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Educación sexual: debatir sin retrocesos | ||
Los derechos de la mujer y de los niños y las niñas son parte de batallas ganadas por la humanidad. Y las críticas de la Iglesia al manual de educación sexual previsto por la ley que los promueve implican revisar puntos ya decididos en forma democrática. | ||
Por SUSANA YAPPERT sy@fruticulturasur.com.ar
Hay batallas ganadas por la humanidad. Y otras que discurren. Los derechos humanos, entre ellos los de la mujer y los de los niños y las niñas, están allí, sosteniendo las más profundas convicciones de las que nuestra sociedad ha sido capaz. Hay también conflictos y tensiones que suscita su incumplimiento, como el pretender volver hacia situaciones que se resolvieron por mecanismos de la convivencia democrática. Éste es el caso de las críticas vertidas hace poco por monseñor Héctor Aguer y otros eclesiásticos sobre el manual de formación docente en educación sexual, críticas que cosecharon más repudios que apoyos aun entre fieles de la Iglesia Católica. En la Argentina pos-2002 hubo un largo debate que precedió la sanción de la ley 26150 (ver aparte). Fue protagonizado por ciudadanas y ciudadanos de las más diversas ideologías y grupos de pertenencia. La ley es, en consecuencia, la expresión de lo que una mayoría entonces reunida decidió. En ese debate participó la Iglesia Católica. Y el manual que cuestionó no es más que un instructivo para que un derecho garantizado por esa ley se concrete. Luego, que la Iglesia lo use para retomar un debate es parte del enmarañado bosque discursivo de la Argentina. Aguer vuelve para decirnos: "Acá estamos, en esta nueva cruzada, ahora que nuestros antiguos aliados se sienten fortalecidos (se sugiere leer sus homilías, disponibles en internet: www.aica.org). "¿Imaginaban otra cosa? -pregunta una de las más lúcidas especialistas de género de la Argentina, la psicóloga Eva Giberti-. Que aparezcan voces disidentes era lo esperable y lo que corresponde asumir, aunque sin retroceder. Actualmente no hay -institucionalmente- cosa alguna que discutir. Se diseñó un dictamen duramente debatido y se creó el programa. Y se aplica dicho programa consensuado con los lineamientos curriculares de Educación Sexual Integral. Yo formé parte de esa comisión que discutió los contenidos de la ley durante varios meses", recuerda. "Se discutió con firmeza hasta llegar al documento, con oposiciones desde la idea de género hasta lo referente a la homosexualidad, el lesbianismo y el travestismo, que fue mi propuesta de difícil digestión para sectores no habituados a reconocer el derecho a la diversidad. Mucho más difícil me resultó incluir temas como las niñas prostituidas y la trata de personas, cuando los umbrales de niñas reclutadas para este fin van de los 11 a los 18 años, es decir, en período escolar. Hubo encuentros interminables, de horas y horas ganando discusiones por mayoría de expertas y no por convencimiento de otros sectores que continuarán con su prédica", señala. Y continúa Giberti: "¿Suponíamos que iba a procesarse la educación sexual sin conflictos, calumnias, distorsiones y planteos de enfervorizados creyentes -genuinamente preocupados- por la ´corrupción´ que se introduce en las mentes infantiles? Mantener los niveles de indignación es saludable y estimulante, mientras esperamos que el Papa vuelva a pedir perdón por las violaciones de niñas a cargo de prelados", ironiza. El primero en contestarle a Aguer fue el ministro de Educación, Alberto Sileoni, quien le recordó que "la ley de educación sexual no es una opinión, la ley es la ley y el Estado tiene la obligación de hacerla cumplir en todas las escuelas del país, tanto de gestión pública como privada". El director general de Escuelas bonaerense, Mario Oporto, directamente calificó de "totalitario" el tono del comunicado. En el mismo sentido se pronunciaron la Red Informativa de Mujeres de Argentina (RIMA), la red de periodistas de Argentina PAR (1) y legisladores de todo el arco político. ¿El problema es el manual? Claro que no. El sacerdote visualiza otros problemas aunque sólo diga que el manual lo es porque no refleja "la variedad de opiniones". Lo que confunde como una "imposición totalitaria del Estado" no es otra cosa que el respeto a derechos consagrados por la Constitución nacional. El problema es otro, u otros. Y Aguer los enumera: 1) que el Estado vele por la salud y seguridad de sus menores, 2) que el manual sea "neomarxista", 3) que provenga de la "ideología de género", que es peligrosa porque se propone entre otras cosas "modificar los roles sexuales" y hacer de las mujeres seres libres destinados a otras cosas que procrear; 4) porque promueve "el uso del preservativo" y la "homosexualidad" (literalmente critica "que se otorgue carta de ciudadanía a la homosexualidad y sus variantes") y, en términos generales, le preocupa "la desconstrucción de una concepción de la sexualidad de acuerdo al orden natural y a la tradición cristiana" porque entiende que el manual "reivindica el derecho a fornicar lo más temprano posible y sin olvidar el condón". "¿No sería más eficaz e indudablemente segura la abstinencia de relaciones sexuales prematuras e irresponsables?", pregunta Aguer. También le preocupa que ese manual destinado a educadores de educadores se trate de "Una verdadera subversión del orden jurídico". En síntesis, el arzobispo de La Plata "avizora un peligroso avance totalitario sobre la libertad de conciencia. La tan mentada neutralidad religiosa del Estado en el ámbito educativo, el célebre laicismo escolar, no es compatible con la imposición de una dogmática constructivista y atea que resulta una especie de religión secular, ajena a la tradición nacional y a los sentimientos cristianos de la mayoría de nuestro pueblo", asevera. Mirada que ni siquiera ve en su propia feligresía, donde hay sectores que reclaman una iglesia realmente comprometida con estos temas sociales desde posturas más abiertas. Y mentirosa, porque si el supuesto "totalitarismo de Estado" existiese no habría libertad de expresión y Aguer no tendría un programa en Radio Nacional ni podría dirigirse a los medios para decir lo que la Iglesia quiere que diga. PAR recordó que el manual en cuestión, compilado en el 2007, fue redactado bajo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el programa de lucha contra el sida de la Organización de Naciones Unidas (ONUsida) y le recordó a monseñor que el derecho a la salud sexual y reproductiva -que incluye la Educación como herramienta fundamental- está asegurado en la Constitución nacional desde la incorporación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, Niñas y Adolescentes y por leyes nacionales. "Derechos consagrados y de los cuales los niños son titulares que se complementan con las facultades que en cabeza de los padres descansan como consecuencia del ejercicio de la patria potestad. Así, los ´unos´ se completan/realizan con los ´otros´; es decir, mediante el ejercicio de esa cuota de soberanía delegada en los padres -explica un especialista en derecho internacional-. Por lo demás, se trataría de una manifestación totalitaria si no dejase sitio para la crítica, el cuestionamiento y el debate. No es el caso que aquí se trata, en el que el arzobispo puntualiza cada una de las objeciones que tal programa le inspira", agrega. En otras palabras: tratar de imponer a la comunidad convicciones confesionales pretendiendo hacerlas obligatorias para la totalidad de los ciudadanos invierte este sentido, no sólo ejerciendo una conducta autoritaria sino ajena al Estado de derecho. Nadie pretende que sus hijos forniquen irresponsablemente. Ni que se embaracen o enfermen. Como tampoco queremos que nuestras hijas vivan unidimensionalmente o como esclavas de un sistema patriarcal en el cual sólo pueden ser madres, esposas abnegadas y seres sin placer. Lo peligroso, en síntesis, no es sólo lo que se ve en el orden del discurso. En medio de estas estrategias distractivas, cientos de adolescentes, niñas y niños sufren abusos y embarazos no deseados, se enferman y son condenados en vida. "En la CABA -afirman periodistas de la red PAR- representantes de la Iglesia entorpecieron la aprobación del proyecto de educación sexual durante tres años (2004-2007), logrando por fin que las escuelas religiosas elaboren sus propios proyectos; en la provincia de Buenos Aires presionaron al ex gobernador Felipe Solá y lograron el veto al proyecto de educación sexual obligatoria en todos los niveles (2004) y retrasaron la implementación de la ley nacional en Mendoza, Córdoba y Chaco hasta el día de hoy", señalan. Las críticas serían nimias si no se supiera -según recientes investigaciones de la OPS y de Fundamid- que en el país el 13% de las adolescentes se embaraza sin desearlo, cifra que trepa casi hasta el 20% en provincias como Neuquén; que al menos un tercio del total de las muertes maternas en la Argentina es atribuible a abortos inseguros o que han sido notificados 3.700 casos de menores de 14 años que viven con sida y se estima que otros 1.500 niños no saben que tienen el virus. La legisladora María Elena Naddeo, ex titular del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes porteño, recordó que "según investigaciones de la UBA y otras entidades, cuanto mayor es la educación sexual que reciben los chicos más tardía es la iniciación sexual. Al contrario, menos educados e informados, la edad de iniciación sexual desciende y hay más jovencitas con embarazos no deseados". Y agregó que "según la Convención Internacional de los Derechos del Niño, los padres deben guiar y orientar a los chicos para ejercer sus derechos pero no imponerles sus propias creencias o valores". Por esto la escuela no puede ser confesional ni dogmática, debe buscar lo más avanzado del conocimiento e iluminar críticamente el pensamiento; en lugar de debatir con monseñores, debería ocuparse de zanjar dificultades y obstáculos para poner en marcha la enseñanza de la educación sexual en todos los niveles educativos y desde temprana edad. Así podremos ser una sociedad respetuosa de los derechos humanos.
(1) Periodistas de Argentina en Red. Por una comunicación no sexista: organización conformada por más de un centenar de periodistas mujeres y varones. Co-coordinadora de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, que aglutina a comunicadores de América Latina, el Caribe, Europa y África. |
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