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La demanda pasa hoy por los autos económicos
Años atrás el dominio de los automóviles grandes y contaminantes era indiscutible. La crisis está llevando a que la oferta se adapte a nuevas reglas. Muchas empresas quedarán en el camino. Los grandes y costosos automóvilesya no tienen demanda.

Hace sólo unos años, muchos veían como algo imposible que compañías tan gigantescas, respetadas y, en teoría, sólidas como General Motors, Ford Motors y Chrysler estén casi en quiebra. Pero, como todos sabemos, el mundo cambia constantemente y lo que ayer parecía indestructible hoy puede convertirse en un manso e indefenso felino.

El juego del libre mercado supone sorpresas a veces impredecibles y la cultura del consumo resulta en reiteradas ocasiones una incógnita? especialmente cuando no se le presta atención. La crisis automotriz sigue latente en EE. UU? es una realidad.

El gobierno de ese país ya habla de una "quiebra ordenada" sobre General Motors, ícono de la industria norteamericana.

¿Cuáles son los motivos por los cuales estos gigantes están al borde del abismo? ¿Por qué automotrices con ganancias millonarias y modelos tan arraigados en la vida de las familias dejaron de ser interesantes para el público? ¿Por qué las empresas no salen de la crisis pese a los millonarios aportes del Estado?

El problema de la industria no es unicausal.

Las señales del mercado son claras y en muchos casos responden a las incógnitas planteadas. En principio hay que señalar que el consumidor está apostando a los autos pequeños, con alta tecnología y cómodos en el manejo. En segundo lugar, por más aportes que realicen los gobiernos sobre sus industrias, los cambios en el mercado recién se concretarán en cinco años, que es el período de madurez que presenta un producto en esta industria. En tercer lugar está la conciencia "verde" instalada en el nuevo consumidor, un escenario que no fue contemplado por la industria de muchos países. Seguramente todo esto fue lo que provocó que los gigantes General Motors, Ford y Chrysler hayan sucumbido en el campo de batalla: en otras palabras, se durmieron en los laureles.

Todo parece indicar que las tendencias destruyeron a estos gigantes.

Los coches que piensan en el planeta, con motores con menos emisiones, con tamaños reducidos que no obstaculizan el tráfico, con valores acotados y con su característica simpatía, demolieron los ideales que lo grande, contaminante, rudo y puramente masculino es lo mejor para el hombre moderno. Triste que estas legendarias compañías no se hayan dado cuenta de los nuevos gustos del público y que los japoneses estén acaparando nuestras vidas desde todos los sectores económicos.

Pero esta crisis no sólo afecta a los Estados Unidos. Todos reconocen la clase de una Ferrari italiana, la solidez de un Mercedes alemán o el estilo de un Renault francés. La industria automotriz no sólo es el orgullo de Europa, sino que genera ingresos para 12 millones de familias y el año pasado registró un volumen de ventas de 551.000 millones de euros. Uno de cada tres automóviles vendidos en el mundo es europeo. Pero ahora, entre la crisis crediticia global, la recesión y la necesidad de producir vehículos más ecológicos, esta industria europea está enfrentando su momento más difícil desde la crisis petrolera de comienzos de los años ´70. Las ventas están dando marcha atrás desde la primavera y la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) prevé despidos de hasta el cinco por ciento de la mano de obra de la industria del continente.

Las automotrices están pidiendo ayuda, pero todo indica que no lograrán obtener lo que quieren.

Una de las demandas de la ACEA es de más programas similares a los que aplicó Italia para salvar a Fiat: descuentos subsidiados por el Estado para aquellos que cambien sus autos viejos por modelos más nuevos y menos contaminantes. Otra involucra 40.000 millones de euros en préstamos baratos para ayudar a desarrollar tecnologías de eficiente uso del combustible.

Pero los gobiernos europeos no pueden rescatar a una automotriz específica, ya que cualquier ayuda a la industria debería ser acordada con otras naciones de la UE que fabriquen automóviles.

De ahí que la colaboración a la industria automotriz europea tardará en llegar. De todas formas, las empresas europeas aún pueden esperar miles de millones de euros en ayuda estatal, aunque posiblemente ocurra a lo largo de varios años y esté dirigida principalmente a proyectos de investigación y desarrollo que conduzcan a automóviles con uso más eficiente del combustible y menos contaminantes.

El presidente de Fiat, Sergio Marchionne, quien la semana pasada predijo que sólo seis de las 50 fabricantes de vehículos que existen actualmente en el mercado sobrevivirían en el largo plazo, dijo a "La Repubblica" que el 2009 sería el más difícil que haya visto en su vida.

Mientras tanto, Japón, y más recientemente la India, a través dtaTata Motors continúan profundizando la estrategia: autos pequeños, cómodos, no contaminantes y baratos.

(Redacción Central)



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