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El valor real del dólar en la disyuntiva | ||
Públicos y privados no acuerdan sobre la paridad ideal. no cesa la fuga de capitales. | ||
Desde el tercer trimestre del 2007 hasta después de las elecciones del 28 de junio pasado salieron del país unos 40.000 millones de dólares”, calculó Ricardo López Murphy, ex ministro de Defensa y de Economía durante la gestión de Fernando de la Rúa. Incluso estimó que hacia fin de año alcanzarán “los 50.000 millones”. Lo atribuyó a que “la gente quiere movilizar los recursos lo más rápidamente posible porque sufrió ataques sistemáticos al derecho de propiedad”.A su vez, consultoras privadas estimaron para este año un drenaje de 18.000 millones, frente a los 23.096 millones del 2008.Si bien la crisis global fue la principal causa de semejante comportamiento –observado en la mayoría de los países de la región–, en la Argentina influyeron, además, el interminable enfrentamiento del gobierno con el campo, consecuencia de las retenciones; las dudas sobre la solvencia financiera y la manipulación de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Una vía indirecta habitual para sacar divisas del país fue el “contado con liquidación” (“contado con liqui”) mediante la compra local en pesos de acciones o títulos que se cotizan en el extranjero para después transferirlos y venderlos y seguidamente depositar los dólares obtenidos en cuentas bancarias en otras naciones.Martín Redrado, presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), argumentó que su estrategia se basó en cuatro pilares: permanente equilibrio en el mercado monetario, flotación administrada del tipo de cambio, mantenimiento de redes de liquidez externa y regulación y supervisión financiera adecuadas. El Banco Central persistirá con la flotación administrada del tipo de cambio Desacuerdos sobre cuál debe ser el valor del dólar Los sectores público y privado apuestan por distintas cotizaciones “ideales” para la marcha de la economía._Mientras, la fuga no cede y se estima que este año saldrán del país 50.000 millones. No perdió oportunidad de publicitar y defender el esquema ni de recordar su enorme utilidad en países con tipo de cambio fijo y alta volatilidad “para enfrentar shocks externos, morigerar el impacto sobre la estabilidad financiera y minimizar los efectos sobre la economía real”.Más allá de las intervenciones del BCRA, se exigieron autorizaciones para sacar del país más de 2 millones de dólares mensuales y diez días hábiles para transferir fondos cobrados por exportaciones y depositados en el exterior.A fin de limitar la entrada de capitales, se extendió de seis meses a un año la inmovilización de los fondos arribados desde el exterior, se aplicó un encaje del 30% por idéntico lapso –en principio, limitado a los traídos por los no residentes pero enseguida ampliado a los argentinos– y se obligó a los importadores de bienes de consumo a que los pagaran con anterioridad.Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, envió a personal de su confianza a las casas de cambio para verificar las cotizaciones y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) intervino para desalentar especulaciones. Tras la completa estatización del régimen previsional, se buscó elevar la oferta de dólares con la repatriación obligada de recursos que manejaban las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP).La acumulación de reservas sirvió de “autoseguro” frente a la inestabilidad financiera, opinó Redrado. En el contexto de la crisis, el BCRA compró y vendió divisas en el mercado único y libre de cambios (MULC) y consiguió que el stock de reservas, al finalizar junio, ascendiera a 46.026 millones de dólares, excluyendo títulos públicos nacionales.Esto fue acompañado por una absorción monetaria mediante la colocación de Lebac y Nobac, la concertación de pases pasivos para el BCRA, la colocación de títulos del Tesoro y la cobranza de redescuentos.Cabe destacar que a un año de iniciado el sistema de pagos en monedas locales (SML), aquellos acordados entre la Argentina y Brasil, en pesos y reales, no representaron siquiera el 1% de las operaciones totales. (Ver aparte) El tipo de cambio real alto mejoró las cuentas oficiales y el mantenimiento del mismo sirvió para garantizar el superávit fiscal y cumplir con los pagos de los intereses de la deuda, aun a costa del atraso salarial del sector público y de los gravámenes a las transacciones bancarias y las retenciones.Para contrarrestar críticas a la paridad –insuficiente para la Unión Industrial Argentina (UIA) y ciertos economistas–, el BCRA destacó que el peso completó en agosto un semestre de fuerte ajuste frente a las divisas de los países con los que la Argentina mantenía relaciones comerciales. El índice de cambio multilateral hasta agosto quedó un 149,1% sobre el promedio de la convertibilidad y se ubicó cerca del máximo de entre el 2002 y el 2003, aunque en ese momento la competitividad del peso se relacionaba con su pérdida de valor frente al dólar y últimamente con una corrección más generalizada. Por eso fondos externos volvieron a apostar a la deuda local, cuyas tasas resultaban más atractivas que las ofrecidas en el mundo. El blanqueo de capitales no aportó lo previsto, pese a que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) antes de que venciera el plazo fijado autorizó a que el dinero que se declarara y no se invirtiera hasta el 31 de agosto se depositara en una cuenta bancaria. Especialistas de la Comisión Nacional de Valores (CNV), el Banco Central y la AFIP aparecieron investigando a operadores que ingresaron divisas sin pasar por los controles (previamente, la repartición mencionada en último término controló a empresas que las giraban al exterior, sobre todo filiales de multinacionales). Hasta sospecharon que la compraventa de activos podría constituir el delito de lavado de dinero. De la misma forma, en el 2008 se conocieron operaciones fraudulentas de once sociedades de bolsa, denunciadas judicialmente el mes pasado.La entrada de divisas hizo retroceder la cotización de la moneda norteamericana en el circuito de bancos y empresas –no así en las casas de cambio– y obligó al BCRA a adquirirlas –más de 100 millones en una jornada– a fin de evitar que la cotización siguiera descendiendo.No faltaron exportadores que adelantaron sus ventas previendo que el dólar podía depreciarse más.Mientras tanto avanzó la cotización del euro y en muchos lugares el dólar perdió su posición de privilegio como refugio de valor, fundamentalmente por la pérdida de credibilidad de Estados Unidos durante la crisis. No fue eso lo que ocurrió en la Argentina, donde persistió la dolarización. Consultores privados insistieron en que debería evitarse el atraso cambiario, entre ellos quienes pronosticaron a principios de año un dólar a 4,20 pesos para fines de diciembre.Roque Fernández, ex presidente del BCRA y ex ministro de Economía en la era de Carlos Saúl Menem, calculó en marzo último que por la inflación esperada del 20% en el mercado de cheques diferidos ésa podría ser la devaluación adicional, que llevaría la divisa norteamericana a 4,40. La UIA reclamó en mayo pasado que tras los comicios subiera a 4,50 y casi simultáneamente el Estudio Broda recomendó llevarlo a 4,30/4,50 pesos a fines del 2009. Con la mejora del contexto internacional y la desaceleración de la fuga de capitales, en las últimas semanas la mayoría de los consultados estimó entre 4,05 y 4,07 al culminar el año.Para el Estudio Bein llegaría a 4,12 cuando se alejara el 2010 y a 4,97 al huir el 2010, y para la consultora Abeceb, a 3,90/4 y 4,25 respectivamente.Amado Boudou, ministro de Economía y Finanzas Públicas, dijo estar convencido de que “la flotación administrada del tipo de cambio ha funcionado bien y va a seguir haciéndolo” y que “hay una total calma respecto del futuro de la moneda”.En el proyecto de presupuesto nacional 2010 se previó que el valor del dólar promedio sería de 3,95 (ver cuadro), pero no convenció a grandes empresas que vaticinaron 4,30 al final del año venidero por la perspectiva de que la inflación trepe al 15% cuando se vaya el 2010, mientras en el Palacio de Hacienda imaginaron el 6,1%.
¿Hacia la constitución de una nueva moneda de reserva “global”? Cuando se conoció que China impulsaba el reemplazo del dólar como divisa de reserva global, en marzo pasado, economistas de diferentes naciones expresaron que el gigante asiático estaba en condiciones de posicionar su yuan de esa manera. Barack Obama, presidente de Estados Unidos, salió al cruce y sostuvo que la divisa norteamericana se encontraba “fuerte”. Por entonces también Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, consideró “legítimo discutir el papel de monedas de reserva en el mundo” y aclaró que eso “llevaría tiempo”. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) propuso a países de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) al mes siguiente –en especial a Paraguay y Bolivia– eliminar el uso del dólar en las operaciones de comercio exterior. Quiso replicar así el sistema de pagos en moneda local que desde el 1 de octubre del año pasado rige en el intercambio entre la Argentina y Brasil pero que hasta ahora representó menos del 1% de las transacciones, no obstante permitir ahorrar en los costos financieros y operativos ya que en vez de dos conversiones (pesos a dólares y dólares a reales o viceversa) sólo se precisa una, que en ocasiones puede proporcionar gran parte de la rentabilidad.Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, en mayo pasado viajó a China para tratar de captar inversiones y ofreció a su par, Hu Jintao, prescindir del dólar en el comercio bilateral, ya que era “absurdo” dar a un solo país –Estados Unidos– “el poder de imprimir la moneda intercambio”.En agosto de este año el papel del dólar como “buena reserva de valor” fue considerado “cuestionable” y de “alto grado de riesgo” por Joseph Stiglitz, profesor de Economía de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), ganador del Premio Nobel y reciente interlocutor, nuevamente, de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. China, con la mayor reserva en monedas extranjeras, y Rusia pidieron una nueva “moneda mundial” para reemplazar el dólar y después el BRIC –bloque formado por Brasil, Rusia, India y China– se declaró a favor de esa sustitución. En tanto, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) sostuvo que el papel del dólar en el comercio internacional debe reducirse con la constitución de una nueva moneda “global” que proteja a los mercados emergentes del “juego de confianza” de la especulación financiera.
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