Boca perdió anoche sobra la hora ante Banfield (3-2), en La Bombonera, tras otra bajísima producción. Víctor López se anticipó de cabeza a una salida de Roberto Abbondanzieri y le dio el triunfo al equipo de Julio Falcioni cuando el 2-2 parecía un resultado puesto era inamovible.

La característica del partido fue el desorden. Banfield, que ya había estado dos veces en ventaja, marcó el ritmo en la etapa inicial sobre la base de una mayor pujanza y con ese mismo atributo Boca fue el que impuso condiciones en el complemento.

Un tiempo por lado

El "Taladro" superó durante la mayor parte del primer tiempo a Boca, sobre todo por una mayor determinación para ganar las pelotas divididas. El visitante tuvo dos delanteros, los uruguayos Sebastián Fernández y Sebastián Silva, muy movedizos que obstruyeron la salida del equipo local y colaboraron con sus volantes para lograr un equilibrio.

A los 29 abrió el marcador el equipo de Falcioni con una lucida jugada colectiva. Armaron Pío, Santiago Raymonda y Fernández por derecha y definió Silva entrando por el medio. Recién entonces Boca mostró alguna rebeldía como para cambiar el curso del encuentro.

Se iba el primer tiempo cuando Nicolás Gaitán ejecutó un tiro libre desde la derecha, cabeceó mal López y la pelota quedó servida para que Roncaglia empatara el parcial.

El segundo período tuvo un desarrollo inverso al primero, ya que Boca fue el que mostró una mayor actividad y tomó la iniciativa, aunque en ningún momento dispuso de claridad y abusó de los pelotazos.

Banfield estaba más retrasado que en la etapa inicial, pero a los 8 minutos Walter Erviti aprovechó una falla del uruguayo Álvaro González, desde el costado izquierdo puso la pelota en el área y Fernández que llegaba venció a Abbondanzieri.

La ventaja le duró poco a Banfield: a los 13 minutos Cristian Chavéz lanzó un centro desde la derecha y José Devaca, acosado por la presencia de Palermo, de cabeza venció a su compañero Lucchetti.

En el tramo posterior Boca siguió queriendo más mientras que Banfield fue apostando al contraataque. Las jugadas bien armadas casi no existieron y cuando las acciones se consumían en una marcada confusión apareció López para poner la cabeza y alterar el desenlace.