|
||
El cambio climático hace a la cuenca del Neuquén vulnerable | ||
La carga ganadera actual en la zona, aún sin aumentar en un futuro escenario, incrementaría la producción de sedimentos en la cuenca por efecto del sobrepastoreo. | ||
En la Tabla 1 se pueden identificar sintéticamente los impactos para la cuenca del río Neuquén. Con respecto a las actividades productivas vinculadas con el recurso hídrico de la cuenca se puede señalar efectos de importancia sobre el riego (agricultura y ganadería), generación hidroeléctrica y forestación. Los tipos de uso de la tierra para riego se pueden diferenciar en dos áreas: la producción frutícola del Alto Valle del Río Negro, Centenario y El Chañar - Añelo (76.350 ha) y las áreas amallinadas y pequeños sistemas de los valles cordilleranos (51.200 ha) para la producción ganadera. El aumento de las temperaturas previsto por el modelo permite observar que en el 2080 será necesario aplicar un 9,9% más de riego para mantener la superficie de los cultivos en sus niveles actuales (ver Tabla 2 "Necesidades de? fruticultura"). La oferta de agua para satisfacer esta demanda se realiza mediante la regulación interestacional de las obras hidroeléctricas, la cual podrá verse afectada debido a la disminución de más del 30% en los caudales y de las precipitaciones en la alta cordillera. El riego dedicado a la ganadería en los mallines artificiales y pasturas bajo riego de los valles intermontanos dependen directamente de la acumulación nival y se verá especialmente afectado por la disminución prevista en el modelo. El crecimiento sostenido y no planificado de 1.120 hectáreas por año de las áreas amallinadas insume una reducción de 0,6 m3/s/año de los promedios enero-marzo en el río Neuquén (Mendía y Roca, 1998).
Ganadería extensiva La presión de la ganadería extensiva es una de las principales causas de la degradación de la tierra por erosión hídrica debido a la disminución de la cobertura vegetal del suelo. Asimismo existe una estrecha correlación entre el caudal medio de cada subcuenca con la superficie de suelos con mallines naturales (pastizales), por lo que una disminución esperada del 32% de los caudales tendrá una consecuente reducción del 48,7% la superficie de la oferta forrajera de verano (Mendía, 2003) (Ver Tabla 4 "Cambios?naturales". La carga ganadera actual, aún sin aumentar en un futuro escenario, incrementaría la producción de sedimentos en la cuenca por efecto del sobrepastoreo ante una menor oferta forrajera (ver Tabla 5 "Evolución?cuenca").
Generación Hidroeléctrica Donde el daño económico puede ser significativo es en la generación de hidroelectricidad debido a la menor hidraulicidad de los ríos del Comahue, donde se produce el 26% de la hidroelectricidad del país (Ver Tabla 6 "Variación? y Colorado"). Esto tendría impacto nacional, pues presupondría una reducción de la oferta nacional del orden del 8% de la hidroelectricidad que, seguramente, deberá ser reemplazada por fuentes más costosas. Las variaciones en los procesos hidrológicos de generación de los caudales máximos en las cuencas (picos de crecida) se verán potenciados por la disminución de la nivalidad y por la modificación de las condiciones de degradación en la alta cuenca. Es de destacar que la crecida de proyecto (pico máximo de crecida) para las obras hidroeléctricas ha sido modificada en más del 50% desde la construcción del complejo Cerros Colorados (11.000 m3/s) en los años ´60 a valores de más de 15.000 m3/s a partir de la actualización metodológica efectuada por A y EE SE (1975).
Conclusiones El cambio climático presenta escenarios sobre las actividades relacionadas con el recurso hídrico que instan a reflexionar sobre gestión integrada de la cuenca, es decir que no es concebible el desarrollo sectorial sin tener en cuenta el resto de las actividades (Mendía, 2002). En este sentido se pueden señalar algunos puntos críticos: La expansión de las áreas de mallines artificiales con destino ganadero podría superar las 142.000 hectáreas para fines del siglo XXI, señalando un nivel de alerta ante la menor disponibilidad hídrica que acentuará la competencia con la generación hidroeléctrica y la demanda de riego del área frutícola. La disminución de la superficie de los suelos con mallines naturales incrementará la presión ganadera y la degradación por erosión hídrica con el consecuente aumento de la producción unitaria de sedimentos, lo cual requerirá de acciones de monitoreo y control de la carga ganadera a fin de disminuir la de sedimentos en el río Neuquén y no comprometer la vida útil de los futuros embalses (Mendía y Roca, 2005). La disminución de la nivalidad aumentará la generación de caudales máximos y el escurrimiento superficial. Estos efectos podrán ser mitigados y atemperados con medidas de control biológico en las altas cuencas (Mendía, 2004), principalmente con la implantación de bosques de protección y uso silvo-pastoril. La modificación de la escorrentía a partir de variaciones a gran escala de la cobertura vegetal, mediante simulación matemática, demuestra una significativa disminución, del orden de los 3.000 m3/s, en los caudales máximos esperados en la estación de Paso de los Indios, con un ritmo de forestación de 10.000 hectáreas al año (Mendía y Valicenti, 2003). Hoy, a la vista de nuevos emprendimientos hidroeléctricos en esta cuenca y con los efectos posibles del cambio climático para el siglo XXI, se plantea el desafío de un nuevo enfoque metodológico que contenga la incertidumbre puesta a consideración en los diversos escenarios futuros. Un análisis profundo para identificar las fuentes probables de incertidumbre, desarrollar un análisis de sensibilidad y sugerir vías apropiadas para el análisis del diseño del proyecto, reducirá el riesgo de equivocarse seriamente en las decisiones adoptadas, independientemente de cuál terminará siendo el futuro (FAO, 1988).
* Ing. agrónomo Juan Carlos Roca, secretario de Servicios Urbanos y Ambientales, de la Municipalidad de Neuquén.
* Ing. Agr. Juan Manuel Mendía, profesor cátedra Cuencas de Alta Montaña. Maestría en Manejo de Cuencas Hidrográficas, en la Universidad Nacional de La Plata. Las actividades humanas, cada vez más demandantes de recursos de todo tipo, han comenzado a comprometer el recurso clima en la escala global. Está comprobado que estas actividades están aumentando la concentración de los gases que intensifican el efecto invernadero de la atmósfera. La temperatura del planeta se ha incrementado en el último siglo cerca de 0,5°C, existiendo un creciente consenso científico de que al menos buena parte de este aumento es atribuible al efecto invernadero de origen antrópico (factor humano). Si el ritmo de crecimiento de las emisiones continúa sin ningún tipo de limitación, se estima que para el año 2025 la temperatura media del planeta se incrementaría en 1°C y para fines del próximo siglo en 3°C. Los incrementos de la temperatura no serán homogéneos sobre el planeta, pudiendo ser bastante mayores en algunas regiones. Como consecuencia de ello, todo el sistema climático se vería alterado, modificándose las precipitaciones medias en muchas regiones (SMAyDS, 2009). El recurso hídrico, que ha sido y es el gran factor condicionante del desarrollo de la Patagonia norte, por lo que la población se ha asentado sobre los cursos de agua para cubrir las necesidades de agua potable, riego y usos agropecuario, forestal o energético, será directamente impactado o influenciado por el sentido y magnitud que este cambio exprese (ITD, 2006).
Impacto del cambio El análisis y prognosis de los impactos sobre los recursos hídricos para la Patagonia y el sur de la provincia de Buenos Aires y La Pampa para el 2020 en adelante, fueron obtenidos mediante modelación matemática y los escenarios climáticos con modelos de alta resolución MM5/CIMA para el siglo XXI (FTD, 2006).
Forestación Los escenarios de temperatura indican que para el horizonte temporal 2020-2029, los cambios serán pequeños y menores a 0,5° C. En consecuencia, en este análisis sólo se tiene en cuenta el efecto de la precipitación en el crecimiento de los árboles, que indica que la reducción de las lluvias en el verano sería mínima, esto es del orden del 1%, pero en el invierno resultaría sustancialmente mayor, un 38%. La disminución en el nivel de precipitación afectará el ritmo de crecimiento de la forestación, lo cual significaría un merma del 10% en el volumen anual expresado en m3/ha/año (Mendía, 1996)
Bibliografía Juan Carlos Roca* Juan Manuel Mendía* |
||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||