>
Emilio Belenguer, de Buena Parada hacia la política y la producción
Nació en Río Colorado, creció en Darwin y en Bahía Blanca se hizo obrero y político. Entre 1946/1955 fue gobernador, peronista.

Por capricho de algunos constructores de la historia, poco sabemos del ex gobernador de Río Negro y Neuquén, Emilio Belenguer, aun cuando en su tránsito ocurrieron sucesos trascendentes en la región. Con él no sólo llegaron el agua corriente y el gas a miles de casas de los territorios; también se realizaron las obras de riego del Valle Inferior, caminos hacia parajes alejados, puentes y escuelas; también, se dictaron en Nación leyes clave para que los territorios dejaran de ser tales para convertirse en provincia.

Emilio Belenguer nació el 17 de marzo de 1907 en Buena Parada, nombre que hoy pertenece a un barrio de la localidad de Río Colorado. Hijo de inmigrantes españoles, Dolores y Manuel, quienes por motivos desconocidos se afincaron en la Norpatagonia, muy cerca del río, donde cultivaron una huerta para sobrevivir.

El matrimonio tuvo 9 hijos, uno de los menores fue Emilio. Su padre tuvo un ataque de presión que lo dejó paralítico muy joven, vivió unos años más pero murió prematuramente y su esposa Dolores quedó a cargo de toda esa numerosa prole.

La tarea fue ardua para esta mujer, que recurrió a su familia para poder criar a todos sus hijos. Dolores tenía una hermana en Darwin, Ángela, casada con un empleado del ferrocarril de apellido Silveira. Ellos no tenían hijos y cuidaron de Emilio.

En Darwin, el niño cursó estudios primarios. Al terminarlos, ya moldeaba sus principales rasgos físicos y espirituales: casi un gigante, medía 1,90 m, y se mostraba muy sensible a las necesidades humanas.

A los 18 años, su tío lo llevó a Bahía Blanca a trabajar en el Ferrocarril. Desde joven mostró su inclinación a la política y sus dotes de buen orador. En la década del 20 se unió a las filas de la UCR. Pero, ante todo, era un obrero ferroviario y lo cautivó la actividad gremial. Su labor allí fue destacada, tanto que pronto se convirtió en presidente de la Unión Ferroviaria, seccional Bahía Blanca.

A sus 20 años, tuvo su primer hijo, Emilio Manuel. De su primer matrimonio nació también Héctor y, muchos años después, de su segundo matrimonio, Lorenzo.

Belenguer pasó muchos años en Bahía Blanca con su familia y muy involucrado en política. Fue radical hasta que lo conoció a Juan D. Perón, con quien tuvo posibilidad de intercambiar ideas en varias oportunidades desde su rol en el gremio. Se profesaron un respeto mutuo y continuaron una relación hasta la muerte del general. Vivió todo el ascenso de Perón, se sumó al movimiento y el 17 de octubre del 45 lo contó entre los suyos. Ese año, Belenguer fue designado delegado Regional de Trabajo y Previsión en Bahía Blanca.

Desde ese cargo, mantuvo un contacto fluido y personal con Perón, quien ganó las elecciones presidenciales en febrero de 1946 y lo nombró a Belenguer gobernador del Territorio del Neuquén. A poco de asumir, y en el contexto del Plan Quinquenal, aceleró la extensión del gasoducto de Neuquén hacia el Alto Valle; también hizo gestiones para la construcción de un camino entre Bahía Blanca y Neuquén y la creación de escuelas de oficios.

En 1948, el Senado declaró la necesidad de reformar la Constitución, puerta que abrió camino a la provincialización. La transición fue gradual y se concretó en 1955.

Tras cumplir un período de tres años como gobernador del Neuquén, Belenguer fue nombrado por Perón para cumplir idéntico cargo en Río Negro. Estuvo frente al Ejecutivo desde 1949 hasta 1952, fecha en la que fue designado para un segundo período, que culminó con la caída de Perón.

Cuando asumió la gobernación de Río Negro, el 1 de diciembre de 1949, Viedma celebró que un hijo de su tierra asumiera. Una multitud lo ovacionó, tal como lo registró la prensa de la época y como jamás había sucedido antes en la Comarca.

El discurso de asunción mostró a un peronista de cuerpo entero, leal ante todo: expresó que iba a gobernar para peronistas y para no peronistas; pero siempre sujeto a los principios de la doctrina peronista.

Conocía la necesidad y el trabajo, por eso sentía una enorme empatía con los humildes. Según sus allegados, llevó siempre la bandera de la honestidad en alto, único legado que dejó a sus descendientes.

Otras de las características de su gestión fueron sus viajes constantes a todos los puntos del territorio, prefería un contacto directo con la gente y sus problemas. Es posible que haya sido él el primero en pensar en término de desarrollo regional. En tal sentido, creó en 1950 el Organismo de Planificación y Coordinación del Territorio de Río Negro.

Ese año también se produjo la única visita de Perón y Eva Duarte a Río Negro. Emilio Belenguer los acompañó a San Carlos de Bariloche (foto). En esa oportunidad, Perón dijo de Belenguer: "Ha sido probado como peronista y gobernante. He depositado en él absoluta confianza. Lo conozco y lo he observado. Comenzó por ser un hombre humilde, con humildad de corazón y de alma. Y de un ser humilde podemos esperarlo todo: la abnegación y el trabajo. Porque nosotros los peronistas no necesitamos sabios en el gobierno, ni necesitamos ricos ni grandes señores. Necesitamos pueblo y nada más. Por eso hemos tratado de que hombres de humilde condición pero de grandes valores sean los conductores de la nueva Argentina". (Diario "La Nueva Era" 16/8/1950 pág. 7)

Desde la llegada de Perón al poder, se aceleró la gestión en pos de la provincialización de los territorios. Belenguer se comprometió a ser el último gobernante designado por el Ejecutivo y puso todo su esmero en ello. En junio de 1955, cuando por medio de la ley 14.406 Río Negro fue declarada provincia, Belenguer ocupó el cargo de comisionado federal, mandato que abría paso a la primera elección del gobernador. El proceso se interrumpió y Belenguer, tras el golpe, quedó detenido por razones políticas en Viedma. Cuando lo autorizaron, decidió fijar residencia en su chacra de Río Colorado, llamada "Cumelén" (Lugar de bienestar). Le compró aquella chacra a su hermana Lola. Durante los años de la "Resistencia" estuvo en aquel lugar, cerca de su familia, de sus hijos y de sus nietas. Producía duraznos japoneses que fueron famosos; también tenía peras y manzanas. El político encontró sosiego en la producción. La chacra le dio fuerza y sustento.

Pero aquello fue una pausa, su carrera política no se interrumpió. En 1962, cuando en Río Negro triunfó el peronismo con Arturo Llanos como candidato a gobernador, Belenguer fue electo diputado nacional. Pero nunca asumió porque aquellas elecciones se anularon, cayó el presidente Frondizi y el Congreso fue disuelto.

Ya en 1973, con el retorno de Perón a la Argentina y el contundente triunfo del peronismo en elecciones, Belenguer ocupó una banca de senador cuando Mario Franco se convirtió en gobernador de Río Negro. Fue entonces presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería del Senado, cargo que desempeñó hasta el 24 de marzo de 1976, cuando un nuevo golpe de Estado disolvió las instituciones democráticas.

En los años que siguieron Belenguer se refugió en una larga tristeza, que sólo abandonaba en la compañía de sus hijos, nietas y bisnietas. Hablaba de política con pasión y con un ejercicio crítico que se extendió al partido que vio enfrentado durante el último gobierno de Perón y, luego, con el de Menem, del cual objetó bastante.

Vivió en Roca hasta su muerte, en 1992. Escribió Pablo Fermín Oreja en esa ocasión: "Durante su desempeño en la función pública Belenguer exhibió una conducta democrática y de sensibilidad social ejemplares, que le permitieron ganarse el respeto y la consideración de sus conciudadanos" ("RN" 4/92).

Nació en un pueblo que apenas existía, en cuna humilde, hijo de inmigrantes de quienes aprendió la solidaridad. Por su tamaño, sus bisnietos lo llamaban "el abuelo grandote", y eso fue. Llegó a ocupar altos cargos en la política provincial y nacional que no le significaron mejorar su fortuna económica. "El mayor legado -resume su nieta Mónica- fue su espíritu de superación, su ´resiliencia´, su honestidad, que nos servirá de ejemplo a las generaciones que lo hemos sucedido".

 

 

Susana Yappert

sy@fruticulturasur.com

 



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí