|
||
Neuquén: Promesas de Nación que no llegan | ||
Pese a los anuncios oficiales, la administración sapag sigue siendo discriminada. | ||
La política es ingrata. Esta semana el gobernador Jorge Sapag sintió el rigor de esta actitud por parte del gobierno nacional. En la administración neuquina todas las expectativas estaban puestas en los anuncios de obras que iba a hacer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) en su visita a Chos Malal. Era clave para el mandatario provincial que se diera a conocer que el gobierno nacional brindaría apoyo, con aportes de fondos de la Anses, para destrabar la puesta en marcha de Chihuido I. "Si hay plata para autos, lavarropas, heladeras y hasta bicicletas? ¿cómo no nos van a prestar para una obra de esta importancia?", decía un importante funcionario de la cartera Territorial semanas atrás antes de presentar la propuesta oficial a los medios. Horas más tarde, el gobierno adelantaba a "Río Negro" la presentación de una carta compromiso firmada por todos los actores vinculados con el emprendimiento multipropósito "donde figura la alternativa de financiamiento a través de la Anses". La idea era cerrar ese compromiso el fin de semana pasado. Pero el viernes 15 cerca del mediodía, a horas del arribo de CFK a la región, el gobernador Sapag recibía un llamado desde las oficinas mismas de Amado Boudou mediante el cual se le comunicaba que el tema no se había tratado en la Anses y que no existían planes en el Ejecutivo nacional para evaluar esta posibilidad. Se caía así una ilusión. El único proyecto creíble, palpable, para la sociedad neuquina perdía fuerza en un momento en que Sapag necesitaba un espaldarazo del gobierno nacional para reafirmar la "alianza estratégica" firmada hace ya más de un año con el poder K.
¿Espejitos de colores? Una de las características que mostró el matrimonio Kirchner desde que se instaló en el gobierno nacional fue la dinámica que les imprimió a los anuncios de inversiones que iban a llegar al país, fondos con destino a las provincias y obras públicas que se pondrían en marcha. Se inundaba de números y proyectos a una ciudadanía que poco podía interpretar sobre esos millones. Cuando se leía la "letra fina" de cada discurso, se caía en la cuenta de que muchos de los anuncios ya habían sido hechos en años anteriores y nunca habían sido puestos en marcha, algunos presentaban ejecución plurianual y otros estaban hasta dados de baja dentro del presupuesto. Neuquén no quedó fuera de esta conducta comunicacional. La fiesta de los millones llegaba también a la administración Sapag. Contagiaba optimismo. Desde el Ministerio de Hacienda se aseguraba que iban a ser 500 los millones de pesos que iban a llegar de la Nación para obras públicas, otros arriesgaban que alcanzarían los 750 millones y los más optimistas opinaban que, con los nuevos acuerdos con Nación, hasta 900 millones de pesos ingresarían en las arcas fiscales en forma anual. No había techo para especulaciones e ilusiones. En estos casi dos años de gestión fueron más los millones que salieron de la boca de CFK hacia Neuquén que todo el presupuesto que maneja la provincia. Pero la máxima peronista "Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar" nunca se pudo cumplir con este gobierno. Uno de los termómetros que miden la afinidad que tiene el poder central con las provincias es la evolución de un ítem -clave hoy para los gobernadores- dentro del presupuesto nacional: las transferencias discrecionales de capital. Gran parte de los fondos que llegan al interior lo hace por esta vía. Estos fondos son manejados por el propio ministro Julio de Vido y se otorgan teniendo en cuenta las "necesidades" de infraestructura de las provincias. Como su nombre lo indica, estas partidas se destinan a los gobernadores en forma totalmente discrecional y, en muchas ocasiones, la afinidad política es un tema primordial para que éstas se concreten. Las frías estadísticas señalan que en el 2008 este tipo de transferencias tenía un crédito total presupuestado para ser distribuido en las provincias de 8.200 millones de pesos, de los cuales se ejecutaron algo más de 6.600 millones, cifra que representa el 10% de los fondos por coparticipación federal que perciben anualmente los estados del interior. Para este año los gobernadores esperan alrededor de 7.400 millones de pesos por estas partidas. Los fondos están concentrados en tres ejes bien definidos: la construcción de escuelas y de unidades habitacionales y obras de infraestructura (rutas, puentes, etcétera). En el 2008 la administración Sapag percibió, según datos consignados por el Ministerio de Economía de la Nación, 102 millones de pesos para el mejoramiento de la infraestructura escolar, para caminos y para la construcción de viviendas. Ese mismo año Río Negro recibió el doble: 216 millones. Desde el gobierno neuquino se respondió, ante la cruda realidad de estos números, que los resultados políticos de la nueva relación Nación-provincia no serían inmediatos: había que esperar que se aprobaran los proyectos presentados. Volviendo a los números oficiales, en el presupuesto nacional se consigna que para el 2009 se tiene previsto dentro de las partidas discrecionales un crédito para Neuquén de unos 101 millones de pesos -cifra similar a la del año anterior-, mientras que en el caso de Río Negro este monto alcanza los 343 millones, es decir, 3,5 veces más que las partidas que llegarán a las arcas neuquinas. Un reciente informe elaborado por la consultora Economía & Regiones (E&R) plasma en detalle la discriminación a la que está expuesta la administración Sapag en el universo de los recursos que en forma discrecional la Nación asigna a las provincias. El trabajo señala que, al 15 de abril de este año, el total transferido para escuelas, viviendas y obras de infraestructura alcanzó -siempre hablando de las partidas presupuestarias por transferencias del Ministerio de Planificación y Vialidad Nacional- los 24,2 millones de pesos. Mientras, en el mismo período, la administración de Miguel Saiz llevaba embolsados algo más de 116 millones de pesos, casi seis veces lo transferido a la provincia del Neuquén.
Realidad nacional Las comparaciones entre Río Negro y Neuquén son sólo parámetros que se toman para tener en cuenta la realidad de dos provincias vecinas que tienen complejidades y realidades muy parecidas en materia de demanda de infraestructura pública. ¿Por qué tanta diferencia, entonces, en los números? Sin dudas, la gestión política ante Nación mucho tiene que ver en esta estadística. Del análisis de los datos de resto de las provincias se desprende que Río Negro recibe un trato claramente preferencial. El trabajo realizado por E&R detalla en este sentido que en montos absolutos se encuentra en el lote de las primeras siete provincias que más fondos perciben a través de este tipo de partidas. La concentración que tienen estos fondos es realmente importante: poco menos de la mitad (49%) del monto presupuestado está destinado a sólo ocho jurisdicciones. Si se relacionan los fondos entregados por Nación con la cantidad de habitantes, se advierte que Río Negro se ubica en el segundo lugar entre las que más transferencias recibieron, detrás, obviamente, de la provincia insignia de los Kirchner, Santa Cruz. En definitiva, el trato que está recibiendo Sapag por parte del poder central no es el mejor. Chihuido I fue una evidencia más de lo que dicen las estadísticas.
¿Por qué no hay apoyo oficial a chihuido I? Como se mencionó en la nota central, la política está cargada de ingratitud. No debe haber otro gobernador como Jorge Sapag, que interpretó el programa económico nacional -dejando de lado un juicio sobre si estuvo acertado o no- y volcó todo su esfuerzo para alinearse detrás del proyecto político del matrimonio Kirchner.Dos son las preguntas clave que se hacen los neuquinos por estas horas: • Con todas estas demostraciones de lealtad de Jorge Sapag, ¿por qué CFK no anunció en Chos Malal el apoyo a Chihuido I con aportes de la Anses? Por dos causas.
Javier Lojo jlojo@rionegro.com.ar
|
||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||