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DIRECTO A LA EMOCIÓN, DIRECTO AL CORAZÓN
Entrevista con Fabián Vena, que está de gira en la región con la obra "Algo en común", sobre el sida y el amor.

Eduardo Rouillet

 

"Algo en común", dirigida por Santiago Doria y protagonizada por Fabián Vena y Viviana Saccone, acerca el sida al escenario. Su argumento básico es el amor, pero planteado hoy con el HIV como trasfondo. Graciela Stefani y el joven Ricky Aielo acompañan a la señora Saccone y a Vena, quien en medio del trajín previo a una recorrida tan amplia como la que los trae por el norte patagónico se hizo de un buen rato para charlar con "Río Negro".

La pieza teatral de Harvey Fierstein ya pasó ayer por el Círculo Italiano de Villa Regina, hoy viernes estará en el Cine Teatro San Martín de Centenario, mañana sábado subirá al escenario de Casa de la Cultura de General Roca, el domingo irá al Casino Magic de Neuquén y el martes 8 se presentará en el Centro Cultural de la capital rionegrina.

"La pareja de los dos ha tenido HIV, la antigua de ella y la actual de él? Nosotros pertenecemos a la generación que nunca imaginó que iba a aparecer algo así; a la que padeció los estragos del furor de la enfermedad; la misma que ahora sabe que tiene control con medicamentos. Hemos atravesado todos estos períodos. Y es interesante porque hace quince años cuando surgió la pieza -con mucho impacto y mucho éxito-, ponía de manifiesto la muerte de gente víctima del sida. Al volver a hacerla, y esto lo sintió Santiago Doria, la gente se conmueve mucho, nos pasa ahora en las funciones, porque no se hacen demasiadas referencias puntuales al tema; aunque sí en su versión original. Simplemente se nombra. No se oculta, pero no se pone el acento ahí, ya que a esta altura se sabe que si se accede a la medicación no hay por qué morirse de sida", dice Vena poco antes de las funciones que ya lo tienen en la región.

"Es interesante también porque da paso a diferentes lecturas sin el miedo, sin el impacto de lo que la enfermedad provoca; a una historia de amor extraordinaria, de cuidado, de generosidad, de enamoramiento profundo más allá del sexo, más allá del género, de compartir y de evocar a una persona muy querida desde las anécdotas y los tics personales, y a muchos más temas que hace quince años, cuando poner en teatro un caso de sida complicaba el análisis", agrega.

-Da paso también a la comprensión y contención de la situación.

-Fundamental. Comprender y contener, en el caso de los dos personajes. Tanto el de Vivi como el mío han tenido una cantidad y una calidad de amor hacia ese ser querido, este personaje que se nombra pero nunca se ve.

"Algo en común" narra la historia de Julia, Fernando y de alguien que ha muerto pero que está en cada uno de ellos. Cuando se reúnen para firmar un contrato legal, los sentimientos ganan por sobre los prejuicios. Harvey Fierstein, emoción mediante, propone una lectura no discriminatoria.

"Así y todo la obra da que hablar y pone de manifiesto la mirada prejuiciosa que aún tenemos como sociedad y cada uno, individualmente, en base a la crianza y a la educación que hemos tenido y en base a los preconceptos con que nos manejamos. Camina sobre la discriminación hacia la homosexualidad y la poca información que tenemos acerca del sida", opina el actor.

-La consideración de estos temas pocos tratados no deja de ser una buena enseñanza.

-Sí. Es una obra muy simple que va directo a la emoción, directo al corazón. Entonces, a través de esos sentimientos, se puede comprender. Así como a veces mediante la risa o la comedia se puede reflexionar sobre temas profundos, a través de la emoción, de la llegada directa a los sentimientos, puede elaborarse una mirada más compasiva, más generosa, hasta más inteligente. "Algo en común" va hacia eso y provoca, en nosotros que la hacemos y en los espectadores, ese nivel de comprensión. También propone una mirada diferente sobre la muerte. Como occidentales tenemos una visión muy cerrada al respecto, relacionada con el dolor, la pérdida y el sufrimiento. Y si bien los personajes son tipos muy comunes y están entre nosotros, traen al muerto y a la muerte desde un lugar distinto. Los orientales tienen un poco más de comunión con el tema. Para nosotros parecen dos estados diferentes.

-Como si la muerte estuviera separada de la vida.

-Y es parte de un mismo ciclo. A mí también me ha provocado esa mirada y no la capté cuando leí la obra, sí cuando empecé a hacerla. Me di de cuenta cuán cerrados estamos respecto al rótulo de la muerte y qué inteligentemente la obra la evoca de un modo tan puro y tan lleno de felicidad, incluso, que hace que los personajes vivos tengan un encuentro de intereses, de facturas que se pasan, pero también amoroso, generoso, que provoca una amistad entre ellos gracias a la gran personalidad del ausente, ese alguien en común que ambos tienen.

-Todas esas miradas, para el hombre que sos, también son un aprendizaje?

-Lo interesante de nuestro oficio es esa constante simbiosis, esa relación inquebrantable entre vida y trabajo. Cuanto más pueda cultivar la profesión, mejor seré en la vida y, cuanto más cuidado tenga de mí, mejor será mi labor. En el actor está muy ligado cómo uno vive o cómo trabaja; tomarse la cosa tan seria y profesional en la actuación y en la vida, ser lo más consciente posible y tener la mayor cantidad de información para luego poder transmitirla. En ese sentido se realimentan mucho una a la otra. Yo busco siempre materiales que me provoquen un crecimiento. A veces hago géneros diferentes para seguir sumando a mi experiencia o personajes muy alejados de mí. O que vayan profundamente hacia mí, con una emocionalidad como el personaje de (Federico García) Lorca (en "La sombra de Federico", de César Oliva y Eduardo Rovner, en el Teatro San Martín) que acabo de hacer o éste de "Algo en común". Me permiten bucear sobre la emoción en la actuación.

-O el vividor despiadado que interpretaste junto con Arturo Puig (en "La vuelta al hogar")?

-En (Harold) Pinter? (se emociona Fabián por el recuerdo). No te lo nombré pero lo pensé porque, si bien es el extremo opuesto de lo que hago hoy, tenía una emocionalidad muy fuerte y muy contenida y también con la posibilidad de sondear esos sentimientos a los que ningún ser humano escapa.



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