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El gran problema sigue estando en el gasto
Para controlarlo, el Ejecutivo deberá asumir costos.
Para muchos operadores, la economía argentina se está viendo beneficiada con una “primavera” financiera de raíz internacional, con algunos condimentos locales. En un reciente informe elaborado por M&S Consultores, Carlos Melconian detalla que la distensión financiera es un primer paso para una normalización macroeconómica del país pero no resulta todavía suficiente para revertir la recesión. Asegura:• que baje la dolarización de portafolios y el BCRA vuelva a comprar dólares como en agosto (550 millones) y septiembre (360 millones al día 18) es bueno pero lo relevante sería que comprara un monto importante –por ejemplo, 800 millones por mes durante varios meses seguidos–;• que suba el precio de los bonos de la deuda y desaparezca el riesgo de default inminente es bueno pero lo relevante sería un acceso permanente y a bajo costo al mercado de capitales y • que suban los depósitos es bueno pero lo relevante sería que se regenerara crédito fluido al sector privado a un costo accesible.La distensión financiera coincide con el peor momento fiscal de Argentina desde el 2003. El Tesoro no tiene más superávit fiscal primario de caja y requerirá de un esfuerzo político enorme en términos de presión tributaria y/o freno del gasto, algo impracticable en las actuales circunstancias políticas y sociales. El problema en el 2010 no será tanto la recaudación; los ingresos fiscales pueden crecer en torno al 15%. El brete fiscal está en el gasto. Cualquier crecimiento razonable sería insignificante con un gasto consolidado al 28% como sucede en la actualidad. Con el 15% de recaudación y el 28% de gasto, el año próximo el déficit primario explotaría. Sería un suicidio fiscal. En el otro extremo –sigue Melconian– un 15% de suba de la recaudación también sería poco para recomponer el superávit primario al nivel de los años pasados. Requeriría directamente congelar el gasto nominal del 2010 en el valor del 2009. Sería un suicidio político. El presupuesto 2010 prevé una suba del gasto del 12%. Pero la historia muestra que en la era K nunca se respetó lo que decía el presupuesto; el gasto siempre estuvo por encima del 30% promedio cuando las promesas presupuestarias lo anclaban a la mitad. Por ejemplo, en el 2008 se votaron gastos primarios por 142.400 millones (un 9% más que el gasto ejecutado del 2007). Finalmente se terminaron gastando 182.000 millones de pesos, un 39% más que en el año anterior. En definitiva, la lucha se ubicará en el campo del gasto público. Bajar de una tasa de crecimiento promedio del 35% en los últimos tres años al 12% de aumento en el 2010 no será tarea fácil. No es un ahorro que se consiga frenando algunas obras o ajustando tarifas; se va a necesitar cirugía mayor.La otra salida para el gobierno –pero no para el país– es acceder a nuevos financiamientos con tasas accesibles. De ahí el apuro de Boudou por cerrar cuanto antes un acuerdo con el FMI para acceder a la colocación de deuda voluntaria. Pero éste es un lujo que se dan los países que no tienen déficit fiscal. Sería otro suicidio financiar el déficit fiscal con endeudamiento sistemático en los mercados como en los 90.  (Redacción Central en base a Informe Overview 919/ M&S Consultores)

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