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En nombre de la calidad
Roger jugó bárbaro ante Djokovic y va .por su sexta corona.

El estadio se puso de pie, entero, anonado, extasiado, y le ofrendó al mejor tenista de todos los tiempos una intensa ovación. Roger Federer apretó el puño, rio con satisfacción y desde la red Novak Djokovic le lanzó una mirada de admiración encubierta.

Antes, en el último game de un partido intenso, repleto de emociones y de jugadas dignas de enormes talentos, el suizo había dibujada una "gran willy" que terminó sieno el anteúltimo punto de un juego que se cerró 7-6 (7-3), 7-5 y 7-5. Ese momento fue tan determinante que el último punto el serbio prefirió casi no disputarlo, como una suerte de homenaje para un tenista que irá por su sexta corona de US Open.

El partido no tuvo nada que ver con lo que se había visto entre Del Potro y Nadal, porque no hubo grandes ventajas entre Federer y Djokovic, pero sí una diferencia clave: el suizo tuvo nervios de acero en momentos calientes.

En el primer set el serbio quebró para ponerse 4-2, pero el N1 le devolvió la gentileza inmediatamente y desde ahí fueron palo a palo hasta llegar al tie break, donde se impuso el Expreso.

En el segundo parcial Djokovic no bajó los brazos y la historia se definió en el game 12, con un quiebre de Federer después de dos puntos fantásticos. El último set fue un calco. Ahora deberá doblegar a Del Potro para festejar.



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