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Parodia del psicoanálisis Criminal
Tres actores de Bariloche protagonizan "Criminal", una obra que va por su tercera temporada en un teatro de Buenos Aires.

Minutos antes de las cinco de la tarde, el psicoanalista Juan Bueras (Eduardo Narvay) irrumpe en la casa de su colega la Doctora A (María Eugenia Cappellari) para decirle que va a ocurrir algo fatal si ella no interviene. Aunque ellos no se conocen, tienen algo en común: son los terapeutas del matrimonio formado por Carlos (Luis Dartiguelongue) y Diana (Paola Cappellari). Hay una situación de urgencia vinculada con los dos psicoanalizados que debe resolverse antes de que sea tarde. De pronto suena el teléfono. ¿Ya es tarde? Así comienza la obra "Criminal", una parodia al psicoanálisis dirigida por Marcelo Velázquez y protagonizada por tres barilochenses (las hermanas Cappellari y Dartiguelongue). "Hay una referencia concreta a Buenos Aires como una ciudad sumamente psicoanalizada a partir de los ´70", opina Eugenia Cappellari, quien se formó en el IUNA, donde actualmente es docente de teatro.

"Criminal. Una transferencia contratransferencial" fue escrita por el psicoanalista Javier Daulte, se estrenó en octubre de 2007 y más de tres mil personas la vieron, los sábados a las 21 en el Espacio Teatral Del Borde, en San Telmo. "Siempre decimos que estamos por tres meses y acá seguimos. Ésta es la tercera temporada y vamos a continuar hasta que siga viniendo gente. Además, están la idea y la intención de llevar la obra a Bariloche. La distancia complica un poco la logística pero estamos haciendo gestiones. Necesitaríamos un poco de apoyo para lograrlo", coinciden los tres integrantes.

"La obra hace referencia al psicoanálisis desde su discurso, su método de trabajo y sus lugares comunes, que la clase media banalizó y hasta se apropió", explica Dartiguelongue, quien estudió teatro en Bariloche -en La llave- y se mudó a Buenos Aires a los 22 años para estudiar en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático (actualmente IUNA).

A partir de entrecruzamientos escénicos, yendo hacia atrás y hacia delante en el tiempo, se muestran las sesiones de terapia de los personajes para ir develando y construyendo la intriga de la obra. Con una mezcla de melodrama, suspenso, comedia y policial negro, la representación escarba en conceptos como la verdad y la subjetividad. "Ni paciente ni psicoanalista son víctimas ni victimarios unos u otros, porque no hay buenos y malos. Creo -comenta Eugenia Cappellari- que pone en crisis esto de que el médico es bueno y los pacientes malos. Todo el tiempo está en duda quiénes son los culpables, no sólo del crimen que se da en escena sino también de un montón de cosas que pasan, como crear mentiras y ardides. La parodia está dada en esto de quién guía a quién, quién es peor o mejor que quién".

Hay una dinámica entre lo real y lo aparente, con juegos de poder, donde se busca reforzar el relativismo a partir de cada uno de los componentes de la puesta en escena, arribando de ese modo a un cuestionamiento de la verdad.

"No sólo los pacientes mienten, ocultan o engañan, sino también los psicólogos se muestran como seres humanos al mismo nivel del paciente ocultando o mintiendo", dice Dartiguelongue. "Ante la desesperación no hay una respuesta concreta. Los psicólogos son tan vulnerables como los pacientes en este caso. Por el desenlace uno podría sacar una conclusión respecto de que el psicoanálisis, en definitiva, es una ayuda para muchos", comenta Paola Cappellari, quien a los 18 años se mudó a Buenos Aires para estudiar en el Conservatorio de Música, formación que complementó con teatro.



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