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¿Qué banda querés ir a ver hoy?
Más allá de la crisis, Neuquén sigue manteniendo una alta oferta de shows de rock. Sólo este fin de semana hay cuatro opciones.

El rock, hecho por bandas denominadas independientes, sigue siendo el género más convocante en el Alto Valle, un fenómeno que se hace más evidente año a año.

El auge comenzó a hacerse notar luego del 2002, cuando la crisis cedió un poco la presión sobre los bolsillos de la clase media y los productores de espectáculos recuperaron algo de confianza para sus inversiones. A esto se sumó que se fueron creando en la zona, sobre todo en la ciudad de Neuquén, las condiciones de infraestructuras necesarias para la realización de shows de las magnitudes del rock. Dos factores que pusieron el terreno patagónico en el podio de las preferencias de artistas nacionales.

Hasta ese momento, apenas un puñado de grupos se animaba a probar suerte en estos escenarios a estrenar. Cada tanto una banda, de las que estaban dentro del circuito comercial de las mega discográficas, traía un poco de aire roquero al Valle.

Pero los vientos cambiaron y el primer estadio repleto fue el anuncio de que lentamente las ciudades valletanas se estaban delineando como buenos lugares, sobre todo la capital neuquina.

Así fue que de a poco, bandas como Las Manos de Filippi, Karamelo Santo, La Mancha de Rolando, Kapanga, Almafuerte, Catupecu Machu y Carajo incluyeron en sus giras estas localidades. Incluso, Neuquén se ganó la confianza de bandas uruguayas como No te va a gustar que desembarcaron en busca de nuevos públicos.

Obviamente también fueron de la partida, La Bersuit, Callejeros, Intoxicados y Los Piojos, entre tantos otros.

En un rápido reconto, pero no menos preciso se puede asegurar, según las estimaciones que realizan los productores locales, que al menos dos grupos por fin de semana se presentan por estas latitudes, estableciendo un promedio de tres por fin de semana en los meses de mayor producción. Así, el público roquero de la zona puede disfrutar de rock, hardcore, hard rock, funk, punk, heavy metal y reggae de la mano de bandas en vivo que hicieron tronar estadios y pubs regionales.

Tanto fue el crecimiento que experimentó la demanda roquera y la aceptación de los seguidores que este año se organizó el primer festival de heavy metal en Neuquén, un hecho que sorprendió a más de uno. Es que el heavy metal era uno de los géneros menos explotados en la zona y estaba muy asentado el prejuicio de su poca masividad. Sin embargo, un colmado Ruca Che "pogeó" junto con Horcas, la banda de Mario Ian y Almafuerte, que tocaron con los anfitriones La Moto y Monasterio.

Fin de semana a fin de semana, los locales se van llenado primero con afiches publicitarios y luego con los músicos en vivo, haciendo de las noches un verdadero culto a la movida del rock and roll.

Este fin de semana no será la excepción. Hoy viernes se presentará la banda Cabezones en Cipolletti y mañana sábado hará doblete en Neuquén. El domingo estarán las bandas Nonpalidece a cinco meses de su presentación en Neuquén, y Massacre en Club Pacífico. Mientras tanto ese mismo día, pero en el mega boliche del río, "la romperá" la mítica Rata Blanca.

"El público siempre estuvo: el rock es convocante de por sí. Pero hasta hace algunos años no estaban creadas las condiciones logísticas para traer a bandas que arrastran unas dos mil o tres mil personas. Cuando esas condiciones estuvieron y se sumaron locales más chicos para bandas en crecimiento, estaba todo listo para armar la gran movida del rock en la región, sobre todo en Neuquén", comentó uno de los productores acostumbrado a moverse en el under roquero.

Muchos fueron los obstáculos que tuvo que sortear el rock y algunas bandas para desembarcar en la ciudad, sobre todo luego de la tragedia de Cromañón.

La seguridad fue todo un tema de debate. Si los lugares eran adecuados para albergar esas masas eufóricas. Si la policía cuidaría a los jóvenes en el ingreso y salida de los recitales. Si las drogas, el alcohol, el descontrol y la lista podría seguir.

Contra todo prejuicio, grupos y productores tuvieron paciencia y a fuerza de profesionalismo demostraron que se puede reunir tres o cuatro mil fanáticos en un mismo lugar para roquear durante horas, y que todo sea una fiesta.

"El rock, históricamente estuvo ligado a cierto grado de descontrol, pero son prejuicios porque ya quedó demostrado que se pueden hacer

recitales sin problemas. Lo de la seguridad es todo un tema aparte", agregó el productor.

La seguridad, tema aparte. Los espacios como pubs y salas culturales tuvieron también que adecuarse para no quedar fuera de este fenómeno en permanente crecimiento.

Ampliadas las exigencias de seguridad dispuestas por el municipio neuquino para la habilitación de shows, los locales readecuaron los espacios, cambiaron la disposición de ingresos y salidas de emergencia, cambiaron techos y paredes y así se dio la bienvenida a bandas que hasta el momento no podían llegar hasta estos territorios.

La oferta se amplió y todos contentos. Bandas que se inician y aquellas de extensa trayectoria tienen su espacio en la zona para tocar. En Cipolletti, un boliche permite reunir unos dos mil fanáticos. El Ruca Che de Neuquén recibe por recital unas cinco mil personas y lugares como La Casona otros quinientos. El club Pacífico, que tiene buena acústica, es apto para shows de setecientos u ochocientos roqueros.

"Público siempre hay", aseguran todos los productores. Independientemente del precio de las entradas, siempre existe a mano un amigo que presta, una changuita extra, una alcancía que se rompe, para comprar el pasaporte a los show más frenéticos que da la música argentina.

Si bien los empresarios tienen en cuenta la fecha del mes para programar los espectáculos, siempre es mejor a principio que al final; en la movida del rock and roll esa norma no es tan estricta. "Todo depende de la banda y por supuesto del precio de la entrada", dicen. Aquí se aplica una vieja regla de mercado: "entradas más baratas, mayor cantidad de gente, ganancia asegurada". Y sí que funciona. Con este panorama, las ciudades del Valle son una plaza codiciada por empresarios y bandas argentinas y extranjeras. Todo va viento en popa, sobre todo para el rock que aquí no conoce impedimentos de ningún tipo. Las bandas vienen tocando y seguirán tocando. Las primeras serán las encargadas de continuar sembrando un terreno por demás fértil, para que la movida no se corte.

 

MASSACRE

Los últimos tres años de Massacre son una justa crónica de un Obras repleto, giras por el país y apogeo creativo. Con el carismático Walas a la cabeza, la que empezó como una banda under de puro hardcore-punk hace más de 15 años, se transformó en una power band arrolladora del rock nacional. Tocará el domingo en el "Croma Fest".

 

NONPALIDECE

Si se trata de reggae, la banda que tiene lugar seguro es Nonpalidece. Con más de una década de trayectoria, estos guerreros de peace & love oriundos de Tigre se imponen en el universo reggae nacional y en el resto de Latinoamérica. Liderados por Néstor Ramljak, cerrarán el evento de música y deporte  ("Croma Fest") en el Club Pacífico.


RATA BLANCA

"El reino olvidado" es el título del nuevo material discográfico de Rata Blanca, la banda de heavy metal que alcanzó su pico de popularidad en 1991 con más de 200.000 copias de sus tres discos vendidas. En medio de la gira "Talismán on tur 2009", antes de tocar en el Luna Park, el grupo rugirá en Neuquén el domingo en Bloke.


CABEZONES

Con César Andino recuperado (accidentado junto con el bajista de Catupecu Machu en el 2006), Cabezones vuelve a estas latitudes con el último álbum "Sólo". Con otras bandas locales, la agrupación santafesina de rock metálico brillará en escena por partida doble: hoy en el Centro Cultural de Cipolletti y mañana en La Kasona de Neuquén.
 



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