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Omar Ramos Parte de la religión
Formado en un colegio religioso, publicó "El último pecado" donde critica a la jerarquía eclesiástica.

Omar Ramos respiró por dentro los pasillos del catolicismo. "Me salvé de casualidad", desliza el escritor en una charla con "Río Negro", mientras toma un té en un bar de Palermo.

Su educación en un colegio religioso acomodado de la zona norte del Gran Buenos Aires le dio elementos suficientes para describir un mundo repleto de silencios y tabúes que volcó en "El último pecado", su última novela.

Allí, Ramos critica a la jerarquía eclesiástica que defiende el celibato, excluye a la mujer del sacerdocio y desaprueba los métodos anticonceptivos, entre otras cosas.

La historia gira en torno al papa español Juan Pablo III, quien recibe una filmación en la que aparece el cardenal brasileño Caetano de Souza abusando sexualmente de un niño.

La situación se torna aún más compleja para la Iglesia porque De Souza -ferviente luchador contra la pobreza en Río de Janeiro- es el principal candidato en la sucesión papal.

"Busqué evitar el golpe bajo y creo que lo logré. Más allá de lo económico y político, mi intención fue mostrar el poder de manipulación sobre los fieles de la Iglesia. Algunos se esconden detrás de la purificación de las almas para dominar seres humanos", señala Ramos, quien fue primer finalista del Premio Planeta con "La Elegida, historia de la hija de Jesús y María Magdalena", novela que en 2005 se publicó en la Argentina y fue traducida al portugués.

-¿Cuál es su vínculo con la religión?

-Concurrí todo el primario y el secundario a un colegio religioso, congregación de hermanos, donde la educación era totalmente confesional e integrista. Eso fue los ´70, cuando había una religión católica totalmente represiva y sancionadora. Volqué en el libro ese ambiente de claustro y de encierro en el que vivían los religiosos, por esa época consustanciados con los gobiernos militares. Para la caracterización de los personajes también me basé en un hermano acusado de abuso sexual, al cual se lo trasladó a otro colegio, en el sur de la provincia de Buenos Aires, sin que recibiera ninguna sanción.

-En la novela da por sentado que el celibato lo cumplen muy pocos.

-Sí. Es una norma de disciplina de la Iglesia Católica que no viene de los orígenes del cristianismo. No es un dogma. Fue instaurada en el siglo IX. Hasta ese entonces los sacerdotes podían casarse. Se hace muy difícil cumplir con la norma del celibato. No sólo se trata de la genitalidad sino de los afectos que tanto necesita el ser humano ¿Qué impide que los sacerdotes católicos se casen como lo hacen los rabinos, los protestantes y los musulmanes? San Pablo dice: "Por el peligro de la incontinencia que cada hombre tenga su propia esposa".

-La duda acompaña a casi todos los personajes de El último pecado, una postura que de la cual parece alejada la Iglesia actual.

-Pienso que la duda, como surge en el personaje del Papa, unida a la autocrítica, siempre sirve para mejorar y corregir los errores. Está ausente en el mandato del Papa actual, y anteriormente sirvió para plasmar el Concilio Vaticano II, del cual se quiere alejar hoy la Iglesia, mejor dicho la jerarquía. La novela rescata el cristianismo de base, los sacerdotes que están junto a los problemas materiales, morales y espirituales de la gente, como lo estuvo Jesús.

En el transcurso de la novela, el Papa expresa su orgullo por ser célibe y les otorga cierta piedad y perdón a los sacerdotes pecadores siempre que el escándalo no se haga público y, su vez, la Iglesia los traslade a otra diócesis.

Esta construcción de Ramos no responde a la ficción. "Efectivamente está tomado de la realidad -afirma el escritor-. Si bien el Papa actual y otros condenaron los abusos, lo cierto es que esos sacerdotes pocas veces son sancionados y menos apartados de sus ministerio. Se utiliza, siguiendo el derecho canónico, la corrección fraterna, los traslados, los retiros espirituales, el propósito de enmienda y el perdón. Dice uno de los personajes de la novela: "El alma del niño ya está salvada, ahora hay que salvar la del sacerdote" (en referencia al abusador)".

 

JUAN IGNACIO PEREYRA

ipereyra@netkey.com.ar



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