l Banco Central Europeo (BCE) es uno de los pocos, por no decir el único, que no han tomado medidas para debilitar su divisa y, así, luchar contra el actual escenario de recesión y, en algunos casos, de deflación mundial. Esta pasividad ha llevado al euro a apreciarse desde los mínimos anuales un 8,3% frente al dólar, hasta los 1,34 a los que cotizaba este fin de semana. Para los analistas del mercado las autoridades norteamericanas están fomentando la caída del dólar como un antídoto contra la deflación y además consiguen un doble objetivo: controlar el descenso de los precios y abaratar las inversiones del exterior. "En un mundo como el actual, atraer capitales para financiar el déficit se convierte en una prioridad", aseguran desde la City porteña. De hecho, el detonante de la última escalada del euro ha sido el anuncio de la Fed estadounidense, hace diez días, de que destinará 300.000 millones de dólares a la compra de títulos de deuda pública, una acción que se suma al abultado programa de emisiones de deuda que tiene en marcha el banco central para luchar contra la crisis. La mayoría de los expertos considera que en los próximos meses la moneda europea se moverá en una banda de entre 1,25 y 1,45 dólares por euro.
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