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El exterminio del guanaco
La especie, de gran potencial económico, marcha hacia su desaparición por falta de políticas.

El frágil ecosistema patagónico se encuentra en grave proceso de desertificación a causa de sequías prolongadas y sobrepastoreo ovino, provocado por el hombre asociado a la inacción del Estado para legislar sobre el manejo y la recuperación del pastizal natural.

El hombre también participa en el deterioro de la fauna autóctona, que interviene activamente en el equilibrio ecológico de la región. En la actualidad estamos asistiendo al extermino de muchas especies, entre las que existe una en particular, la más perseguida y la más valiosa: el guanaco (lama guanicoe).

El guanaco es un camélido sudamericano cuya mayor población a nivel mundial se encuentra en la Patagonia (90%), aproximadamente unos quinientos mil ejemplares que a principios del siglo pasado rondaban los cinco millones.

Posee una fibra similar a la de la vicuña (9 a 14 micras de diámetro), cuyo valor es muy alto.

Para tener una noción más clara de la calidad de fibra que poseen estos camélidos sudamericanos, podemos citar una de las últimas ventas de fibra de vicuña, adquirida por la firma Pelama Chubut a un valor de u$s 970 el kilo.

La carne es de excelente calidad, de las recomendadas por médicos y nutricionistas por su bajo contenido de grasa y colesterol, y muy requerida por los países desarrollados. El manejo es relativamente sencillo en silvestria y cautiverio.

Su exterminio obedece a la competencia con el ovino por el pastizal natural y los responsables son los estados provinciales y la Nación, por no alentar el uso sustentable de un recurso natural con gran potencial económico para transformarlo en una alternativa de producción con tremendo valor agregado.

Los pocos productores rionegrinos que estamos comprometidos por generaciones con la defensa de la fauna autóctona en general y del guanaco en particular generamos la tecnología necesaria para el uso sustentable de la especie en los últimos diez años, con muchísimo sacrificio y a costos sumamente onerosos de materiales y mano de obra. Sólo quien vive en la meseta patagónica puede llegar a dimensionar el tema.

En respuesta a tanta lucha hemos sido bastardeados y rapiñados científica y económicamente por los verdugos del guanaco, un ejército de burócratas apoyados en conceptos biológicos obsoletos, enquistados en distintos estamentos del Estado y direcciones de Fauna bajo la mirada desinteresada de un poder político cómplice de la extinción de la especie.

En la actualidad la Patagonia sufre una de las sequías más importantes de los últimos cien años, razón por la cual la competencia con el ovino aumentó y, por consiguiente, el exterminio se ha incrementado.

El futuro nos indica un destino extremadamente difícil para el guanaco, entre productores desalentados, burócratas activos, gobiernos ausentes y monopolios compradores con acciones, relacionadas con el holocausto de la especie.

En la medida en que no existan decisiones urgentes en relación con el uso sustentable y su preservación a través de políticas racionales en lo científico y en lo económico, para todos aquellos que anhelamos una Argentina federal y sustentable el guanaco pasará a ser historia en la Patagonia.

ÁNGEL GARRIDO

(*) Productor



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