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Acorde con un turismo ecológico | ||
La hotelería catamarqueña considera la calidad como un rasgo autóctono de su identidad, que tanto atrae al viajero exigente. | ||
Una arquitectura cuidadosa y nada pretensiosa presentan los nuevos alojamientos que abren sus puertas en los Andes catamarqueños.En este sentido, la oferta confortable de las Cabañas de Fiambalá y el Complejo Turístico Cortaderas se están convirtiendo en dos clásicos del circuito turístico Paso de San Francisco, que comunica a la provincia de Catamarca con Chile. Por sus cualidades y servicios, la hotelería pasa a ser protagonista y promotora del disfrute de los viajeros. “Ambos proyectos surgieron por la necesidad de contar con infraestructura para dar respuestas a las necesidades del turismo local, nacional e internacional. Queríamos que fuera un punto de partida para disfrutar de las múltiples actividades que se pueden realizar en la zona, incluida el relax en las termas naturales”, explica a eh! Graciela Arce, directora de Turismo de la municipalidad de Fiambalá. En la sierra, donde el agua dice presente, crecen arbustos y pequeños bosques coloridos. En ese marco se construyeron dos Cabañas de Fiambalá, recostadas en la ladera de la quebrada desde la cual surge el agua caliente que da origen a las termas. Cada una, construidas con materiales locales como la piedra y la madera, tiene capacidad para seis personas. Las panorámicas desde allí muestran una paleta de todos los ocres posibles y, a lo lejos, las cimas nevadas. Además, las cabañas son un excelente punto de partida para encarar una excursión hacia el Ojos del Salado. Desde el Paso San Francisco, totalmente asfaltado hasta el límite con Chile, permite llegar hasta la Laguna Verde y luego el Refugio Atacama, a 5000 metros de altura.Por otro lado por estos días quedó formalmente inaugurado el Complejo Turístico Cortaderas, en la Ruta Provincial Nº 45 o Nacional Nº 60. Desde diciembre abrirá sus puertas en un escenario ideal para disfrutar del relax del silencio y la sincronía de colores de Catamarca. En sus 2.700 metros cuadrados alberga 28 confortables habitaciones y dos suites con jacuzzi. Dentro de los espacios comunes tendrá una sala de lectura, un salón comedor para cien cubiertos, estacionamiento cubierto y cinco refugios alrededor de un lago natural cercano al hotel. Ubicado a 3.600 metros de altura, dista sólo 84 kilómetros de la más populosa localidad de Fiambalá. El alojamiento es de vital importancia para los viajeros y para la calificación de los destinos turísticos. “Se ha incrementado sobre todo el turismo extranjero Fiambalá. Vienen por los Seismiles pero suman una visita a las termas y a otros circuitos”, dice Arce. El viaje es una experiencia plena en la que se disfruta del contacto directo con la naturaleza. Valles, sierras, bosques, volcanes, lagunas y salares alternan paisajes multicolores y excelentes propuestas hoteleras para disfrutar sin pausa y a puro relax. Yacimientos arqueológicos, rincones vírgenes en la alta montaña y diversión en familia son algunas de las propuestas que complementan el espíritu generoso de quienes revelan lo mejor de Catamarca. Los valores del encuentro personal, de la conversación distendida, de la atención personalizada a cada viajero se instalaron para siempre en Catamarca y en sus singulares alojamientos. No hay lujos en medio de la más salvaje naturaleza, pero sí predominan los materiales nobles y los diseños singulares, talentos difíciles de hallar en los grandes centros urbanos. LA CONSTANTEHay una constante en la nueva hotelería catamarqueña y es que toda ella está construida en materiales nobles como la piedra y la madera, en entornos agrestes e imponentes.Las habitaciones, en general, tienen la cálida armonía que le otorgan los detalles autóctonos y la herencia del estilo colonial español. Dentro de los espacios comunes que tientan al encuentro, el living congrega siempre con su hogar a leña. Siempre hay un leño prendido y un barcito cerca, insisten los promotores del lugar. Y es cierto, constanta después el viajero.Todos ofrecen, en mayor o menor calidad, servicios de masajes y relax. “Es que la exigencia de todos, en la actualidad”, admiten los propietarios.
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