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La magia existe
Autor de una vasta obra antropológica, Adolfo Colombres analiza en "Seres mitológicos argentinos" el imaginario .de los grupos indígenas.

Un amplio registro de seres sobrenaturales y creencias populares conforman la fauna fantástica que, con rango de mito, puebla las páginas del libro "Seres mitológicos argentinos", del escritor Adolfo Colombres.

Más de 500 seres mágicos se deslizan en este volumen publicado por Colihue e ilustrado por Luis Scafati, quien realza con sus tintas perfiles tenebrosos y enigmáticos de estos emisarios mutantes, producto muchas veces de la hibridez entre personas y animales.

Colombres habla del menoscabo que sufre el pensamiento simbólico, como vía de conocimiento que viene, y alega: "De los sectores ilustrados, que se formaron con los patrones académicos y las categorías de Occidente. Para nuestros pueblos, la vía simbólica es la forma más profunda y comprometida de aprehender la realidad". Agrega el narrador que en nuestro medio "se carece de un concepto antropológico de lo sagrado, que se liga por lo común con el cristianismo. Se opone lo sagrado a lo humano, sin ver que lo sagrado es la zona en que se concentran los valores de la cultura. Lo sagrado es lo que no se expone al manoseo, los valores que el hombre y la sociedad consideran centrales de su mundo simbólico".

Autor de una vasta obra antropológica, Colombres indaga sobre el imaginario de numerosos grupos indígenas: guaraníes, calchaquíes, tehuelches, mapuches, onas, chiriguanos. "No todos son indígenas. De los 515 que registro en el libro, 113 pertenecen al sector criollo. Casi todos los mitos recogidos son paradigmas; vías a la aprehensión simbólica de la realidad. Nos enseñan, además, a maravillarnos del mundo, que es la función del arte".

"Durante mucho tiempo, para nuestra mentalidad colonizada, hablar de mitos era referirse a la mitología grecorromana. En un país que se considera muy europeizado, sorprende ver que menos de diez seres de los 515 tienen algo que ver con Europa y el resto del mundo", señala el autor. Entre los más importantes figuran el Basilisco, las Brujas, el Lobizón, el Familiar y el Duende -que guardan relación con la herencia europea- y la Pachamama en el noroeste argentino, que es de origen aimara y que ocupa el sitio más eminente. "Son muy conocidos además allí el Ucumar, la Mula Anima, la Máyup Maman o Madre del Río, el Runa-Uturunco (hombre-tigre), la Sirena, la Umita y la Viuda".

Colombres mismo ha llevado estos seres a su novela "Karaí, el héroe" mientras prepara una segunda: "La estirpe de Kedoc". ¿Una tierra sin mal equivalente al paraíso cristiano?: "No, la tierra sin mal difiere por completo del paraíso cristiano, el que hace siglos dejó de ser terrenal y es ahora celestial y abstracto, hasta el punto de que el hombre que se salva no salva nada de su mundo y ni siquiera a sus seres queridos", especifica. Agrega Colombres que "la tierra sin mal es esta misma tierra sin los males de la tierra, y en un libro que escribí sobre el paraíso a nivel universal la pongo como uno de los imaginarios escatológicos más poéticos del mundo".

En la extensa galería de seres expuestos en el libro, muchos de ellos son benéficos, ecológicos, sabios, protectores y otros destructores, maléficos, violadores, crueles. "Unos 113 son de naturaleza maligna, aunque tienen algunos aspectos positivos -aclara- como el de generar miedo para proteger a las mujeres y los niños, o impedir al cazador que se exceda matando más animales que los necesarios". "En el inframundo -añade el escritor tucumano- sólo habitan 12 seres, por lo que se trata de una mitología de superficie, horizontal. En el cielo conté 57, aunque muchos de ellos se la pasan abajo, practicando el juego de los símbolos".

Colombres desmiente el lugar de la mujer en el pensamiento mágico como monstruo lujurioso y devorador: "De 16 seres caníbales, 9 son mujeres. Pero la mujer está lejos en nuestra mitología de ocupar en lo moral el sitio corruptor y al servicio del demonio que le otorgó el cristianismo, como una fuerza sensual incontrolable que había que reprimir". Y sigue: "Aquí la mujer no está estigmatizada. Por el contrario, en muchos mitos alcanzan un alto nivel poético, como en el caso de las mujeres-estrellas, que nos enseñan que nada bueno se puede encontrar en el cielo".

Una característica dominante en estos seres mágicos es la facultad de transmutar: "La hibridez no es general en nuestra mitología y se da más bien en los seres de carácter legendario como un modo de sembrar el terror". "El Ahó-Ahó de los guaraníes es una oveja con garras, con las que descuartiza a las víctimas. El Mayuato del NOA es un zorro del agua, con manos de niño y patas de perro. El Ivunche de los mapuches es un duende con la cabeza vuelta hacia atrás y una sola pierna; el Huayrapuca calchaquí tiene cabeza de dragón y en la punta de la cola una cabeza de serpiente", ejemplifica. (Télam)



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