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El técnico, el hincha
Ricardo Gareca condujo a Vélez, de quien es simpatizante, a su séptima consagración. Semblanza de un entrenador al que le llegó su hora de gloria.

"Vengo luchando toda mi vida para ser campeón". Ricardo Gareca no sabía, cuando dijo estas palabras, que estaba a cinco días de conseguir aquello por lo que había luchado toda su vida. No sabía que finalmente sería campeón en el fútbol argentino.

Ayer, Vélez, su equipo, hizo lo único que podía hacer si quería ser campeón: ganarle a Huracán. Y lo consiguió, apenas por 1-0, pero lo consiguió.

Ricardo Alberto Gareca nació en Tapiales, provincia de Buenos Aires, el 10 de febrero de 1958. Nació y creció futbolísticamente en Boca, donde debutó en Primera, en 1978. Tres años después fue cedido a préstamo a Sarmiento de Junín para el Nacional de 1981. Fue allí que el relator Walter Nelson, que seguía la campaña de ese equipo lo apodó el "Tigre".

Ese mismo año volvió a Boca hasta que en 1984, conflicto mediante, pasó a River junto con Oscar Ruggeri. Al otro año pasó al América de Cali donde fue dos veces seguidas subcampeón de América. En 1989 llegó a Vélez, club del que es hincha, y en 1993 pasó a Independiente, donde se consagró campeón del Apertura ´94 y donde decidió su retiro del fútbol.

Apenas un año después, comenzó su carrera como entrenador. Fue en San Martín de Tucumán, en la B Nacional. En esa misma categoría agarró a Talleres de Córdoba, lo ascendió a Primera en 1998 y lo consagró campeón de la Copa Conmebol en 1999. Tuvo que esperar hasta 2008 para volver a ser campeón, esta vez en Perú con Universitario. Seis meses después firmó con "su" Vélez y casi siete más tarde, lo sacó campeón.

Gareca ocupa un lugar importantísimo en la historia del fútbol que ha sido muy poco reconocido. Fue él quien marcó el gol que clasificó a la selección argentina al Mundial de México´86. Su arremetida contra el arco de Perú -en junio de 1985- terminó de concretar la patriada de Daniel Passarella, cuando la 1-2 dejaba afuera al equipo de Bilardo. Gareca aquella pelota, el 2-2 clasificó a la albiceleste y lo que siguió es historia conocida: el barrilete cósmico, la corrida de Burruchaga, el 3-2 a Alemania. ¿Gareca? Bilardo lo dejó afuera del Mundial.

Más de veinte años después, el destino vuelve a glorificarlo, aunque esta vez nadie le quitará nada. Cuando firmó su contrato con Vélez, en diciembre del año pasado, Gareca se ilusionaba con formar "un equipo como los de la década del ´90". Esos que lo ganaron todo desde 1993, justo un años después de que él se fuera de Liniers.

Esta vez, no. Gareca, aquel Tigre de los lejanos años de Junín, el hincha del Fortín, está en el lugar y a la hora señaladas para ser campeón. "A mí, Vélez nunca me regaló nada. Todo lo que haga me lo tengo que ganar". Y así fue.



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