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Una frontera caliente que enfrenta a rivales políticos
Los 2.216 kilómetros .de límite entre Venezuela y Colombia se han visto afectados en los últimos meses por sucesivas crisis.

Hoy es la frontera más caliente de Sudamérica: 2.216 kilómetros. Y sobre ella, Colombia y Venezuela despliegan desde hace más de un año sigilosas operaciones de sus servicios de inteligencia. Objetivo: controlarse mutuamente, familiarizarse con un terreno escabroso, tupido de montes, selvas y acechanzas mil.

Espacio donde el límite fronterizo se torna por momentos difuso, desdibujado.

Un lugar hoy más abierto que nunca a la posibilidad de un choque amado entre los dos países, todo a consecuencia del progresivo deterioro de las relaciones entre el gobierno del sereno y reflexivo presidente colombiano Álvaro Uribe y el verborrágico y provocativo Hugo Chávez, líder del régimen venezolano.

Y si hay choque armado -seguramente no prolongado-, hay razones para estimar que Venezuela llevaría la peor parte.

Aun admitiendo que desde lo técnico sus fuerzas armadas han sido significativamente modernizadas en los últimos tres años, no es menos cierto que estaría enfrentando a un enemigo experimentado en materia de lucha. Colombia -con 253.900 hombres bajo bandera- hace más de cuarenta años que está enfrascada en lucha contra la guerrilla.

Su poder militar está dotado de modernos sistemas de armas y comunicaciones proveídos por Estados Unidos. Analistas en temas militares reconocen en el Ejército de Colombia una inmensa capacidad para la movilización acelerada y precisa de miles y miles de efectivos altamente entrenados para la lucha en geografía agresiva y fracturada y reconocen también la experiencia de las FF. AA. colombianas en materia de cohesión existente entre ellas, la sociedad y el gobierno, algo de lo que precisamente está muy carenciado Hugo Chávez.



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