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Los industriales “marcan la cancha” al gobierno
La presidenta Kirchner evitó criticar a Chávez, una señal que aleja al país de las economías de Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. El gobierno se acerca al eje Bolivia, Ecuador y Venezuela.
“Hoy estamos más cerca de la Mesa de Enlace que del gobierno”, deslizó este fin de semana un ejecutivo en los pasillos de las oficinas que posee la UIA en el centro porteño. Los empresarios locales aseguran que una devaluación es la única forma de licuar los costos internos (salarios en especial) que hoy están, en dólares, muy por encima de la media registrada en los ’90. Por lo bajo, el gobierno les garantiza este escenario para después del 28 de junio. Pero oficialmente nadie sale a hablar del tema para no generar más pánico del que ya existe en el mercado de cambios. No nos olvidemos de que uno de los grandes frentes que hoy tiene el programa económico oficial es la dolarización de portafolios, lo que ya generó una importante caída en las reserva del Banco Central.Las estadísticas oficiales señalan que en los últimos doce meses se contabilizaron más de 25.000 millones de dólares del mercado que fueron canjeados por pesos y salieron del sistema. El valor es superior al registrado en la crisis del 2001. Un dato no menor que muestra, en definitiva, cuál es la expectativa que tiene la gente sobre el programa económico oficial y sobre la posibilidad de que la moneda norteamericana no termine pegando un salto pos-electoral.En el plano político, los industriales son conscientes de que el ciclo de la administración K podría estar fuertemente condicionado a partir de las próximas elecciones, cuando el oficialismo pierda la mayoría en el Congreso.El gobierno se encontraría con un poder político acotado, sin margen para actuar como lo viene haciendo hasta ahora y frente a la necesidad de buscar continuas alianzas para mantener el modelo económico en vigencia. La UIA también juega a la política y está poniendo, hoy, sus fichas en posibles alternativas que puedan llegar a aparecer después del 28-J.¿Cuáles son estos cambios a los que se apuesta? En principio, todo apunta a que existirá una fuerte “peronización” en el gobierno para recomponer el gabinete después de las elecciones. La puesta en escena “psico-bolche” que quiso impregnar el Ejecutivo en su gobierno (obviamente, sin entrega del poder real a este sector) podría dejar paso a la participación de un peronismo algo más ortodoxo dentro del gabinete (con entrega de poder real). Esto es sinónimo de más Estado en la economía y, obviamente, pocos o nulos cambios hacia el libre mercado.No hay que dejar de mencionar en este sentido que el matrimonio Kirchner siempre actuó con pragmatismo. Si bien está dejando un país sin red en materia económica, todo lo que tuvo a disposición para incorporar como “activos” al modelo económico lo hizo sin ningún tipo de pudor (fondos de las ex AFJP, desvíos de coparticipación, aplicación de impuestos regresivos, etc.). Para el gobierno, no es un tema ideológico mantener en vigencia este modelo económico. Es sólo una cuestión de caja. Si a partir del 29-J los problemas fiscales comienzan a aparecer, por fisuras propias o ajenas al programa, el gobierno no dudará en dar una nueva vuelta de tuerca sobre la economía para volver a tener la caja con la que hoy maneja gran parte de la política. La pregunta es si esa vuelta será para la “izquierda” o para la “derecha”. Una respuesta casi imposible de anticipar si se sigue la lógica histórica que muestra el matrimonio. ¿estamos Lejos o cerca de Venezuela?La apatía del gobierno argentino frente a la ofensiva de Hugo Chávez sobre las empresas del Grupo Techint confirma la estrategia de CKF en materia de relaciones internacionales. La Argentina está lejos de lo que hoy es Brasil, Chile, Perú, Colombia o Uruguay. Está mas cerca de países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, pero no comprometido plenamente con la “revolución socialista” que sostiene Hugo Chávez. Dentro del peronismo existen límites y códigos, y los industriales saben que el gobierno difícilmente tome un giro definitivo hacia este último bloque latinoamericano. No está dentro de la lógica del poder del PJ. Sí, posiblemente, hay que esperar más intervencionismo y toma de empresas en manos del Estado.Pero la Argentina no es Venezuela en este tema. Existen algunos puntos de contacto, pero también diferencias significativas entre ambos modelos de gestión.Un reciente informe elaborado por M&S Consultores detalla en este sentido que dentro de las coincidencias que muestran la administración Kirchner y la de Hugo Chávez podemos encontrar que:- Existe una asociación política fluida. El gobierno argentino recibe a Chávez, cada vez que éste visita el país, con todos los honores y se cuida de no levantar críticas que puedan afectar esta imagen.- Hay una relación financiera. El gobierno de Venezuela participó de la compra de bonos argentinos para compensar importantes déficits de caja en momentos (previo a las elecciones) en que el gobierno necesitaba liquidez para poder disponer de fondos. El Estado argentino llegó a pagar 15% en dólares por el dinero que llegó de Venezuela. - Está la tendencia de volver a la estatización de sectores clave dentro de la economía de ambos países.Pero es en este punto donde, a su vez, se encuentran las mayores diferencias entre ambas administraciones.- Las acciones estatistas del gobierno argentino nacen, por lo general, como una respuesta al abandono del sector privado del negocio (Aguas Argentinas, Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas). Es una cuestión de rentabilidad, producto no deseado de la intervención del Estado en el mercado. No es algo planificado premeditadamente. En Venezuela, en cambio, existe preconceptos ideológicos que sostienen cada una de las estatizaciones; es decir, son parte de un proyecto nacional preconcebido. Existe un plan nacional socialista 2007-2011 que prevé con lujo de detalles qué empresas y el momento en que se ejercerá el voto para expropiar.  - Lo mismo ocurre con la intervención del mercado. La Argentina intenta corregir precios internos “tocando” los indicadores del INDEC y actuando sobre las exportaciones de las grandes empresas para sostener la demanda interna. Siempre va detrás del problema. No existe plan estratégico para sostener este esquema. En Venezuela, independientemente de los negativos resultados obtenidos hasta ahora, la intervención del mercado es una “cuestión de Estado”.ConclusiónLa expropiación de las empresas del Grupo Techint, por parte del presidente Hugo Chávez, es una mala señal para todas aquellas firmas locales que están trabajando en tierras venezolanas.Las exigencias de la UIA hacia la administración Kirchner por el reciente acto de arrojo de Venezuela muestra un punto de inflexión en la fluida relación que llevaba el sector industrial con el gobierno nacional.Aunque la Argentina no es un reflejo fiel de lo que es Venezuela, los puntos en contacto que muestran ambas economías generan desconfianza entre los inversores nacionales e internacionales.La masiva fuga de capitales vista en nuestro país hace ya más de un año y la falta de crédito externo para financiarse el gobierno son dos muestras evidentes de los costos de esta relación que mantiene CFK con el gobierno de Chávez.

Sólo parecerse a Venezuela, sin realmente serlo, está claro que no ha sido hasta ahora un buen negocio para el país.

 

Sin estrategia

Que una empresa nacional pueda hacer pie en otros mercados con sus productos es algo difícil, máxime con la competencia que existe en el mundo. Pero más aún lo es cuando se instala una fábrica en otros países como base estratégica para su desarrollo.Haber tenido una empresa como el Grupo Techint en Venezuela permitió a la Argentina pasar a un plano superior en lo que se refiere al comercio internacional.Pero desde el gobierno, no se vio esta majestuosa tarea que es la transnacionalización de una empresa. Hoy todos los gobiernos de los países desarrollados tienen como estrategia apoyar los proyectos de sus empresas en el paso a multinacionales. Lo hace España, que avaló el despegue de firmas en comunicaciones y tecnología hace ya dos décadas; Francia, con la parte de servicios hace más de 15 años; Estados Unidos, con alimentos y tecnología, la más desarrollada en este sentido y, como estos ejemplos, existen muchos más.El valor que tiene una empresa que pudo sortear las fronteras de un país es incalculable. El Grupo Techint, por dar un ejemplo cualquiera, daba el apoyo logístico a cerca de 40 empresas argentinas que exportaban sus productos para abastecer este gigante siderúrgico en Venezuela. Era la bandera del esfuerzo argentino, que tiene un valor infinitamente superior al del mercado valuado por Chávez. Está el know-how del negocio, la logística armada, la capacitación de su personal jerárquico; todos valores intangibles que no fueron computados en el “excelente precio que pagó el gobierno venezolano por las empresas del Grupo”, tal lo señaló oportunamente la embajadora argentina en ese país, Alicia Castro.

La falta de convicción para defender a las empresas argentinas en el exterior que mostró la administración Kirchner en este caso específico refleja, en definitiva, que el país carece de una estrategia industrial para proyectar su producción al mundo. La expropiación de las empresas del Grupo Techint en manos del gobierno de Venezuela es un claro retroceso para todo el sector industrial. Debe quedar en claro que también lo es para el país.

 


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