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Marca Ripstein

El talentoso director mexicano defiende la piratería y, sobre todo, el cine latino.

Arturo Ripstein tiene muchas cosas en claro. Y una de ellas seguramente causará polémica. Lejos de asustarse por la creciente piratería, el director mexicano está convencido de que algunas de sus películas se pueden ver sólo gracias a la “piratería”.

El cine de Ripstein se caracteriza, entre otras cosas, por una decadencia estética y por llevar el melodrama mexicano hasta sus últimos límites.

El hombre, de 65 años, dice ser el mismo de siempre, con el mismo estilo y las mismas obsesiones: “¿Cuál es el sentido de cambiar? Uno sigue siendo el mismo, afina uno el instrumento pero tiene los mismos ojos, las mismas tripas. Uno es la suma de lo que ha sido siempre; se afinan las cosas”, dijo. “Cambiar es una facilidad ocasionalmente. Uno cambia cuando no puede evitarlo. No es un proceso que uno se plantee como opción. Van para adelante las cosas, se tienen ojos de pronto más frescos, de pronto más viejos”, expresó.

Para él, en el cine mexicano actual hay más películas y “a veces más talento”, y vaticinó que Carlos Reygadas (“Luz Silenciosa”) y Marcel Sisniega (“Luces artificiales”), junto a “dos o tres llevarán el estandarte” del cine mexicano en los próximos años. Pero él espera no haber dejado escuela entre los nuevos cineastas, porque en una cinematografía “tan pequeña y tan caníbal cada quien es responsable de sus propias perpetraciones”.

Ripstein es director de más de 30 largometrajes, varios títulos clásicos entre ellos, como “El castillo de la pureza”.

En la actualidad hace fila para recibir fondos estatales para filmar “Las razones del corazón”, inspirada en un frase del filósofo Blaise Pascal (1623-1662) que reza: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Dos películas suyas que no se han estrenado en cines –“La mujer del puerto” (1991) y “El carnaval de Sodoma” (2006)– se pueden comprar en el mercado de copias ilegales. Otra más, “La virgen de la lujuria” (2002), es favorita en la lista de las películas eróticas y de culto “piratas”. “Sé que están en la piratería, pero que sean éxito no lo creo”, dijo el director de “El lugar sin límite”. De todos modos, “me congratula: por lo menos se están viendo en algún lado”, dijo. Del estreno en cines mexicanos de “La mujer del puerto” y de “El Carnaval de Sodoma” no hay noticia: “Hay que preguntarle a la señora (Marina) Stavenhagen”, indicó en referencia a la directora del Instituto Mexicano de Cinematografía. Ripstein fue el cineasta que en el primer Congreso de la Cultura Iberoamericana en México, en octubre del 2008, le recordó al presidente Felipe Calderón que es obligación de cada gobierno apoyar a las cinematografías nacionales. Calderón “me dijo en privado que sí, que lo iba a hacer, y ahora con la llegada de Consuelo Sáizar al Consejo Nacional para la Cultura su primera declaración fue que le iban a echar una mano al cine. Eso es muy reconfortante... ojalá”.  

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