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Duro mazazo a la ilusión | ||
Patronato lo goleó en Paraná y ahora deberá ganar el domingo y rezar por una ayuda de Desamparados. | ||
PARANÁ (Joaquín Peralta, enviado especial).- El único resultado que complicaba el futuro de Cipolletti era un derrota. Y ayer en Paraná se desmoronó gran parte del sueño del ascenso con un contundente 1-4 ante un Patronato que fue superior, ahora tomó las riendas del grupo y es el que tiene las mayores chances de llegar a la gran final. Con la caída consumada, ahora la única oportunidad que tiene el albinegro de clasificar es ganarle el próximo domingo a 9 de Julio y que Desamparados, ya eliminado de la competencia, derrote en San Juan a los entrerrianos. "Cipo" entró dormido, en un ratito ya estaba dos goles abajo y por momentos con baile. Cuando quiso reaccionar no estuvo fino en la definición. En el segundo se la jugó, dejó espacios y lo pagó con dos goles más. Historia terminada y ahora resta "rezar". De antemano se sabía que no se le podía un metro de ventaja a los delanteros rivales, especialmente a Diego Jara, potente y habilidoso como pocos. Éste, tentado por Unión de Santa Fe, hizo estragos en los 15 minutos iniciales. En la primera pelota que tocó sacó un zurdazo desde la izquierda que se desvió en César Medina y se clavó en el segundo palo. A partir de ahí el "11" se soltó, apareció por todos lados, dejó en ridiculo a la defensa albinegra y sobre el primer cuarto de hora puso el 2-0 con una fantástica jugada individual por la derecha. Encaró hasta la línea final, enganchó, se acomodó y no perdonó. Tardó en asimilar el golpe, los del medios anduvieron sin norte y dejaron en soledad a los petizos de arriba, que en una lucha titánica con los cuatro grandotes del fondo local se las arreglaron para tener un par de chances, aunque fallaron en la definición. En el segundo fue a puro corazón. Pasaban los minutos y como el descuento no caía, "Cipo" cada vez dejaba más espacios atrás. El "Pulga" Díaz aprovechó una contra y puso el 3-0. En la siguiente Jara clavó el 4-0 y un minuto después Padua metió el del honor. Sólo quedó tiempo para la expulsión de Ruiz por un codazo a Jara. Pasó otro tren y el albinegro lo volvió a dejar pasar. Ahora ya no depende de sí mismo. |
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