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Las señales del exterior no son las mejores.Varias de las empresas ligadas a la industria hidrocarburífera estarían analizando, desde principios de año, dejar “ordenadamente” sus operaciones en el país.La tan mentada “argentinización” de los recursos estratégicos que venía pregonando la administración K se vería, finalmente, plasmada en los próximos años. Los costos esperados, altísimos.Producto de la crisis financiera internacional, que golpeó de lleno en la economía real a partir del tercer trimestre del año pasado, las empresas multinacionales comenzaron a reestructurar sus negocios en todo el planeta. Los precios por debajo de los 35 dólares el barril exigieron rápidas respuestas de cambio para poder adaptarse a las nuevas condiciones del mercado y sobrevivir a la crisis. Y entre estos cambios, estaba en agenda la Argentina.La “salida ordenada” llevará años y las primeras señales comienzan a vislumbrarse en el mercado.- Las inversiones del sector en el país mostraron un punto de inflexión en el 2003. A partir de allí se observó un progresivo decrecimiento de los fondos que destinan las multinacionales para sostener una producción en teórico crecimiento. Es conocido en la actividad que todo dólar de inversión tiene su retorno a partir del cuarto año. Cuando una empresa deja de invertir hoy en el país, significa que también deja de lado las expectativas sobre sus retornos futuros. Y eso es lo que hoy pasa en la Argentina. “Los yacimientos en explotación están maduros y son altos los riesgos para volver a poner plata en el país”, destacaba un importante ejecutivo de una multinacional francesa antes de su partida hacia París.- Los precios del crudo en el mercado internacional encontraron un nuevo piso por encima de los 60 dólares. Los distintos estudios internacionales detallan que para todo el segundo semestre del año las cotizaciones se ubicarán entre los 62 y 72 dólares, mientras que para el 2010 este valor estará entre los 55 y 65 dólares. Un precio rentable en cualquier parte del globo. Con este nuevo contexto, las inversiones en Latinoamérica volvieron a resurgir. Brasil, Perú, Ecuador y hasta Venezuela crecieron en extracción y en fondos para explotación para todo el período 2009-2010. La Argentina quedó al margen de este boom.- La crisis laboral que se observa en el país, y que repercute en nuestra región, se debe fundamentalmente al freno en las inversiones de las empresas para sostener el ritmo de trabajo. Este escenario era justificado a partir de la debacle internacional, cuando el barril llegó a perforar el piso de los 35 dólares. Hoy, con un crudo estable y cercano a los 70 dólares, este “parate” en la actividad regional sólo se justifica si no hay intención por parte de las empresas a seguir invirtiendo en el país. El último acuerdo, que consistió en mantener a centenares de personas cobrando los sueldos en sus casas por falta de actividad y la promesa de las empresas de poner en marcha seis equipos de perforación que estaban paralizados, sólo fue una señal mediática que en nada cambió la tendencia de la crisis laboral estructural que vive la región. - Los cargos gerenciales en la Argentina de varias de las empresas internacionales están siendo revisados. A muchos de ellos se les está ofreciendo puestos en otros puntos del planeta donde estas mismas firmas tienen también operaciones. Este tipo de rotación es relativamente normal en el sector. Pero ahora se agregó un dato no menor: aquellos directivos que migran a otros países, deben previamente renunciar a su cargo en la filial argentina para ser incorporado por la empresa por fuera del país. Esto se interpreta como que no queda el cargo vacante para ser tomado por otro ejecutivo. O lo que es lo mismo decir, se descabeza la línea gerencial sin afectar la fuente laboral, ya que es trasladado hacia otro destino. - Los últimos informes reservados de las principales empresas del sector detallan que la Argentina dejó de ser un mercado rentable hacia donde derivar nuevas inversiones. Los mensajes que reciben los gobiernos (tanto nacionales como provinciales) son cautelosos, o por lo menos eso es lo que dejan traslucir a la opinión pública. Sin embargo, los hechos continúan con la lógica de las estadísticas: aparecen empresas ofertando paquetes accionarios, ventas de áreas o firmando acuerdos con empresarios argentinos íntimamente relacionados con la administración K. La última señal fue dada esta semana por la española Repsol. Un informe reservado presentado por la empresa a la Comisión de Valores de Nueva York, que trascendió a los medios, asegura que las operaciones de Repsol en la Argentina están siendo revisadas. “Desde hace meses se viene informando la pretensión de incorporar nuevos accionistas al capital de YPF. Como parte de ese proceso se mantiene abierta la posibilidad de realizar una OPV (Oferta Pública de Venta) de una participación minoritaria o de explorar alternativas para incluir nuevos socios al accionariado de YPF”, señala el comunicado que tuvo que salir a difundir la empresa luego de que trascendiera el informe. “El gobierno argentino ejerció una significativa influencia sobre la economía. En particular, la industria del petróleo y gas fue objeto de amplias regulaciones y controles. Como resultado, nuestros negocios dependen ahora largamente de las políticas regulatorias imperantes en la Argentina, y nuestros resultados y operaciones pueden ser afectados negativamente por estos cambios. En la actualidad enfrentamos riesgos y desafíos relacionados con la regulación y el control del gobierno en el sector”, señaló el comunicado justificando su informe.Todo esto muestra que la “retirada” de la Argentina de muchas empresas está definida políticamente. El problema ahora es cómo recomponer las reservas de gas y petróleo del país sin fuentes de financiamiento para ello. Éste es el desafío que habrá que enfrentar, de no existir un brusco cambio en la política hidrocarburífera implementada por el gobierno a partir del 2003. (J.L./Redacción Central)
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