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EL DPA rionegrino se afianza en el mercado eléctrico agua y energía

Opera pequeñas centrales, monta turbinas en Salto Andersen y piensa en Michihuao.

Tiene las pequeñas centrales hidráulicas instaladas sobre el canal de riego, participa del ente que opera Casa de Piedra y mantiene en ritmo el montaje de turbinas en el dique Salto Andersen, está en etapa embrionaria un parque eólico en Catriel y proyecta una nueva presa sobre el río Limay. De a poco, el Departamento Provincial de Aguas (DPA) se va transformando en algo así como un Agua y Energía a la rionegrina.

 

Para las tareas habituales, el DPA tienen financiamiento asegurado porque se nutre de los fondos que ingresan a la provincia por regalías hidroeléctricas, lo que le garantiza además cierta autonomía.

 

La autoridad del despacho eléctrico nacional, CAMMESA, le dio al ente rionegrino la calidad de agente del mercado mayorista. Esto le permite ser reconocido como operador en cualquier proyecto energético que encare.

 

De hecho, tiene experiencia como tal porque conforma junto con La Pampa y Buenos Aires el ente que maneja Casa de Piedra, la presa y central hidroeléctrica ubicada sobre el río Colorado.

 

La idea del plan, encarado desde hace ya unos años, era aprovechar la escasez energética que se vivió hasta ahora en el país y ganar a grandes clientes dispuestos a pagar lo que fuera por energía extra.

 

Pero la crisis internacional y su correlato en la caída de la demanda energética jugaron en contra. El superintendente del organismo, Horacio Collado, confía en que la economía argentina se recompondrá y generará otra vez la necesidad de aprovisionarse de energía adicional en las industrias de la provincia.

Para ello es determinante la experiencia que se pondrá en marcha este año, con la apertura anticipada del canal principal de riego del Alto Valle sólo para mover las turbinas de dos de las cuatro hidroeléctricas pequeñas que tiene el curso de agua. (Ver aparte)

 

Servicios

En los ´90 el DPA perdió la operación del servicio de agua y cloacas y se concentró en el manejo de los recursos hídricos de la provincia incluido el riego, que heredó de Agua y Energía.

El gobierno creó Aguas Rionegrinas y avanzó en una política que parecía conducir a la privatización. El DPA quedó como su regulador, un papel que jugó con resultados disímiles porque son dos entidades con demasiadas relaciones como para ser consideras controlante y controlada.

Collado adelantó que para las nuevas generaciones puestas a disposición del mercado mayorista están tramitando el reconocimiento de Energía Plus, el programa que paga mejores precios por la electricidad "nueva".

Son contratos que pagan por encima de 100 dólares por el megavatio hora (MWh) y que permitirían cubrir los altos costos que tienen las centrales pequeñas en relación con su potencia instalada.

Con los sistemas de comunicaciones que existen, es posible operar una hidroeléctrica de cierta envergadura de manera remota, lo que baja notablemente el gasto a incluir en la tarifa.

Pero el proyecto más ambicioso es levantar Michihuao, una presa sobre el río Limay ubicada entre Pichi Picún Leufú y El Chocón que Hidronor no llegó a construir.

La obra cuesta más cara que Chihuido: 1.200 millones de dólares, y en el DPA no pierden las esperanzas de que se haga.

Como con la presa neuquina (ver página 5), Michihuao podría ser financiada con dinero que maneja la Anses luego de la estatización de los fondos de las AFJP. Sería, en ese caso, un proyecto en común con Neuquén, con la que comparte el recurso hídrico.

Funciones

La ley 285 le dio al DPA la tutela, la administración y el poder de policía de las aguas públicas y el consecuente uso por las personas particulares a través del otorgamiento de concesiones, autorizaciones y permisos administrativos. Según la propia reseña del organismo, es "árbitro para discernir sobre el otorgamiento de los correspondientes derechos ante solicitudes que importen algún conflicto entre los peticionantes".

En 1980, durante la dictadura, se le otorgó la atribución de prestar el servicio sanitario de agua potable y desagües cloacales y recibió la prestación de Obras Sanitarias de la Nación. En la década siguiente se la traspasó a Aguas Rionegrinas SA (ARSA). Y en los ´90 heredó de Agua y Energía los canales de riego.

iene las pequeñas centrales hidráulicas instaladas sobre el canal de riego, participa del ente que opera Casa de Piedra y mantiene en ritmo el montaje de turbinas en el dique Salto Andersen, está en etapa embrionaria un parque eólico en Catriel y proyecta una nueva presa sobre el río Limay. De a poco, el Departamento Provincial de Aguas (DPA) se va transformando en algo así como un Agua y Energía a la rionegrina.

Para las tareas habituales, el DPA tienen financiamiento asegurado porque se nutre de los fondos que ingresan a la provincia por regalías hidroeléctricas, lo que le garantiza además cierta autonomía.

La autoridad del despacho eléctrico nacional, CAMMESA, le dio al ente rionegrino la calidad de agente del mercado mayorista. Esto le permite ser reconocido como operador en cualquier proyecto energético que encare.

De hecho, tiene experiencia como tal porque conforma junto con La Pampa y Buenos Aires el ente que maneja Casa de Piedra, la presa y central hidroeléctrica ubicada sobre el río Colorado.

La idea del plan, encarado desde hace ya unos años, era aprovechar la escasez energética que se vivió hasta ahora en el país y ganar a grandes clientes dispuestos a pagar lo que fuera por energía extra.

Pero la crisis internacional y su correlato en la caída de la demanda energética jugaron en contra. El superintendente del organismo, Horacio Collado, confía en que la economía argentina se recompondrá y generará otra vez la necesidad de aprovisionarse de energía adicional en las industrias de la provincia.

 

Experiencia piloto

Muchos de los proyectos que hoy se están poniendo en marcha surgieron de las ideas que se generaron en Agua y Energía. Lo que el DPA probará en pocos días fue ensayado por la ex empresa estatal: abrirán antes el canal principal de riego con un caudal suficiente para mover las turbinas de las centrales de Cinco Saltos y Cipolletti. De esta manera le darán continuidad a la operación, que de otra manera sería interrumpida por la estacionalidad del riego para el Alto Valle.
En el Valle Medio tratarán de hacer algo similar, aunque resulta un poco más costoso porque es preciso levantar un azud para que el agua siempre entre desde el río Negro hasta la central Céspedes por el canal de riego.

Michihuao está en carpeta de nación

Hace dos años la Secretaría de Energía de la Nación se puso a analizar si retomaba el proyecto de construcción de una sexta presa sobre el río Limay llamada Michihuao y diseñada hace casi dos décadas por Hidronor.
Convocó para ello a los gobiernos de Neuquén y Río Negro pero, como el llamado se realizó durante el gobierno anterior, Jorge Sobisch, en plena confrontación con Nación, no envió a nadie.
Michihuao está diseñada para que se levante en un punto del Limay aguas abajo de Pichi Picún Leufú, casi en la cola del embalse Ramos Mexía, de El Chocón.
Se trata de un punto sensible del río que ya sufre las consecuencias de un diseño de Pichi Picún Leufú, que no respetó las pautas de preservación ictícola.
La secretaría que conduce Daniel Cameron recopiló los aprovechamientos hidroeléctricos que las ex empresas estatales Agua y Energía e Hidronor diseñaron durante años antes de que la etapa de privatizaciones marcara el fin de la construcción de las grandes presas en la Argentina. La obra, ya se sabe, puede tener serias resistencias ambientalistas

 

Las centrales y las obras

Las pequeñas centrales que montó Agua y Energía en los canales de riego rionegrinos están en manos del DPA, que luego de años de haberlos concesionado en su operación y mantenimiento a un privado decidió manejarlas sin intermediarios. Tienen un contrato con Edersa que hasta hace unos años no reconocía la potencia puesta a disposición pero, como el organismo provincial hizo inversiones en sus instalaciones, pretende que la electricidad allí generada se venda al mercado mayorista con precios plus.
La primera está en Cinco Saltos y se llama Julián Romero. No funciona en el curso mismo del canal de riego sino en una especie de by-pass.
La siguiente, César Cipolletti, tiene un sistema similar: un conducto se desprende del canal grande, pasa por el salto de la turbina y se restituye, mientras el cauce principal transcurre entre desniveles que compensan la altura.
La central General Roca, la más modesta de las cuatro, quedó en medio de la ciudad. El canal pasa directamente por la turbina.
La cuarta está en otro canal de riego, el de Valle Medio, en la localidad de Pomona. Se llama Céspedes.
Para que estas centrales comiencen a entregar al mercado mayorista el DPA debe realizar la última inversión: un sistema de medición que demanda unos 400.000 pesos.
Salto Andersen es una obra similar al dique Ballester que cierra el río Colorado con once compuertas. No es nuevo, porque está cumpliendo 52 años de existencia (también lo hizo Agua y Energía).
La obra del montaje de la central había comenzado hace años pero tuvo problemas y fue abandonada, lo que trajo consecuencias al momento de retomarla porque, por caso, habían quedado explosivos en la roca, bajo el agua.
En este momento el avance es del 70%. En el lugar ya están las turbinas (son dos de una potencia nominal de 3,8 MW cada una) y el transformador. El superintendente del DPA, Horacio Collado, promete que en el 2010 estará en funcionamiento.


Martín Belvis

martinbelvis@rionegro.com.ar



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