Boca ya está fuera de la pelea en el Clausura. Sólo estará en juego de aquí al final del torneo, la grandeza de su camiseta. Y uno de los jugadores que mejor hace honor a ello es Martín Palermo.

El goleador fue la figura de la victoria sobre San Martín de Tucumán por 3-0, cuya permanencia en Primera quedó muy comprometida. Ahora, los norteños tendrán que ganar por los menos dos de los tres partidos que les restan para tener alguna chance de permanecer en la elite.

El Xeneize se presentó anoche por primera vez en La Bombonera, luego de la eliminación de la Copa Libertadores y sabiendo que sería uno de los últimos partidos de Carlos Ischia al frente del plantel boquense

El estadio lució con algunos claros, pero con pocos gestos de malestar de los hinchas para con los jugadores y para con el técnico. Se sabe que Boca siempre está obligado a ganar, pero anoche en particular, porque venía de una derrota ante Vélez y también para que se vuelva a hablar de fútbol, luego de una semana agitada por el tema del DT.

Los dos equipos trataron de jugar bien la pelota al comienzo y los tucumanos tuvieron las mejores chances para anotar, pero la falta de puntería les impidió reflejar en la red su superioridad.

Después de estar dos veces a punto de abrir el tanteador, San Martín quedó en desventaja con una fórmula conocida: centro de Palacio, gol de Palermo.

En el segundo capítulo, Boca controló la situación sin esforzarse en damasía y encontró con el ingreso de Leandro Gracián, la agresividad que le estaba faltando.

Sobre la media hora, el Tano hizo la pausa para la llegada de Riquelme, quien tocó hacia el medio, donde Palacio tuvo tiempo para acomodarse y vencer a Gutiérrez. Dos minutos más tarde, Gracián habilitó a Palermo, quien se sacó un hombre de encima y con remate bajo puso el 3-0 final.