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Un torneo que \"desangra\"
Los clubes regionales dudan de participar en .el Argentino C, porque es muy costoso y no tiene imán para atraer público.

Rony Fuentes no sabía en la que se metía. Siempre quiso entrar a un torneo federal y cuando Obrero Dique salió campeón de la Liga Confluencia tuvo su chance. El equipo de Barda del Medio disputó el último Argentino C, quedó afuera en primera ronda y el presidente perdió de su bolsillo 70.000 pesos. Hoy esta competencia asusta: por los pocos ascensos al B, por la forma de disputa, por las distancias y porque termina "desangrando" a los clubes.

Son muchas las entidades que no quieren saber nada con el Argentino C. Una es Obrero Dique y otra Villa Iris. Y aquí se produce la primera contradicción: los clubes desean ganar los campeonatos de liga pero tiemblan cuando escuchan hablar del torneo federal. "Queríamos estar por primera vez en la historia en un torneo nacional, pero en lo económico nos fue muy mal", cuenta Fuentes.

La experiencia de Obrero Dique es esclarecedora, porque afrontó una competencia con escasa infraestructura y el club no quedó hipotecado porque el dinero lo puso Fuentes. El empresario reconoció que, ya metido en el torneo, deseaba que el equipo no pase a la segunda ronda. "Se lo dije a los jugadores después. Ese día que le ganamos a Villa Iris miraba el partido desde afuera y pensaba: ´ojalá no hagamos más goles´, porque a esa altura ya no nos servía". Si Obrero Dique marcaba un par de tantos más, clasificaba a la próxima instancia y eso significaba "otros 15.000 pesos".

Los cálculos de Fuentes se vinieron abajo rápido. Pensaba que de local no habría menos de 1.500 personas, y ese número se redujo diez veces. Además, pagó 14.000 pesos mensuales en sueldos (de entre 400 y 1.200), 6.000 mensuales al Consejo Federal y 300 pesos de viáticos diarios (el transporte de los jugadores, casi todos foráneos a Barda del Medio).

En Unión todavía cancelan cheques del Argentino C. El Mago es uno de los clubes más ordenados de la zona, pero su presidente Carlos Sánchez, entiende que "jugarlo es proponerse la sentencia de muerte". El ex intendente sostiene que está "muy mal organizado", que tiene "escasa publicidad" y que por eso "no llama la atención de los aupiciantes". A diferencia de OD, en el allense el 90% de los jugadores son del club (o de la ciudad) y ninguno cobró más de 500 pesos. Así y todo, gastaron 60.000 y aún están cubriendo deudas.

"No puede ser que en el último campeonato nos hayan mandado a eliminarnos a Patagones (que dejó afuera a Unión) cuando tenemos Neuquén a 40 kilómetros. El tema de los árbitros es otro, porque te mandan una terna del norte y te cuesta 4.000 pesos. Y los aportes al CF son excesivos; nosotros terminamos pagando alrededor de 10.000 pesos en ese concepto. Para no perder dinero, cuando jugás de local el piso deben ser 500 personas", despotrica Sánchez.

La historia de Villa Iris es particular. Cumplirá ocho años el 8 de febrero, no posee cancha ni sede social pero ganó dos títulos de Lifune y participó tres veces del Argentino C. El "Torito" fue creado bajo el "ala" del fallecido ministro sobischista Jorge Gorosito y recibió ayuda del gobierno, aunque ahora la situación cambió. "No queremos jugarlo, no es prioridad. Fue una buena experiencia, pero es muy costoso, perdimos plata y quedamos endeudados. En las ediciones pasadas conseguimos el apoyo de privados, además del gobierno. Pero en la última el Estado no colaboró, señaló Jorge Tamborindegui. Villa Iris quiere trabajar en su reducto, que se instalará en un predio ubicado entre los barrios Mudon y Patagonia de la capital neuquina. "El alquiler de la cancha (jugó en Centenario) también nos complicó mucho", insistió Tamborindegui, quien confirmó que desembolsaron 25.000 pesos por mes y que hay cuentas sin saldar.

Patagones fue el último equipo "regional" en despedirse de la edición 09. Eliminó a Unión y a Maronese, y quedó afuera con Boca de Río Gallegos, uno de los que finalmente ascendió. Hasta el partido de local con el xeneize sureño, las cuentas del maragato estaban comprometidas. "Hubo partidos de local que perdimos hasta 2.000 pesos. El C es desangrante y el B el exterminio. Si llegas al A te acomodas un poco, porque te ayuda la AFA y la tevé", dice Daniel Llambay, de la subcomisión de fútbol.

Como está en jurisdicción bonaerense, Patagones depende del Coprosede y ése es otro dolor de cabeza, ya que el organismo exige un mínimo de 20 policías por partido (1.300 pesos) y envía árbitros de otras ligas (promedio 2.300 la terna). El maragato desembolsó 27.000 pesos por mes y el viaje a Río Gallegos le costó 12.000 sólo de transporte (al Valle fueron 5.000). ¿Cómo se la bancó? Con publicidad y ayuda del municipio, además de contar con jugadores y cuerpo técnico locales. "Hay que tener infraestructura y futbolistas del club, si no es imposible afrontar el gasto. AFA hace estos torneos para el centro del país, como la B Metropolitana, donde juegan equipos de Buenos Aires que no recorren más de 300 kilómetros. Acá la única forma de encarar un certamen así es con la solidaridad de los clubes: cada liga debe clasificar un equipo y a ése lo deben ayudar los demás", dijo Llambay.

 

Sebastián Busader



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