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\'La Negra\' aśn vive

Estuve muchas veces con "La Negra". A escondidas la vi un verano en Villa Gesell, cuando la dictadura que la censuró y exilió, pegaba con saña genocida. Cuando volvió a Buenos Aires, en el 82…

Su voz me enamoraba, ponía fuera la belleza de su interior inconmensurable.

Me sigue enamorando…

El periodismo nos juntó en alguna presentación de disco, en la conferencia del recital en Boca, con Milton Nascimento y León Gieco, en su departamento porteño.

Me pasó, como a pocos, que me cantó una de sus canciones, en medio de la charla. La tengo grabada. Ella solía hacerlo.

Cantó sólo para mí y no me animé a aplaudirla. La miré, iluminado. Simplemente.

Aún rememoro la vibración dulce que recorrió mi cuerpo. Mágico, me dije, esto es mágico…

Y poco después enfermó durante meses. Se recuperó, renació y volvió a cantar hasta su último disco con otras voces hermosas, sensibles, personales.

Ninguna como la suya.

Era brava, severa por momentos, le gustaba que la mimaran. Mimaba, protegía. Madraza.

Pudo, supo vivir a pesar de los males.

Y ahora se fue, avisando, como para que lastime menos.

Es y será una voz para siempre.

Para aplaudir de pie, erizado, con los ojos húmedos de emoción pura. De esa que muy pocos hacen aflorar en los demás.

 

Eduardo Rouillet



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