiguo. Sobre su texto señaló: "El problema con Isaías es que no hay sustancia narrativa, es sólo la palabra de Isaías". Y agregó, entre risas: "Todo va muy bien hasta que aparece el texto de José Pablo (Feinmann), ahí se empieza a pudrir todo. La torre de Babel es el pretexto para contar, como siempre, lo que le interesa a él".

En el relato de Feinmann, un hombre construye la torre de Babel para llegar al cielo y encontrarse con Dios. "No tuve tiempo de leer ningún cuento y el mío casi me lo olvidé, de modo que es muy poco lo que puedo decir", comenzó el filosofo, y la devolución fue un coro de risas del público. Luego, con la misma cortina de fondo, dijo: "Noto que en general se habla de Dios en esta presentación, así que voy a dar algunas opiniones sobre este personaje... A esta altura de los tiempos uno puede decir que no se ha lucido mucho. Así que lo mejor que podemos hacer es concederle el beneficio de su inexistencia", señaló Feinmann. "Si es que existe y se fija en este mundo, es un hijo de una gran... Primo Levi (escritor italiano sobreviviente del Holocausto) lo dijo muy seriamente: 'Existe Auschwitz, no existe Dios'. En este momento hay un exceso de Dios, porque todas las guerras se hacen en su nombre. Hay una lucha entre el Dios del islam y el cristiano", afirmó el autor de "La filosofía y el barro de la historia". Y explicó que "los dos bandos reclaman a Dios para sí, como si fuera el más poderoso de los misiles que se pueden arrojar sobre el otro. Igual, esto es muy viejo: la conquista y la masacre en América Latina se hizo mediante la evangelización".

Luego, Feinmann aseguró que, de existir, un Dios así no sirve para mucho. "Andá a saber cuáles son los caminos de su ayuda. Tal vez sea pasar por Auschwitz y está muy contento con eso porque vas a salir purificado. A uno le dan ganas de decir 'gracias, pero no me ayudes'. Exista o no, no importa, el hombre lo va a encontrar en cualquier parte. Lo mejor -dijo- sería que Dios se olvide de nosotros, porque nosotros no hemos podido olvidarnos de él y hemos escrito entre todos este bellísimo libro que se llama La Biblia". En medio de los aplausos del público, surgió la voz de Aurora Venturini, quien en el 2007 recibió el Premio de Nueva Novela Página/12 con "Las primas": "Te vas a ir al infierno. Porque hay Dios", cerró la mujer de 87 años, señalando a Feinmann, quien respondió, entre risas: "En el infierno están las mejores minas, ya lo saben todos". 

 

Juan Ignacio Pereyra

pereyrajuanignacio@gmail.com



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