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Perdón... ¿quién pagará este descontrol?
Los países desarrollados insisten en inyectar al mercado miles de millones de dólares para reactivar la economía. El problema para muchos está en la falta de confianza.

Muchos apuestan a que esta crisis se resuelve inyectando liquidez al mercado.

A mediados de marzo el gobierno de los Estados Unidos adelantó que colocará en el mercado un billón de dólares para sostener a las empresas y bancos en crisis.

Esta semana el G 20 adelantó que respaldará con algo más de 500.000 millones de dólares al FMI para ayudar a los países que presenten problemas macroeconómicos en sus cuentas, producto de esta crisis generalizada en las economías desarrolladas.

Si nos manejamos por los anuncios realizados sólo por los países del G 7 la inyección de fondos al mercado en el 2009 totalizará los 3,5 billones de dólares.

¿De dónde salen todos estos fondos? De la emisión monetaria. El sentido común nos indica que estos billones y billones de dólares que se tiran al mercado, alguien, en algún momento, los tendrá que pagar.

De ahí la desconfianza de los analistas que en muchos casos se ve reflejada en las distintas Bolsas del mundo. Sin ir más lejos, el jueves el G 20 hizo desde Londres un anuncio "crucial" para frenar la recesión en el mundo respaldando con miles de millones de dólares al FMI y a otros organismos internacionales. La reacción de las pizarras bursátiles fue como si nada hubiera pasado.

"No caben dudas de que en esta catarata de anuncios sólo algunos se efectivizarán y dentro de éstos muy pocos generarán resultados positivos en los mercados", sentenció un operador de JP Morgan al ser consultado por el tema.

Por lo pronto, no son pocos los que esperan una fuerte aceleración de la inflación a nivel mundial, de la mano de la emisión desmedida de dinero para intentar reactivar la economía.

Pero, para muchos, en este punto está uno de los errores de todos estos anuncios. La crisis de las hipotecas subprime norteamericanas se ha expandido, pasándose así de la abundancia del dinero y del consumo a un ahorro temeroso y excesivamente prudente. El exceso de ahorro sigue creciendo y el dólar, junto con los bonos del Tesoro, son los activos más demandados, con rindes bajos, pero valorando su seguridad. Para la mayor parte de los analistas, más que inyección de dinero lo que necesita el mercado es restaurar la confianza.

En el actual escenario, la austeridad se contagia a nivel global y en todos los países el ahorro supera con creces a la inversión.

El crecimiento sostenido de la base monetaria lo único que hace es sostener los pisos de la crisis, pero no moviliza a los consumidores para sacar sus ahorros del colchón y empezar a gastar.

En definitiva, más que una crisis de liquidez existe un problema de confianza. Los gobiernos siguen emitiendo, como si ese dinero que llega al mercado no tiene costo alguno. Alguien, en algún momento, tendrá que comenzar a pagarlo. (Redacción Central)

 

EE. UU. lidera inyección

La Reserva Federal de los Estados Unidos decidió, en su reunión de la semana pasada, reforzar su política monetaria expansiva, implementando un paquete de medidas mediante el cual amplía su intervención en más de un billón de dólares.

De esta forma, no sólo dejó la tasa de interés en el mínimo nivel de diciembre del año pasado, en un rango de entre 0% y 0,25%, sino que además anunció que ampliará su adquisición de deuda hipotecaria y comprará bonos del Tesoro de largo plazo.

Todas estas medidas apuntan a reducir las tasas de interés y así abaratar el precio de los préstamos no sólo hipotecarios, sino también los destinados a consumidores y empresas. La demanda por nuevos créditos está paralizada.



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