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La Nación y las provincias ante una nueva relación
Considerado un “incondicional” por Nación, Sapag busca un cambio en el diálogo con la administración K. 
La dura derrota del kirchnerismo modificó el mapa político de la Argentina.El gobierno nacional busca retomar la iniciativa a través de un acuerdo con los gobernadores. El primer paso para ello fue entregar la presidencia del partido –testimonial, porque nadie duda de quién sigue detrás de este puesto estratégico– en manos de Daniel Scioli, el otro gran derrotado del domingo de elecciones. La estrategia del kirchnerismo es clara: sellar la paz con las provincias antes de que confluya el PJ disidente para solicitar la conducción del partido. Los tiempos le corren en contra.El temor a que se conforme una liga de gobernadores que compita con su poder, es algo que no lo deja tranquilo al ex presidente. La evolución que están mostrando los acontecimientos, pese a contar con el ciego apoyo de Scioli en esta cruzada, va a contramano de sus sueños. Los gobernadores se están armando y no dudan de utilizar el escarnio de la Justicia para lograr su desplazamiento del liderazgo del partido. A esta altura, todo vale.Con los resultados en la mano, queda claro que no hay margen para Kirchner 2011 y el PJ comienza una etapa de transición para poder sostener la actual gestión con vistas a las próximas elecciones presidenciales. La incógnita está en si Kirchner aceptará acordar una transición o preferirá hundir las posibilidades del partido para el 2011 con la clásica opción del matrimonio: “Nosotros o el caos”. - En este contexto político, las provincias “aliadas” al PJ están en un momento único para reestructurar sus ingresos, reclamando los fondos que les pertenece y que les han sido negados en estos últimos años. En esta posición está hoy Neuquén. Los cuatro legisladores que tiene el MPN en el Congreso sin duda van a pesar de esta nueva relación de fuerzas que se está generando a partir de diciembre. Para el oficialismo K, todo suma en esta puja por mantener el poder. Y para la administración Sapag –que el gobierno nacional lo considera un mandatario incondicional a la altura de Scioli– pelear por la “entrega” de estos cuatro alfiles será clave en el armado de la nueva relación entre el gobierno y la provincia. Los números de las cuentas fiscales en Neuquén generan presión sobre Jorge Sapag para entablar este nuevo diálogo con los K. En los últimos años, miles de millones de pesos fueron transferidos de las arcas provinciales hacia las cuentas nacionales para sostener el actual modelo económico. Los números oficiales muestran que, pese a los grandes anuncios del matrimonio presidencial, hasta ahora la provincia no ha sido correspondida económicamente por semejante aporte.- En el caso de Río Negro, el tema es algo más complicado. Con un radicalismo a nivel nacional –socio con otros partidos– volviendo como fuerza política alternativa y un Cleto Cobos en pleno ascenso, la administración de Miguel Saiz no tiene mucho margen para no cortar con la alianza estratégica que hasta ahora mantenía con los Kirchner y que tantos beneficios económicos le trajo a la provincia. Los próximos dos años serán complicados para Río Negro. Si bien un alto porcentaje de los fondos discrecionales que envía la Nación ya fueron consolidados para los presupuestos 2009-2010, los funcionarios allegados a Saiz aseguran que “cambiar el rumbo en medio de río no saldrá gratis para la provincia”. Aquí también se habla de una transición ordenada para poder pelear la provincia al PJ en las próximas elecciones. Sin embargo, los primeros cortocircuitos ya están emergiendo en las filas radicales rionegrinas. La conducta del vicegobernador Mendioroz y de “Pablito” Verani en estas elecciones fueron duramente criticadas puertas adentro en el oficialismo. Pero lo más importante para la administración Saiz es lograr sostener el flujo de fondos que llega mensualmente desde la Nación, para compensar los desvíos estructurales que muestra el presupuesto rionegrino. Sin este frente cerrado, la inercia que llevan las cuentas fiscales condicionará las posibilidades electorales para el oficialismo en el 2011.

                  (J.L./Redacción Central)



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