>
La tecnología puesta al servicio de la producción
Mapas, sensores e imágenes satelitales ya forman parte de la escena frutícola.

El uso de tecnologías cada vez más precisas para mejorar la producción y que permiten hasta cambiar la forma de cultivar la tierra es un desafío cada vez más cercano. "¿Para qué usar mapas, sensores y hasta imágenes satelitales en el cultivo de fruta?", se preguntarán muchos. "Para poder producir mejor, con más calidad y hasta con menos costos", dicen los que saben.

De esto y mucho más se habló días atrás en una jornada sobre "fruticultura de precisión" que se desarrolló en Roca, organizada por el INTA.

Hernán Vila, investigador en Viticultura del INTA de Mendoza, fue uno de los expositores. Ante el auditorio expuso su vasta experiencia en "viticultura" y luego habló con "Río Negro".

"La idea es tener una visión panorámica del monte frutal basada en mapas, en imágenes, que significan variables que se pueden medir en el terreno; por ejemplo, de heterogeneidad del suelo, de estado hídrico, de nutrición, de biomasa del cultivo, de cantidad de fruta... o información proveniente de sensores remotos montados en aeroplanos o satélites. Esos sensores miden las radiaciones reflejadas por el cultivo y pueden darnos una idea de la biomasa, de la cantidad de follaje y de su estado hídrico. La cantidad y la calidad de la fruta pueden estar relacionadas de alguna manera con la biomasa y el estado hídrico", detalló.

-¿Existen experiencias de su uso en fruticultura?

-En viticultura se usan mucho, pero en fruticultura creo que no. La viticultura argentina de alguna manera abreva en tecnología y el inicio histórico se da por la investigación de la filoxera. La NASA comenzó a tomar imágenes infrarrojas para ver cómo estaba avanzando la plaga antes de que fuera aparente para los técnicos que monitoreaban el cultivo. Ahí se pudieron conocer cosas del cultivo, mapear grandes extensiones y apreciar aspectos que desde el suelo los técnicos no podían ver. Entonces comenzó a estar relacionado con poder actuar tecnológicamente, con fertilizantes, con plan sanitario, plan de poda, de raleo, específicamente, para las necesidades de cada sector del cultivo.

-¿Quiénes la utilizan?

-En Mendoza todas las empresas grandes lo están aplicando, todas las que exportan vino usan esta tecnología y las empresas medianas que están en grupos Crea la usan. Desde hace 10 años, diría, empezó en Chile y después ya vinieron empresas argentinas que también trabajan en la Pampa Húmeda, en cultivos de soja, en caña de azúcar.

-Además de las ventajas deben existir algunas contras...

-Sí, hay contras. La primera es que realmente es una tecnología grosera aunque se llame de precisión, porque no es como ir a la planta y medir su potencial hídrico o hacer un análisis foliar para obtener información sumamente precisa. La limitante de esa herramienta es que yo no puedo hacerles a todos los árboles ese análisis de suelo, nutricional, por eso es una tecnología más grosera pero panorámica. Entonces lo necesario es complementar lo grosero y panorámico con la visión de superficie más fina. Además, en general muchos inconvenientes están asociados a los sensores de avión, más económicos, los que más se están usando. Los sensores de satélite son muy costosos y el inconveniente que tienen es que se necesitan muchos clientes. Las imágenes de satélite cubren 25.000 hectáreas y una imagen de aeroplano a veces abarca 500 hectáreas y entonces a la chacra le resulta más económica.

-¿En qué números hay que pensar?

-Para una chacra de 200 hectáreas, aproximadamente, el costo de las imágenes no supera los 1.000 dólares anuales.

 

SILVANA SALINAS
ssalinas@rionegro.com.ar



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí